Blog dedicado a publicar traducciones al español de textos, vídeos e imágenes en árabe sobre la revolución siria.

El objetivo es dar a conocer al público hispanohablante al menos una parte del tan abundante material publicado en prensa y redes sociales sobre lo que actualmente acontece en Siria. Por lo tanto, se acepta y agradece enormemente la difusión y uso de su contenido siempre y cuando se cite la fuente.

viernes, 29 de junio de 2012

El levantamiento y los comerciantes

Texto original: Al-Quds al-Arabi

Autor: Subhi Hadidi

Fecha: 28/06/2012



Si uno está de acuerdo o en desacuerdo (como yo) con si es correcto política y éticamente el haber atacado el canal Al-Ijbariyya, que no deja de ser un objetivo civil, sea cual sea el sucio papel securitario y mediático que han jugado y seguirán jugando algunos de sus trabajadores, el hecho ha puesto de manifiesto lo cerca que está el peligro de los círculos directos del régimen, destacando su “dominio” si se puede decir. Además este hecho ha probado que la leyenda de la “inactividad de la capital” y que supuestamente la mayoría de los damascenos se abstenían de participar en el levantamiento (que era, y sigue siendo, uno de los puntos de énfasis de las llamadas del régimen y una fuente para las bravuconadas de sus partidarios, sus “teóricos” de sus ciencias sociales) eran falsos. También es común estos días hablar de “los enfrentamientos en las inmediaciones de Damasco”, una expresión que ha dejado de ser tabú para pasar a ser de uso corriente y convertirse en una realidad.

Además se ha dado un hecho importante que ha teñido de una dinámica especial al paso la entrada de Damasco en las zonas peligrosas para el régimen: Bashar al-Asad se ha visto obligado a reconocer que su régimen vive una “situación de guerra en todos los sentidos”, al contrario de lo que solía decir, refiriéndose siempre a la situación como una “crisis” que había terminado, que terminaba o que terminaría. Entre los “característicass” de este reconocimiento está el hecho de que Al-Asad, tras quedar la cuestión de la seguridad a la cabeza de las prioridades del gobierno en su último discurso, ha situado la guerra en la primera posición. Así continúa con: “Por tanto, todas nuestras políticas irán dirigidas a ganar esta guerra”. Se sabía que Damasco estaba hirviendo y que se había vuelto más peligroso que el fuego bajo las cenizas, y que los enfrentamientos que tienen lugar en los alrededores de la ciudad, y en algunos de sus barrios, lanzan ese fuego contra las brigadas de la Guardia Republicana y la mismísima Cuarta División Armada. Sugerir todo lo que significa la palabra “guerra” es el resultado de una realidad que se ha convertido en una verdad sobre el terreno aunque Bashar al-Asad agotó todas las artes demagógicas de la lengua para encubrirlo.

Por eso, las orientaciones del nuevo gobierno de Riad Hiyab parecen el anuncio de la alarma general, como si el régimen hasta ahora hubiera estado negociando con la sociedad por las buenas, y no por medio de los más atroces medios para atemorizar, detenciones, asesinatos, bloqueo de ciudades y masacres, valiéndose de todo tipo de armas sin excepción. O como si Deir Ezzor, de donde es originario el Primer Ministro, no hubiera estado, en el mismo momento, con total precisión, siendo bombardeada con la más cruel brutalidad, cayendo decenas de víctimas civiles desarmadas (más de 60 en menos de 24 horas). Para completar el absurdo de la alarma general, ya desde que se disparara brutalmente contra los manifestantes en Daraa el 18 de marzo de 2011, Ali Haidar, el ministro de lo que se llama “reconciliación nacional” se apresuró a anunciar que Al-Asad insistía en que “la decisión del nuevo gobierno sirio es llevar a cabo una reconciliación nacional completa” y que “todos los esfuerzos han de ir en pro del éxito del proyecto de reconciliación”. Ello mientras Qudseya, Duma, Al-Hama, Homs y Deir Ezzor estaban bajo las bombas de los carros de combate, lo tanques y los lanzadores.

Pero la entrada de Damasco al corazón de los peligros del régimen, teniendo en cuenta que son estos peligros los que dibujarán las líneas de su desplome, no ha comenzado con las operaciones militares efímeras, como por ejemplo el ataque al edificio de Al-Ijbariyya, sino que estás han sido limitadas y más cercanas al aventurismo pasajero que hiere débilmente al régimen sin suponer su muerte. Tampoco se limita esta entrada a las campañas de la desobediencia civil, representadas por la serie de huelgas valientes de los mercados de Damasco, en protesta por la masacre de Al-Hula y después al-Qubeir, aunque es cierto que esto supuso un cambio cualitativo en Damasco, tal vez el más significativo tras la primera y temprana manifestación que presenció el mercado de Al-Hariqa el 17 de febrero de 2011, que sacó el famoso lema vanguardista de “Al pueblo sirio no se le humilla”.

Además de estas consideraciones y otras, existe otra ciencia social, que es más bien una economía político-social, y que contradice “las ciencias” sociales que hacen las delicias de muchos “teóricos” del régimen, y que siempre repiten los que dicen tener gran competencia para explicar los fenómenos políticos y la historia (como el egipcio Muhammad Hussein Haykal, por ejemplo) y que generalmente se limitan a una única frase, que es tan huérfana como lisiada y tan falsa como quebrada: que el levantamiento sirio es rural y no urbano, y la prueba es que Damasco y Alepo están alejados de las manifestaciones.  Al margen de las simplificaciones que carecen de miras y lógica, por ejemplo Homs, Hama, Deir Ezzor, Latakia, Daraa, Qamishle e Idleb no son pueblos, sino municipios. El haber entrado Alepo en el levantamiento y tras ella, Damasco, manda esta simplificación a los contenedores de basura de la historia.

Esa economía político-social, en su estado más básico, no solo no permite una lectura crítica de los últimos cambios en los mercados damascenos, sea cual sea su importancia, sino que también obliga a uno a caminar un paso más adelante para notar los cambios en los miembros y las estructuras, y que afectan a la relación entre el régimen y los sectores más importantes de los comerciantes, incluso si esos sectores siguen siendo aliados del régimen, o si lo dudan. Ello es así porque el programa de “cambio” relacionado con el ascenso y la sucesión hereditaria de Bashar al-Asad, especialmente cambios como los llamados “liberalización económica”, “modernización de las instituciones”, “lucha contra el terrorismo” y “avance de los sectores juveniles” han supuesto, necesariamente, una división en la estructura del régimen en dos grupos: los ganadores y los perdedores.

