Esta es la primera mitad de una extensa entrevista con el
pensador Salama Kayleh con el canal Orient de televisión. Se han omitido las
dos primeras preguntas por ser meras presentaciones. Por otra parte, como en
otras ocasiones, las preguntas han sido reformuladas para abreviarlas. La
traducción comienza en el minuto 3:15 y llega hasta el minuto 25:30
aproximadamente.
¿Cómo pasó el período entre el inicio de la revolución
siria y el momento de su detención? ¿Esperaba que algo así sucediera?
Antes de que comenzara la revolución yo ya tenía el presentimiento de que Siria se dirigía hacia una revolución, como ya lo había tenido con lo que pasó en el resto del mundo árabe. Por eso, pensaba que había que preparar algo cuando empezase la revolución para que tuviera capacidad de influencia. Cuando empezó la revolución estaba en Ammán, el 15 de marzo (de 2011) y volví al día siguiente a Damasco, donde comencé a seguir los acontecimientos. Al principio el movimiento era algo muy sencillo: el 18 de marzo comenzó en Daraa. A Nahd (su esposa) la habían detenido el 16. Seguí su caso e intentamos hacer una concentración frente al Palacio de Justicia. Después seguí los acontecimientos y fui estableciendo contactos con los jóvenes que trabajaban en Damasco.
Antes de que comenzara la revolución yo ya tenía el presentimiento de que Siria se dirigía hacia una revolución, como ya lo había tenido con lo que pasó en el resto del mundo árabe. Por eso, pensaba que había que preparar algo cuando empezase la revolución para que tuviera capacidad de influencia. Cuando empezó la revolución estaba en Ammán, el 15 de marzo (de 2011) y volví al día siguiente a Damasco, donde comencé a seguir los acontecimientos. Al principio el movimiento era algo muy sencillo: el 18 de marzo comenzó en Daraa. A Nahd (su esposa) la habían detenido el 16. Seguí su caso e intentamos hacer una concentración frente al Palacio de Justicia. Después seguí los acontecimientos y fui estableciendo contactos con los jóvenes que trabajaban en Damasco.
Tal vez los telespectadores no saben que usted también estuvo en la revolución egipcia:
Por suerte para mí, estaba en Egipto cuando comenzó la revolución y estuve en ella desde el primer día y hasta la marcha de Hosni Mubarak.
¿Ve algún tipo de interconexión entre los movimientos de jóvenes en El Cairo y Damasco?
Como base objetiva, hay un acuerdo, una base común a estas revoluciones que está relacionada con la composición política, social y económica que se conformó en las décadas pasadas. Es decir, estos países los gobernaban sistemas convertidos en regímenes familiares mafiosos que habían secuestrado la sociedad y los centros de riqueza, y así, por una parte, habían destrozado la economía productiva: la industria y la agricultura. Por otra parte, provocaron el empobrecimiento de un amplio sector de la población.
Pero el proceso de la revolución en Egipto fue totalmente
distinto al de la revolución en Siria porque Egipto llevaba viviendo un importante
movimiento social desde los años 2006 y 2007, cuando comenzaron las huelgas
obreras. Después, se fue desatando un movimiento en la calle, pero muy
fragmentado y que se expresaba mediante distintas formas de protesta, entre las
que está el concentrarse frente al Parlamento.
Por eso, parecía que una llamada en internet a la huelga era suficiente para que la gente participase pensando en la posibilidad de que esta vez nos reuniéramos todos, y eso es lo que sucedió de hecho.
Por eso, parecía que una llamada en internet a la huelga era suficiente para que la gente participase pensando en la posibilidad de que esta vez nos reuniéramos todos, y eso es lo que sucedió de hecho.
En Siria, la situación es diferente porque en la realidad siria no existía la posibilidad de concentrarse o declararse en huelga, sobre todo desde el principio de la decadencia económica total en 2007, la subida del precio del diesel y la subida generalizada de los precios, que pasaron a ser precios internacionales en un contexto local muy débil. Puede que hubiera algunas formas de protesta débiles en determinadas zonas, pero la calle siria no había llegado al punto de expresarse de diferentes maneras, como la huelga y la protesta.