Lo polémico en esta primera cuestión es que los candidatos a perder no se encuentran al margen del poder, sino que están en el corazón del mismo o tal vez en la cima de su pirámide. El revolucionario “del cambio” no los apartó, aunque sí les provocó pérdidas. Esa situación es la de los hombres de negocios como Firas Tlass, que era uno de los gatos gordos a los que se comieron los lobos como Rami Mahlouf, dejándolo en un segundo plano o tercero (lo que le permite a uno explicar algunas de las contradicciones de estos días: un pie en el régimen, corazón con corazón como parece, y un pie con la oposición, financiando una conferencia aquí y pagando las dietas de algún opositor allá). La otra cara de esta polémica es que los que eran candidatos a ganar han ascendido desde la mitad de la pirámide o sus bases, o incluso desde los márgenes o las filas de atrás, pero los ritmos no han sido, aquí tampoco, suficientes para llegar rápidamente a las primeras filas (Ayman Yabir, Muhammad Hamsho, Fares al-Shahabi, Imad Ghriwati, Nadir Qal’i, Suleiman Ma’ruf, Nizar al-As’ad…). 

La segundo cuestión es resultado del hecho de que la sucesión hereditaria de Al-Asad hijo supuso el establecimiento de un pacto mucho más sólido entre los miembros de la alianza militar y securitaria y comerciante-inversora que gobierna Siria; pero supuso también un cambio, más o menos palpable, en las condiciones del antiguo acuerdo entre los militares y los distintos sectores de la burguesía siria durante la década de los setenta y mediados de los ochenta (la familia Al-Shalah, Sa’ib Nahas, Adb al-Rahman al-Attar…). Esta burguesía, comercial e industrial principalmente, exigió más liberalismo, apertura y modernización de las leyes que garantizan la protección del capital y la seguridad de la institución inversora, y la reforma de los sistemas bancarios. Renovar tales leyes supuso una contradicción total con los intereses de decenas de oficiales que, “aburguesados”,  obtuvieron enormes riquezas, porque la estructura divisoria de la fuerza dentro del régimen les permitió convertir la burguesía siria en una vaca lechera, unas veces con consentimiento y otras por obligación.

La alianza entre ambos grupos ha sido armónica y hasta el levantamiento, cuando comenzaron a detenerse los negocios, no aparecieron los efectos de las sanciones europeas y estadounidenses, Fue entonces cuando los militares tuvieron que almacenar lo que tenían de efectivo y divisas, que iban disminuyendo necesariamente porque ya no crecían. A los grandes comerciantes e inversores les tocó pagar los sueldos de los shabbiha y los gastos de la represión diaria de sus fluido capital que escaseaba día tras día. La sacudida de la alianza es la puerta a la tercera cuestión porque la división en dos grupos, ganador y perdedor, llevó en primer lugar a la aparición de una profunda brecha estructural en la hegemonía de la gran coalición que se había mantenido como pilar de las ecuaciones del poder desde mediados de los setenta: la alianza militar-comercial. Que nadie entienda que la segunda parte de esta alianza es la clase de comerciantes clásicos en exclusiva, sino que incluye también a decenas de grandes responsables sirios que emprendieron y emprenden todo tipo de negocios, directamente en casos concretos y por medio de sus hijos en la mayoría de los casos (muchos son, y conocidos, los ejemplos).

Cabe señalar dos cuestiones esenciales: que esta coalición era elitista y estaba reducida a sectores muy concretos, ya sea en el interior del poder, o en el exterior, y que comenzó y aún sigue siendo indiferente a las categorizaciones sociológicas tradicionales (de clase, profesionales o sectarias) y gira principalmente en torno al eje de lo que se llama “interés de grupo” más que intereses de clase, profesionales o sectarios. Si los intereses se contradicen entre la parte militar y la parte comercial de esta coalición elitista (como sucede con fuerza actualmente desde el nacimiento del levantamiento), las líneas que sujetan la antigua alianza se vuelven incapaces de resistir mucho, y el resultado lógico es descubrir las contradicciones que afectan a estas líneas, y su paso a la desintegración y la caída previa a la lucha suicida.

Puede hacerse una pregunta, de colegio pero legítima en su marco metodológico: ¿era difícil o fácil encontrar formas dinámicas, flexibles o alejadas de las tres cuestiones anteriores -o acordes con todas ellas, vistiendo al régimen con ropas de “reformas”  y cortando el camino al levantamiento, o al menos obstaculizando su gran concentración y estructura compacta para que no llegara a lanzar al lema final: el pueblo quiere derrocar al régimen? La respuesta es sencilla también y es que no era complicado ni sencillo, sino que era imposible desde el principio. Cualquier roce a esta estructura petrificada haría provocado en ella una serie de fracturas y roturas que no solo cambiaría su estructura, sino que la desintegraría y la haría explotar. Antes del levantamiento el régimen no puso atención en hacer reforma alguna, pues consideraba que el país estaba controlado y que Siria no era más que “el reino del silencio”, según la expresión del experimentado opositor sirio Riad a-Turk[1]. Nadie se rebelaría en ella y nadie se atrevería a romper el bastón de la obediencia. En cuanto a las medidas “reformistas” llevadas a cabo por el régimen tras el inicio del levantamiento, son como granos de ceniza en los ojos en la práctica, pues quedó claro rápidamente que no solo eran tinta sobre papel, sino que su aplicación era algo imposible mientras los aparatos de seguridad siguieran teniendo el poder y no se eliminasen las prerrogativas absolutas de impedir viajar, detener de forma arbitraria, torturar o quitarse gente de en medio. Otra pregunta, del mismo tipo: si la revolución ha llegado a los más altos sectores de comerciantes y hombres de negocios, o al menos se han ido separando progresivamente del régimen o, por ponerlo más suave, se han pasado a las filas de la mayoría silenciosa, ¿acelerará esto la desintegración del pacto del régimen desde dentro? Tras quince meses de lucha de voluntades entre por un lado el pueblo y lo que ha acumulado y acumula de cultura de resistencia, y por otro el régimen con sus armas letales, está claro quién es el ganador y quién el perdedor. Y en la “guerra en todos los sentidos” hay límites de tiempo, y fuertes alineaciones que no aceptan el retraso. O estás aquí, de parte del pueblo, o allí, de parte del régimen, y no hay término medio para ningún sirio: tanto el revolucionario como el comerciante.

[1] Véase aquí una entrevista con el opositor comunista.

miércoles, 27 de junio de 2012

El noble monje sirio



Autor: Elías Khoury

Fecha: 25/06/2012


 Me encontré con él en Beirut, vino con mi amiga Giselle Khoury a la cafetería Chais en Al-Ashrafiyyeh, o Al-Jabal al-Sagir. Desde el primer momento, sentí que estaba ante una experiencia teológica de liberación que se materializaba en Siria y el mundo árabe. El padre Paolo me recordó la cara de algunos sacerdotes en los que supe que Jesús el cristiano es el extraño entre los extraños, el pobre entre los pobres y el que camina por la tierra buscando la justicia y la libertad. Vi en sus ojos a mis amigos sacerdotes trabajadores que trabajaron en Burj Hammud y al-Nabga (barrios de Beirut) a finales de los setenta portando la antorcha de la justicia y la revolución, y que eran un modelo de pobreza y sacrificio. También vi en él la cara del obispo de Líbano George Khadar, cuando recuperaba Palestina con palabras y amor, así como recordé la aparición del monje Elías Marcos en su monasterio convirtiendo el cuerpo en un contenedor del espíritu.

El padre Paolo Dall’Oglio es un monje jesuita italiano, el director del monasterio de Mar Musa al-Habshi en Nebek. Restauró el antiguo monasterio y lo convirtió en una célula de diálogo, haciendo de él parte del nuevo tejido sirio que los jóvenes crearon mientras construían con palabras, coraje y razón el sueño democrático y humano que preparó el camino hacia la revolución. Lo han echado de Siria porque dijo la verdad sobre la crueldad y la injusticia, y participó en la restauración de los corazones que rompió la represión.

Habla árabe como los árabes y habla de Siria como quien habla de su país, habla de sus nuevas raíces que han nacido en la tierra del Bilad Al-Sham. Dijo que es sirio y escuché en mi corazón las voces de los y las jóvenes que vinieron a Mar Musa donde rezaron por el mártir cineasta Bassel Shehada (que cayó en Homs y a cuya familia no se le permitió celebrar un funeral en la iglesia de San Killis en al-Qusaa en Damasco). Escuché las voces de los jóvenes diciendo al monje italiano de nacimiento que a Siria y a toda la tierra de los árabes le honra usted, sirio noble.

Me encontré con el padre Paolo para descubrir una amistad que comenzó hace tiempo y la vi dibujándose en la cara de otro monje sirio, que es Nibras Shehayed, que trabaja en Beirut como profesor de seminario en la universidad jesuita, y que es quien me habló sobre su amigo el padre Paolo. Con estos dos monjes y otros como ellos se levanta la voz de la nación por encima de las voces de los radicalismos sectarios que fabrican los shabbiha y los mercenarios, que no solo les basta con matar y robar sino que han establecido un mercado público de lo que han robado en Homs, llamado el mercado suní, según Reuters. El objetivo es llevar a Siria a un conflicto sectario, proyecto criminal en que el régimen dictatorial que está llegando a su caso cree que puede implicar a las minorías.

El crimen del padre Paolo que llevó a su expulsión de Siria es que está en contra de los crímenes. Es un hombre de unos cincuenta años alto e increíblemente modesto. Sorprende su identificación con las víctimas de la represión, tanto musulmanes, como cristianos y alauíes. Es un hombre que llama a la justicia, la libertad y la paz, y que advierte de la posibilidad de que los efectos de la violencia salvaje que practica el régimen con su ejército y sus vándalos destruyan el tejido social y político sirio, como preludio a la destrucción que prometió Al-Asad padre con su eternidad y que lleva a cabo el hijo para ganarse la eternidad prometida del padre.

El padre Paolo dijo que un crimen enorme se está cometiendo en Siria y lo echaron de su país, porque su voz vino a contradecir la voz de la institución religiosa oficial que se inclinó ante la represión y fue cómplice de la misma. Aquí no hablo de una personalidad dudosa como el obispo Lucas Al-Khoury o la monja Mary Anis, que trabajan como portavoces securitarios. No entiendo cómo se callan la iglesia ortodoxa y el patriarca Ignacio Hazim ante un delegado patriarcal en Damasco que no tiene mayor interés que defender al régimen, o cómo la institución católica está conforme con que la monja siga trabajando como mediadora entre los shabbiha de la seguridad siria y la Iglesia…

La vergüenza que anuncia la posturaoficial de las iglesias sirias no puede justificarla el miedo solo, sino que deben desenterrarse sus profundas raíces que vienen de un nuevo sentimiento de inferioridad o de estar protegidos que la dictadura ha creado, y que es más salvaje que el proteccionismo antiguo, porque impone el silencio no solo a las minorías, sino también a la mayoría.

Esta es una vergüenza que supone un preludio de la desgracia, y es de una magnitud que no reduce el hecho de argumentar la postura oficial de todos los líderes espirituales en Siria desde los sheijs Hassun y al-Buti hasta el patriarca Lahham, que es resultado de la injerencia de las autoridades en todas las instituciones de la sociedad, incluida la religiosa. Una vergüenza cuya responsabilidad es de los individuos que se han puesto al servicio del demonio.

Nada justifica el silencio porque callarse ante un crimen es participar en él y argumentar miedo es irrisorio en un tiempo en que el miedo a los bombardeos, los asesinatos y los degüellos es generalizado.

Pregunté al padre Paolo por Homs y sus desgracias, y vi cómo este monje que se ha convertido en un “padre para todos los sirios”, como escribió Muhammad Ali Atassi, dibujaba su patria siria como un clúster de lágrimas en mis ojos.

El modelo que ha creado este monje sirio ha acabado con la vergüenza que la institución oficial de la Iglesia ha hecho cargar a los cristianos sirios, recuperando los instantes honorables de la historia siria moderna cuando los sirios, en sus distintas confesiones se unieron en su lucha nacional contra el colonialismo francés.