Por eso, las revoluciones árabes vinieron a activar algo sirio interior, que estaba vivo pero no en su punto óptimo de maduración.
En el libro “La derrota y las clases derrotadas”[1] dice que en Siria se había marginalizado a la clase media mientras que la riqueza había ido a parar a manos de los que se llaman neo-liberales (como Rami Makhlouf, primo de Bashar al-Asad) y que esto llevaría a una lucha que no terminaría si no se aplastaba a la clase rebelde. ¿Qué clase es esa?
Se trata de un grupo de clases y no una única clase porque la centralización del dinero que tuvo lugar, restringió la riqueza a un grupo muy pequeño de la sociedad, que no es otro que el sector familiar que rodea a la familia, sus compinches y los comerciantes de Damasco y Alepo grosso modo. El resto de sectores -la clase media de las ciudades, los agricultores y los trabajadores- entraron en una situación en la que no podían vivir. [Esto se comprende] cuando uno estudia los sueldos, por ejemplo, además del índice ingente de paro que se ha conformado como resultado de la decadencia económica y cuyas cifras oficiales son falsas en su mayoría ya que en realidad supone un 20 o 30% de la sociedad, y por último el bajo nivel de los sueldos, ya fuera en el sector privado o el público. Estos últimos según los propios estudios del Estado, los estudios de las autoridades, ascendían a una media de 12.000 liras sirias. En cambio, los estudios consideraban que según el nivel y condiciones de vida mínimas, cada persona debería ganar unas 31.000 liras mensuales. En este sentido, la subida de precios que los equiparó a los precios internacionales debería haber conllevado una subida de los sueldos hasta las 30.000 liras, unos 620 dólares en ese momento. Sin embargo, los sueldos se han quedado en unos 150 dólares, siendo la media de unos 220 dólares. Esto aplastó a las clases medias, los obreros y los agricultores, y por tanto son todos estos sectores los que ahora se mueven y esta es la base social de la revolución.
Por supuesto, no se han movilizado como clases, porque el levantamiento popular hace del movimiento en la calle uno en donde se entremezclan la clase media, los agricultores y trabajadores, las personas que quieren un Estado democrático y civil, las personas que quieren trabajo, los que quieren un sueldo más alto... Todos estos factores de lucha se entrecruzan en este conjunto de personas que están representadas en las manifestaciones.
Y en Siria sucede algo muy grande, según me parece a mí, y es el hecho de que el enfrentamiento violento, asesino y salvaje del régimen contra las manifestaciones no ha detenido a todos estos sectores de la sociedad, porque han llegado a una situación en la que sienten que no pueden vivir. Cuando el ser humano llega a una situación en la que cree que ya no puede vivir, se rebela sin miedo.
¿Desde la perspectiva materialista tenía una explicación propia para el estallido de estas revoluciones? ¿Y cómo llega un análisis escrito en papel a una detención y tortura?
No lo sé, pero estaba claro que yo era parte de esta revolución, especialmente porque estuve escribiendo artículos de forma continua sobre la realidad de la revolución siria y no me daba miedo analizar la realidad como es, explicar todas estas visiones, hasta el punto de que en el último artículo que me publicaron tras ser detenido, que había enviado antes, decía que el destino de los miembros de este régimen podría acabar siendo como el de Gadafi. Esto provocó la sorpresa de muchos que pensaron que debía de estar fuera de Siria (para escribir eso).
Pero lo que me llevó a la cárcel fue una cuestión muy simple en gran medida. Una persona dijo que yo le había dado una publicación, una publicación llamada “El izquierdista”, que llevan miembros de la Coalición de la Izquierda Siria. Me detuvieron para saber dónde la publicaba. La seguridad, Inteligencia Aérea concretamente, consideraba que yo era el editor y el responsable de publicación. Eso es lo que me llevó a la cárcel. Esa fue la única pregunta que me hicieron. Mis opiniones no me supusieron ninguna acusación.
¿Cómo lleva el hecho de haber sido deportado, una decisión tan rara para un régimen que supuestamente es de resistencia y que apoya la cuestión palestina?
Sí, puede parecer raro. Pero en 2005, previamente y habían detenido a Nahd en el marco del Foro Atassi [2] y ahí me enteré de que habían puesto mi nombre en la lista de los que tenían prohibido entrar en Siria. Yo estaba en Siria en ese momento y decidí no viajar en un tiempo, hasta que las presiones internacionales lograron que mi nombre fuera retirado. Esta última vez, al día después de ser detenido, me llevaron frente a un oficial que me hizo la misma pregunta de la misma mala manera y después me dijo: “Te alejaremos, te alejaré”. En ese momento pensé que era posible, el régimen es tonto y ha llegado a una situación de nerviosismo muy fuerte, por lo que se atreve a todo.
¿Vio bandas armadas en la cárcel?
Muchas, pero son jóvenes como rosas, y además la realidad es que no son bandas armadas, todo eso son mentiras. son jóvenes de verdad que representan el futuro de Siria de forma efectiva. Quieren cambiar lo que hay porque se ha convertido en un obstáculo para el avance de la propia Siria, un obstáculo en la vida de las personas. Estos jóvenes no quieren ver la misma imagen desde que nacen hasta que mueren. Son jóvenes que creo que cambiarán la imagen de la zona.
¿Hay islamistas en las cárceles?
Creo que la cuestión de los islamistas es importante precisarla. Que hay jóvenes religiosos que rezan y hacen el ayuno, sí, es verdad. Pero en los últimos años, la zona árabe ha sido testigo de una tendencia general hacia la religiosidad popular como resultado de la gran decadencia, las grandes crisis, la decadencia de otras ideas como las izquierdistas y nacionalistas, etc.
Tras la caída de la Unión Soviética y la caída de las ideas de izquierdas, el islam se convirtió en un enemigo para posteriormente restablecerse las conexiones con él, como si Osama Bin Laden fuera un Guevara…
Sí, esa es la imagen del islam que se ha dibujado aquí, pero en realidad, el joven religioso no tiene idea alguna de política. Como resultado de las condiciones objetivas que vivimos, no quiere instaurar un Estado religioso y lo sé porque he hablado con muchos jóvenes. Quiere un estado civil y no piensa que por ser religioso el resto de religiones deban de ser rechazadas. Al contrario, se ve claramente, se deduce, que hay un tejido nacional del que él forma parte.
¿Hay miembros de los Hermanos Musulmanes en la cárcel?
No, en absoluto.
¿Los ha visto en las manifestaciones?
Intenté seguir el tema debido a lo mucho que se estaba hablando del papel de los Hermanos Musulmanes y los islamistas en las manifestaciones. Intenté preguntar en todas las zonas. Llegué a la conclusión de que en algunas ciudades hay pequeños grupos de Hermanos Musulmanes. Hama se consideraba la base de los Hermanos, pero la gente que estaba participando activamente en el movimiento, no cualquiera, me dijo que había un grupo pequeño que incluso los intentaba desviar para transformar la cuestión en un enfrentamiento violento. Pregunté y me dijeron que los jóvenes responsabilizaban a los Hermanos de lo que sucedió en los ochenta tanto como al régimen.
En otras zonas hay pequeños grupos, pero muy marginales y algunas familias que intentan empujar a una lucha armada.
Si no son los Hermanos ni los salafistas, ¿cuál es la base más amplia que participa en la revolución?