El padre Paolo nos lleva al espiritualismo honroso hundiéndonos en las profundas raíces en la sociedad árabe e islámica, haciendo de su vida un testimonio y de su testimonio una vida. Con él descubrimos cómo las palabras se convierten en cuerpo y el cuerpo en palabra, y con su experiencia que une la modestia y la heroicidad, conocemos la nueva Siria que nace del vientre del dolor, la sangre y el martirio.

martes, 26 de junio de 2012

Algunas izquierdas y Siria

Texto original: NOW Lebanon

Autor: Ziad Majed

Fecha: 26/06/2012 

 
 "Ni Bashar ni Ribal (primo de Bashar, hijo de Rifaat al-Asad), que son mentirosos y ocupantes,
ni Maher ni Shawkat (cuañado de Bashat), ni Khaddam (ex vicepresidente, ahora opositor) ni Rifaat,
Ni Irán, ni Sion, ni Hasan (Nasrallah), ni Hassun (muftí de la república), 
ni el padre ni el hijo, ni Makhlouf ni Asad.
Siria libre para siempre."

A pesar de que hayan caído 15.000 muertos y que haya decenas de miles de testimonios, documentos y reportajes que demuestran las masacres del régimen sirio contra sus ciudadanos revolucionarios para recuperar la política y la libertad tras 42 años durante los que ha sido confiscada por un padre, un hijo y sus familiares, algunos árabes y libaneses de la izquierda (antiimperialista) siguen defendiendo al régimen de Damasco.

Habiendo estado obsesionados con las conspiraciones y los objetivos estadounidenses contra la resistencia, habiendo respondido a las preguntas sobre la situación en Siria con una pregunta sobre la situación en Arabia Saudí, habiéndose enfrentado a la denuncia de los terrores de las cárceles sirias en Damasco recordando Guantánamo, o habiendo comparado la presidencia familiar hereditaria de la república con el carácter hereditario de los reinos, ahora se han pasado al miedo obsesivo a los islamistas y los salafistas, argumentando que los resultados nada sorprendentes en Túnez y Egipto puedan ser impuestos sobre Siria.

Lejos de argumentar contra o de discutir la miseria de la izquierda arriba mencionada en lo que se refiere a su visión simplista de las relaciones internacionales, lejos de desmontar sus argumentos en lo tocante a sus estúpidas comparaciones y sus implicaciones o en cuanto a cómo determinan las diferencias entre la alternancia en el poder que se presupone en las repúblicas y su alternancia dentro de las familias reinantes (sean democráticas o no), tal vez sea útil detenerse en tres paradojas que ensombrecen todos sus discursos.

La primera paradoja, ética, es su reconocimiento implícito del salvajismo del régimen sirio, y el hecho de que consideran que existen otras actuaciones salvajes que lo justifican. En este sentido, su negación del asesinato de niños es algo sorprendente, puesto que otros niños han sido asesinados en Gaza, Iraq o Afganistán. Del mismo modo, el exigir que se libere a un periodista o un activista de Derechos Humanos como Mazen Darwish[1] pasa a ser un hecho reprobable que nada tiene que ver con las campañas en pro de la liberación de los detenidos palestinos en las cárceles israelíes. Parece que hay una contradicción entre ambos hechos… Por ello, la izquierda “antiimperialista” se sale de la política, pero también de la balanza de la moral y la ética, entendida esta como un indicador del respeto a la vida y la dignidad humana en cualquier lugar y en cualquier momento.

La segunda paradoja, cultural, es el hecho de ver en la democracia, la libertad y los Derechos Humanos cuestiones dudosas, o simplemente considerarlos carentes de valor. Siendo “occidentales” y puesto que Occidente es “colonialista” y tiene intereses, ha de dudarse de todo ello. Así, no ha de extrañar que los gobiernos de China, Corea del Norte, Irán, Rusia y Sudán sean la qibla política de esos izquierdistas, porque con ellos participan en el desprecio político por los valores “liberales” a pesar de que todas ellas han huido del socialismo económicamente (Rusia y China), lo han censurado desde su fundación (Irán y Sudán), e incluso resulta complicado meterlos en alguna definición o tendencia política humana (Corea del Norte).

La tercera paradoja, psicológica, o digamos sectaria tácitamente, tiene como base la enemistad con los suníes que se definen como una amenaza mayoritaria, a la que no basta con esconder tras el supuesto miedo a los islamistas y la injusticia. El apoyo de la izquierda antiimperialista a la República Islámica de Irán no sugiere semejante miedo, y la pretensión de que su apoyo se reduce al hecho de que Teherán está en contra de EEUU e Israel no es convincente (por ejemplo, el salafismo yihadista ha combatido contra los estadounidenses en Iraq y Afganistán durante algunos años más que lo que los han hecho Irán y sus aliados durante décadas). Además su aliado Hezbollah no es menos fundamentalista en el terreno religioso que los Hermanos Musulmanes en todas sus tendencias. La cuestión, por tanto sobrepasa sus pretensiones “laicistas” o “de resistencia” y es difícil diferenciarlas de la cuestión sectaria y del miedo a la mayoría en Oriente Medio…

Las tres paradojas muestran que la hipocresía, la impertinencia y el sectarismo son los tres grandes rasgos de la izquierda que defiende la dictadura de la familia Asad y su barbarie. Es como si la aversión a las libertades y la adicción a las aproximaciones totalitarias a los asuntos hiciera de su interconexión con algunas tendencias religiosas como sucede con los regímenes dictatoriales algo sencillo.

En resumen, un registro negro para la “izquierda” que apoya a los asesinos en su ataque a unas víctimas que se levantaron con valentía y firmeza para convertirse en ciudadanos y ciudadanas en el país que desean que sea libre y justo.

[1] Director del  Centro de Medios de Comunicación y Libertad de Expresión de Damasco, que lleva meses detenido.

lunes, 25 de junio de 2012

Humor bajo las balas

Sin duda, la difícil situación en Siria no ha impedido que el humor siga siendo una seña de identidad de los revolucionarios. A continuación un cartel muy ingenioso:

"Hermano ciudadano:
-Para manifestaciones bajo el bombardeo de los carros de combate, están las sedes de Duma y Harasta.
-Para manifestacioneson explosivos Shilka, están las sedes de Dariya, Kafar Sousseh y Al-Qadam.
-Para manifestaciones sobre minas rusas, está el Midan luchador.
La sede principal está en Homs, donde pueden encontrarse todos los servicios. 
Tu libertad es nuestro objetivo".
(Coordinadora de Dariya)

Entrevista al padre Paolo Dall-Oglio

La traducción de la entrevista realizada el 22 de junio de 2012 por Al-Arabiyya comienza a partir de la primera pregunta (todas las preguntas, como de costumbre, han sido reformuladas, mientras que las respuestas se han mantenido íntegramente) y tras los saludos formales:



Díganos algo de usted...