Grosso modo, se trata de las clases medias y empobrecidas. Si decimos que un importante sector de la sociedad se ha visto empobrecido, este bloque de las clases medias urbanas, los agricultores y los trabajadores es el que participa y el que juega el papel principal, especialmente los que están parados. Muchos de los que han muerto estaban en paro o eran jóvenes cuyo sueldo no les bastaba para vivir. Estos son los sectores que se mueven. Claro está el hecho de que la revolución partió de Daraa, que es zona rural, para expandirse después por otras zonas también rurales como Duma.
El doctor Azme Bishara[3] ha dicho en más de una ocasión que la rareza de la revolución siria es que ha partido de las zonas rurales mientras que Adonis, el poeta libanés, ha dicho que no debe salir de las mezquitas.
Empezó en las zonas rurales porque estas, en los últimos tres años, especialmente tras la subida de precios del diesel y la apertura económica global, fue víctima de una decadencia muy rápida. Por ejemplo, la zona de la Jazira (noreste), que es la fuente de la agricultura siria y de lo que se considera como cosechas estratégicas, en los últimos años antes de la revolución vio cómo muchos pueblos se quedaban sin agricultores. Se produjo un éxodo de un millón de agricultores a los alrededores de Damasco y zonas de Daraa. La subida de los precios del diesel, del grano y del abono llevó a un descenso rápido, y eso es lo que llevó al campo a moverse más rápido que las ciudades.
El propio régimen había reconocido años atrás que la agricultura en siria había terminado…
Sí, eso estaba claro y, por ejemplo, antes de la subida del precio del diesel, reconocieron que el volumen de producción agrícola en el producto nacional había bajado del 24% al 14%. Creo que después el descenso llegó al 4%. Esta es la situación que ha hecho que el campo se movilizara antes, pero también en el primer momento se movió Homs, que no es rural, y también lo hizo Hama, que tampoco lo es. Y lo mismo sucedió con Deir Ezzor y Latakia, por eso no podemos decir que se trata de una revolución rural.
¿Una revolución de mezquitas?
No, claro que no. No es una revolución de mezquitas. Por ejemplo en Damasco, las primeras manifestaciones fueron en el zoco de Al-Hamidiye, en el ministerio del Interior. Pero creo que los jóvenes sirios intentaron beneficiarse de las experiencias árabes y especialmente de la de Egipto porque ahí también las manifestaciones habían salido de las mezquitas. El día 28 del mes de enero de 2011, las manifestaciones salieron de las mezquitas y el Baradei participó en ellas. Esto es así porque la experiencia árabe nos ha llevado a una situación en la que el ciudadano no puede, a la sombra de un régimen despótico total, encontrarse en un bloque humano grande, excepto en las mezquitas. No puede hacer eso en una plaza ni en una calle y por ello, el reunirse en las mezquitas, una reunión natural, se ha convertido en una manifestación. Es por eso que los jóvenes sirios no religiosos, muchos de ellos de izquierdas y pertenecientes a las minorías –y siento usar esta palabra para describir a los jóvenes que, a fin de cuentas son sirios-, iban a las mezquitas y salían, dirigiendo ellos a la gente, a los religiosos que, al principio, no querían manifestarse y empujándoles a ello. Hubo muchos intentos de responder a eso saliendo de zonas comunes o públicas, como la plaza de Arnoos (centro de Damasco), pero eran reprimidas fuertemente y no se les permitía salir. Por todo esto es lógico que la mequita fuera el marco común que uniera a cientos y miles de personas al principio para que saliera una manifestación. La cuestión no es religiosa en absoluto.
[1] Publicado por Dar al-Fada’at y en él analiza por qué los
países árabes siguen atrasados respecto de otros.
[2] Único foro de la sociedad civil, que fue cerrado ese
mismo año, que había sobrevivido a la cerrazón del régimen posterior a la “primavera
de Damasco” de 2000-2001, cuando se abrió la veda para un leve resurgir de la
sociedad civil.
[3] Como analista político tiene un importante papel en el
análisis de las revoluciones en un programa llamado Hadiz al-Thawra (Conversación
sobre la revolución), en el que aparece a menudo.
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