Yo no he dejado Siria, me han echado y he tenido que venir sin yo quererlo. Salí sin querer y estoy fuera sin querer. Si Dios quiere, con mi voluntad y la voluntad de todos los que aman la libertad, volveré. Así lo creo. 

¿Cuándo volverá? 

Sobre lo desconocido solo sabe Dios. Tenemos que participar, tenemos que ejercer nuestra total responsabilidad hoy, y el éxito vendrá del Señor. 

¿Por qué le han expulsado de Siria? 

Mis problemas comenzaron antes de la primavera árabe. Por ejemplo, este libro que te regalo, “La problemática de reconocer al otro”. Comenzamos con algunas actividades de diálogo interreligioso y de diálogo cultural hace más de diez años, trabajábamos con la sociedad civil para que se interesaran por el medio ambiente, por el desarrollo, por la cultura, por el diálogo religioso… Para nosotros, el dialogo religioso no son cumplidos bajo la cobertura del poder, sino una voluntad popular que busque un espíritu común. Trabajamos también contra la corrupción y comenzaron a vigilarnos de cerca. A principios de 2011, cuando comenzaba la primavera árabe, me encontré con que mi residencia había sido suspendida. En noviembre, las autoridades eclesiásticas recibieron una carta del Ministerio de Exteriores que decía que yo debía marcharme, pero ya sabes que en Siria los ministerios son una mera fachada: el gobierno es como una cortina y yo estaba en otro Estado llamado Servicios de Seguridad. 

Sigo sin entender por qué le han echado, pero vamos a escuchar una llamada que hizo en Navidad: 

“Dejé el país en el que nací, donde están mis padres, un país al que quiero aún, pero seguí mis deseos, mis compromisos, el hecho de tener un papel positivo en este mundo. Vine a Siria, estudié la lengua y me metí de lleno en la cultura. Si el país donde se nace se conoce como la Madre Patria, este país es mi Padre. Les digo a los cristianos que el ser humano no puede ir en contra de cómo se ha creado y que no tiene sentido preferir el silencio en Siria y las palabras en el exilio. 

Pero usted no se calló en Siria… 

No me callé porque no sé: las palabras me salen sin poder controlarlo, emanan de mi boca, como una verborrea. Por otra parte, Siria ha firmado acuerdos internacionales con la Liga Árabe y con Kofi Annan para cimentar el derecho a la libertad de todo ciudadano y todo ser humano honrado de hablar: la libertad de opinión, la libertad de expresión…  Si lo ha firmado, ¿por qué tengo que callarme en Siria donde la libertad de expresión ha sido reconocida? Hablé porque el país se estaba hundiendo. ¿Mantenerme callado mientras el país se hundía? No, ya no hay lugar para el silencio. 

¿Fue a Al-Qusair porque había familias cristianas secuestradas? 

Fui porque algunas familias me pidieron ayuda para encontrar a sus miembros secuestrados hace meses. Me sentí obligado a ir por el dolor que sentían. Y también me dije: Llevo años vistiendo las ropas del diálogo religioso, de la armonía cristiano-musulmana. ¿Esto funciona o no? ¿Son teorías o es vida? Venga, a trabajar, señorito.

Fui a Al-Quseir y me encontré allí con el consejo revolucionario. Todos me conocían, me querían, hablaban de mí, estaban contentos de verme… Me encontré en casa, con mi gente, mi grupo, mi especie. Nos pusimos a estudiar distintas cuestiones juntos. Las botas del ejército arden porque los controles de la seguridad y el ejército reprimen a todos: cristianos y musulmanes. El hospital ha sido destrozado, el de campaña lo bombardean, los alimentos no llegan, la gente no puede más. ¿Qué hacemos?, me dije. Mañana mismo intento ver al grupo de Kofi Annan. Fui a Damasco y hablé con el grupo, con Robert Mood y otros. 

Primero apoyó el plan, pero luego dijo que tenía que haber 30.000 observadores… 

3.000 observadores y 30.000 acompañantes 

Cuando habló con ellos, ¿sintió que habían llegado a un callejón sin salida o que esto daría lugar a algún resultado? 

Déjeme que responda con un refrán muy sencillo y expresivo: se coge antes a un mentiroso que a un cojo. La iniciativa de Kofi Annan no supone más que un seguimiento de los hechos mientras se espera a que tengan se den ciertas realidades, sin las cuales la comunidad internacional no podrá ejercer su responsabilidad, especialmente debido a las presiones que todos conocemos. Me encontré con hombres y mujeres del grupo de Kofi Annan, incluidos nacionales rusos, que querían hacer un trabajo correcto y profesional, pero se les prohibía. Querían ir a las zonas de combate, pero se les prohibía. Quieren recopilar pruebas e indicios, pero se les prohibía. 

¿Y por qué no lo dicen? 

Un diplomático no trabaja en lo que yo, tiene otra forma de actuar. La realidad es que dado el pesimismo producido por el alto al juego no cumplido, ambas partes comenzaron a organizarse para continuar la lucha. Esta es la realidad sobre el terreno. 

¿Está usted a favor de la intervención? 

Estoy a favor de una intervención extranjera aún mayor y exijo a la comunidad internacional que lleve a cabo su responsabilidad al completo sin esconderse detrás de la no intervención armada. La no intervención armada implica que se multipliquen las personas que están allí, que se firme un compromiso económico, y se realice un trabajo completo sobre el terreno.

Soy un monje comprometido con la no violencia, reto y exijo a la comunidad internacional que se comprometa a encontrar una solución no violenta para Siria. La  cuestión se ha retrasado mucho, la realidad ha empeorado, es terrible. Ahora es todo mucho más difícil. 

¿Una intervención extranjera significa que fuerzas extranjeras bombardeen Siria? 

No, no, no. Yo exigí a la comunidad internacional que trajera a 50.000 observadores para que se apostaran en pueblos en peligro de ser atacados, para que vivieran con la gente, para que se quedasen con ellos, para que salieran a las manifestaciones con ellos: que la sociedad civil internacional esté con la sociedad civil siria para implantar la libertar y caminar hacia una vida democrática madura, que es nuestro derecho. No queremos nada de la comunidad internacional, ellos tienen que trabajar con nosotros para que la adoptemos nosotros mismos sin que nos lo impidan. Pero ahora están encubriendo al dictador, como ya lo hacían en el pasado, por varios motivos. Israel, por ejemplo, tiene interés en la guerra civil siria, Israel y otros tienen interés en una guerra civil suní y chií. Esto debe detenerse. 

Hay gente a favor del Ejército Sirio Libre y gente que no ¿qué piensa? 

Le voy a contar la historia de un joven que representa a todos. Él estaba en el ejército árabe sirio para ir a liberar Palestina y se encontró recibiendo órdenes de disparar contra los hijos de su barrio, contra su primo, contra su sobrina, contra su gente, contra su pueblo. Algo le decía: Basta, esto no está bien. Por ello, salió del ejército y contó en los medios tan escandalosa situación. Lo encontré cuando íbamos juntos en el coche a devolver el cuerpo de un hombre que había salido de trabajar de la fábrica camino a casa, y lo habían asesinado con otros doce que también salían de esa misma fábrica, de un pueblo que no se consideraba “bueno” por estar al oeste del Orontes. Lo devolvimos a su casa con su familia. Nos quedamos un momento y me dijo, siendo musulmán: Padre ( porque somos así en Siria, el cristiano le dice al musulmán sheij), yo no quiero ni injusticia ni dinero. Soy un campesino y quiero volver a cultivar mi tierra libre en una Siria libre. Te mando un saludo, noble sirio. 

¿Cree que la deserción del piloto que llegó a Jordania supondrá el inicio de verdaderas deserciones importantes? 

Yo no soy experto en temas estratégicos, pero los hombres del ejército están muy cohesionados ética y moralmente por lo que es el ejército y lo que representa la dignidad de la patria, pero también porque temen por el pueblo. Es necesario acabar con esta leyenda de que todos los alauíes están con el régimen. Es una leyenda horrible. He visto a alauíes que han venido a mi monasterio a llorar a sus amigos asesinados por el régimen. Conozco a alauíes que han estado años en las prisiones del régimen. Sí, trabajo en la paz social, esta es la Siria real. 

Pero hay armados, hay quien dice que Al-Qaeda está en Siria… 

Al-Qaeda no acaba de llegar a Siria: está presente desde antes, se utilizó en Iraq y fue utilizada en las más sucias empresas en Líbano. En la carta que escribí a Kofi Annan, le dije: Ustedes en la ONU están haciendo como si todo fuera una unidad de religiones, todas en el mismo seno. ¿No saben que desde las explosiones en Damasco hay un estancamiento en el que nadan los más sucios peces, desde el mujabarat y las mafias hasta los extremismos religiosos? Sabéis eso y nosotros queremos una comunidad internacional que quiera salir y acabe con este estancamiento, ejerciendo su responsabilidad. 

Pero puede que las armas lleguen a estos grupos… 

El armarse es peligroso y las armas van a todas partes. No hay duda de que el extremismo religioso en Oriente Medio, que está ciertamente presente, tiene muchos medios para financiarse. Por eso la revolución siria ha de ponerse como prioridad absoluta el organizar y controlar a estos grupos. También le dije a Kofi Annan: Estos que forman parte de los grupos extremistas son nuestros hijos. No vienen de otro planeta, son nuestros hijos y tenemos una responsabilidad para con ellos. Debemos rehabilitarlos para que salgan del extremismo y vuelvan a vivir e interesarse por la religión y la cultura de forma que vuelvan a la sociedad. Esto está relacionado con el deterioro de la seguridad en Siria, que en buena parte es planeado. Esos hombre y jóvenes 30 de los cuales vinieron a atacar el monasterio el 22 d febrero (el monasterio de Mar Musa), son hombres. Los monjes y las monjas les hablaron y les querían preparar un té… Se encontraron en otro mundo y comenzó a aparecer su humanidad. Esos, que son nuestra gente, queremos recuperarlos. 

¿Hay una guerra civil? 

En Siria hay una revolución y una guerra civil. Escribí cartas a diplomáticos en junio de 2011 diciéndoles: La guerra civil ha empezado y toda la culpa es vuestra y de vuestros países, incluida la diplomacia religiosa.

La revolución está en pie y es una realidad que reúne a personas de todas las religiones y sectas. La guerra civil también está presente, a lo largo del Orontes y en la costa siria y es un desastre nacional. Por eso hemos de decir hoy a las partes enfrentadas: venid a dialogar. El tema no es Bashar al-Asad. Señor, su tema es secundario. Aquí hay un país, aquí hay gente. No vamos a aceptar de ninguna de las maneras que un ser humano sea más importante que un país. La solución es ir al diálogo, veamos qué pasa. Todas las armas que hacían falta al pueblo sirio para liberar Palestina, las llevaron a los montes alauíes. Hay armas allí hasta el día de las Armas (irónico). Quedaos con nosotros, pedid a Kofi Anan y los suyos, Ban Ki Moon y los suyos, a Obama y los suyos, a Putin y los suyos, a Irán, a todos, que traigan fuerzas internacionales para proteger las montañas alauíes, para proteger los barrios alauíes. 

Eso es una división… 

No, al contrario, es todo lo contrario, porque el pueblo quiere ser uno, pero está viviendo el desafío de la guerra civil: los unos están degollando a los otros en la calle, empujados por quien quiere beneficiarse de ello para proteger al antiguo régimen. Parad, respirad, tomaos unos meses, no penséis. Entonces, después de eso, estoy totalmente convencido de que Siria en vez de ser el punto de enfrentamiento entre saudíes e iraníes, del enfrentamiento suní-chií, del enfrentamiento ruso-estadounidense, y un largo etcétera, será el punto de consenso y armonía. Dejad el lenguaje de las armas porque todo el mundo ya se ha llevado lo suyo. No temáis, os protegemos. Después hablamos y llegaremos a algo. Te digo que las armas llegan desde el sur de Líbano a Teherán. 

Michel Kilo ayer escribió un artículo en el que decía que la Iglesia no está bien y llegó a decir que uno de los obispos de Damasco había entregado a jóvenes a los servicios de seguridad. ¿Adónde van los cristianos en Siria? 

Lo primero no hay obispos que entreguen a jóvenes si no es porque ellos mismos son parte de los servicios de seguridad. Eso no es nada raro, incluso un sirio corriente de la calle no se sorprende al oírlo, y un saludo para Michel Kilo, mi querido amigo. La iglesia ha sido utilizada como instrumento para cimentar los regímenes dictatoriales en Siria. La libertad religiosa real (y en Siria cada uno reza lo que quiere) no nos la regala nadie, eso es parte de la civilización árabe, tanto musulmanes como cristianos y judíos, desde hace siglos.

Los Asad comprendieron que esto era necesario para conservar el régimen en Siria y lo utilizaron a su manera. Hoy sacerdotes y obispos están acostumbrados a no decir nada sin permiso. Lo mismo pasa con los sheijs. Uno no dice lo que quiere. 

Pero incluso el Vaticano no tiene una postura firme… 

El Vaticano ha participado dos veces en las conferencias de Amigos de Siria, en Túnez y Estambul. 

¿Y los cristianos en Siria? 

Los cristianos en Siria tienen muchísimo miedo, el régimen ha conseguido atemorizarlos como a los alauíes. Los cristianos conscientes de la realidad están presentes en las cárceles con los musulmanes y alauíes que también son conscientes. Los cristianos en general tienen miedo, la mayoría son neutrales y algunos, desgraciada y tristemente conspiran junto al régimen securitario. 

¿Qué piensa la iglesia de usted? 

La Iglesia me quiere, pero ya sabes que en las religiones a veces hay ciertos regímenes… Creo que los cristianos no aprendieron la democracia en las iglesias. Así, el ser humano libre, que habla con libertad, molesta. 

Gracias por estar con nosotros… 

Deja que termine poniéndome todo el proyecto encima: Queremos servir a la reconciliación. (Se pone un peto) Esto son ramas de olivo y estos son los colores de nuestra patria, estos son nuestros mártires (las aceitunas). La reconciliación es nuestro futuro, estamos comprometidos con ella y no hay reconciliación sin una democracia madura, sin libertad de opinión y sin una verdadera humanidad. Siria, verdaderamente te diriges al bien, la paz y la reconciliación. Y la paz sea sobre vosotros.

domingo, 24 de junio de 2012

Sobre la oposición...

Este cartel es una estupenda aclaración para quienes equiparan a la oposición política con los revolucionarios sobre el terreno:

"Lo que pedimos es una oposición 
que represente a los revolucionarios,
no que se ponga 
como ejemplo de revolucionarios"

viernes, 22 de junio de 2012

Una tristeza que los extraños no entienden...

Texto original: Facebook

Autor: Ahmad Aba Zayd

Fecha: 04/06/2012

En Siria...


Puede que nos carcoma los huesos una tristeza que de la que no han oído hablar los rayos X, que haya un calor en el lecho del muerto que la física no explica, un calor al que se acoge la madre desde la frialdad de las pantallas. Solo la madre lo siente y solo ella ha tocado el hilo de lo invisible. Solo a ella la ausencia la llena.

Tal vez nos erosione la fragilidad de estar ante la víctima que busca su última canción entre las manos de los ángeles. ¿Le pongo como mortaja un manto de lágrimas o de gritos que no entenderán los vendedores en el camino? Tal vez sea mejor que cante con él, puede que se enfade si me quedo aquí para saludar firme como hacen ante el águila que ordena la muerte.

Ocultamos nuestros rostros al final de la noche, llenos de grietas que no ven los espejos, la sangre nos roza: No me sorprendí lo suficiente ante la masacre.

Apresuramos la resurrección antes del alba, antes de dormir nos vuelven los pecados que quien observa desde el Más Allá no ha registrado: te reíste más de lo necesario, te distrajiste con una cintura que pasó ante tus ojos y olvidaste a las víctimas que caen a diario, no escribiste en la felicitación por la boda de tu amiga sobre la manifestación de Duma, no sollozaste en el mercado cuando te llegó el mensaje -“Al menos 53 víctimas”-, tenías miedo de perder la compostura, escuchaste a Umm Kulthum más que a Sarut[1]. Todos ellos murieron con ropas sin planchar, pero a diferencia de ti vivieron con caras que no sabían de máscaras, sus caras estaban rasgadas y hendidas detrás del presentador mientras bebías un té sin gusto salado.

Cada día -y nos lo ocultamos incluso a nosotros mismos- nos atraen deseos en los que el ardor no ha calado, que se hunden en lo profundo de los gemidos y el cuerpo extendido ante ti enciende movimientos histéricos en las manos que no puedes comprender y te destrozan. Te muerdes los labios y gritas: ¿Por qué no me llevaste a mí en su lugar, oh bala del destino?

El dolor tiene el deseo de que seas un número en las noticias por quien gente que no conoces llore. El deseo de quién ha muerto es que no se hubiera producido el primer grito y así habría descansado de la carga de sus estadísticas cada tarde, el deseo del duelo es que se conforme un cinturón de explosivos alrededor de la cintura del gobierno y de muchas otras cinturas que carga sobre los montones de cadáveres. El deseo del olvido es que fuera posible que el sabor del agua vaciase el sangrado. El deseo de la patria es que no te olvides de celebrar a los eternos.

Sintió una inmensa alegría que el cine aún no ha captado cuando pasó la última barrera con su bolsa de pan antes de llegar al cruce de la familia. Entonces se escuchó un ruido al que se había acostumbrado ya. La bolsa de pan aún sigue caliente y sabrosa debido a la carrera, el ruido no la ha cambiado, pero en el bolsillo del pecho de la amplia camisa en el que había guardado el cambio hay un nuevo agujero que se ha convertido en fuente. No han comido pan hoy, pero la patria se muere de un hambre que no conocen los que se beben la falta de honor.

Era un mensaje que no había escrito la sangre, se había secado como se habían secado capas sobre las que la medicina no habla en la mano que habían aplastado- antes del coma- las sillas y botas militares cuyo enfado no ha probado la tierra de los enemigos. Mientras sucedía, no buscó una puerta de salvación, ni siquiera en el momento final –allí todo momento es eterno- y se había desesperado esperando al Ángel de la Muerte desde la primera descarga eléctrica en su órgano reproductor… Buscaba una pregunta…

Escribir en las paredes de la celda de aislamiento es algo innecesario, pero escribir allí significa que eres lo último que queda del concepto de humano, es tu último recurso para aferrarte al paso del tiempo, lo que te queda antes del último clavo.

Había muchas heridas en el oscuro ataúd y reinaba un silencio absoluto. Sus ojos no han conocido el placer de contemplarlo. Filosofará sobre ello en su delirio, que es la única realidad que le queda y dirá que lo que ve no es real. Los rasgos de su rostro no los conoce nadie, en la celda no solo las paredes sirven de soporte de escritura…

Era un estudiante de física que no pudo hacer los exámenes del último curso, estaba pasando otro examen en el que demostró a dos activistas en sus largos diálogos que el tiempo es como una bala, como un agujero, como una mente como la patria: nunca se detiene.

Era un niño que no conoció la escuela y que tenía todo lo que el resto de niños: risas tontas, su pequeño miembro, su búsqueda del juego entre las manos que lo atrapaban, su llanto cuando su madre lo metía a bañarse, su absurda afición a los interruptores de la luz… Todos lloraban mientras el silencio lo llenaba todo. Entre el filo y las venas estaba el estertor final, entre los cuchillos y la garganta una distancia de esperanza destrozada por el monstruo, entre el ojo y el destello de la cuchilla se dispersan las hojas del otoño con semblante funerario. La luz del mundo…

Era un niño pequeño, que guardó silencio largamente frente al ruido, los gritos y los brotes de sangre de los que no entendía nada. Entonces una mano lo agarró  y lo puso a trabajar como ayudante de degüello, un trabajo que debía dominar. Su pequeño miembro no olvido ejecutar su gran misión: se meó encima de todos nosotros.

Estamos acostumbrados a resucitar, no es nada. Estamos acostumbrados a no destrozar lo que el Infierno ha falseado y lo que el Paraíso ha cubierto con vestiduras de miedo. Nos levantamos entre los silenciosos y bebimos de los lemas, caminamos por el camino de sangre como solía hacer él. Simplemente…

Llegaremos a las puertas enteros con todo  lo que hayamos perdido a lo largo del camino.

[1] Umm Kulthum era una cantante egipcia famosa en todo el mundo árabe. Abd al-Basit Sarut, portero de la selección nacional de fútbol siria, se ha convertido en uno de los cantantes de la revolución en Homs.

jueves, 21 de junio de 2012

Revolucionarios de Siria, esos son mis hermanos, tráeme unos iguales

Texto original: Syrian Change

Autor: Azme Bishara

Fecha: 20/06/2012



La etapa actual está registrando un momento de perseverancia y resistencia históricas de un gran pueblo contra la crueldad sin precedentes de un régimen al que protege la mentira de “la comunidad internacional”. Dicho régimen ha rechazado hacer cualquier reforma, dando a elegir a sus aliados entre aceptarlo tal y como es o bien continuar hacia una guerra contra su pueblo hasta el final, sin importar la destrucción de Siria como entidad. Muchos son los que han rechazado su opción cruenta mientras que sus aliados han tomado partido por los intereses estratégicos que a él le unen, y lo han aceptado como es. Al margen de lo que piensen algunos de ellos o lo que aseguren sobre el régimen y sus desgracias, ellos también son víctimas de la deshonra y la vergüenza, porque han aceptado su condición de apoyarlo incondicionalmente. Así, han acabado participando en su feroz guerra contra su pueblo. Por su parte, a “la comunidad internacional” no le importa que Siria acabe destruida como entidad, y su vecino israelí la quiere ver desangrándose del todo en una guerra civil.

Pero el pueblo está en una revolución que rechaza ese tipo de elecciones y esa es la verdadera resistencia y el verdadero antiimperialismo: se niega a que el régimen lo tome como rehén de su desinterés ante los resultados provocados por el lema “Bashar o quemamos el país” y se niega también a que el régimen lo convierta en rehén de su disyuntiva cruenta: o la sumisión y adoración o la guerra civil. Tal disyuntiva servía para disuadir a la gente antes de la revolución, pero empezada esta, atravesaron la barrera del miedo y ya no es posible darles a elegir entre este tipo de opciones: ellos también seguirán hasta el final.

Con este tipo de elecciones político securitarias y con la política de armar a milicias el régimen ha conducido al pueblo a la autodefensa, convirtiéndolo en un pueblo armado, y ha dirigido el país a una guerra civil, algo que considera una justificación de la dictadura. Pero la guerra civil impuesta desde arriba no elimina la naturaleza impuesta a la revolución por su base social. Lo que sucede en Siria es una revolución popular víctima de un intento de convertirla en una guerra civil. Lo que sucedió en Iraq fue una ocupación exterior.

Que los pueblos tengan sus derechos no significa que puedan formar cuarteles de buenas personas, ni que si se arman lo hagan con total “pureza”. En Siria hay un pueblo armado ahora, y el pueblo sale con sus virtudes y sus defectos, con sus grandes esperanzas, su cultura y el retraso de algunos de sus sectores. Aguanta y persiste movilizándose contra la dictadura por la libertad y se vale de la solidaridad civil que acoge a la gente en su desgracia ayudándose mutuamente. La movilización ha sido contaminada por el rencor y la herida y la suciedad sectaria y civil en todas sus formas solo la curará la consciencia de los revolucionarios sirios y su insistencia en que el objetivo es establecer un sistema de gobierno democrático para todos los ciudadanos de Siria, Además han de definirse con seriedad la naturaleza de la etapa de transición, aceptando que estas las etapas de transición son necesarias para conservar el Estado. Ahí radica la importancia de que haya líderes políticos conscientes en el nivel nacional y no exclusivamente el local dentro de Siria. Estos liderazgos se van creando continuamente porque el seno de la gran revolución siria da a luz a diario a líderes sobre el terreno y líderes políticos.

Nadie ha dicho que mientras el pueblo se mantenga revolucionario las aspiraciones de los Estados se detendrán ni que dejarán de intentar mantener sus intereses valiéndose de la lucha.

Tal vez llegue el momento en que los aliados del régimen se den cuenta de que no se le puede salvar y que no hay otra opción que aceptar la etapa de transición sin Al-Asad de por medio, aunque sea con una Cúpula Militar que dirija las elecciones. Tal vez esa opción les convenza, pero el pueblo sirio se liberará por sí mismo. Incluso aunque vengan ayudas tardías, seguirá siendo el único merecedor de tal honor. Tendrá en cuenta quién estuvo de su lado y no tendrá en cuenta a quienes abandonaron al régimen porque ya no podían salvarlo tras meses de sangre y destrucción. Pero nadie podrá imponer tutela alguna sobre el pueblo sirio en el futuro. La libertad al completo le pertenece, ha pagado su alto precio en sangre y la historia recordará su perseverancia y tesón durante los días críticos que hoy vive bajo las bombas seguidas de incursiones de bandas primitivas.

Todo aquel que sienta los valores de la justicia, la libertad y la dignidad del ser humano puede decir de los revolucionarios de siria: Esos son mis hermanos, tráeme unos iguales.