El texto que a continuación presentamos es un poema dedicado a Basel Shehade, escrito por Roger Asfar, un sacerdote sirio, que nos lo ha cedido amablemente, careciendo por ello de enlace original.
Antes de ello, queremos reproducir un testimonio sobre el funeral de Shehada, el mártir de la confesion "cineasta", como le han venido a llamar Ussama Muhammad, un cineasta sirio y Hassan Abbas, intelectual y opositor, que ha circulado por la red.
"Hoy hemos salido al funeral de Basel Sheahada, pero, por desgracia, la misa había sido cancelada por las amenazas de los servicios de seguridad a la familia de que iban a sufrir las consecuencias. Nos detuvimos frente a la puerta de la iglesia, a pesar de la fuerte presencia de servicios de seguridad, como si fuera una concentración. Se acercó un agente de seguridad y se puso a insultar a la iglesia, a Jesús y a la víctima, diciendo que era un traidor a la patria y un agente de la CIA. Entonces nos volvimos locos y nos pusimos a repetir las oraciones del "Padre Nuestro", el "Ave María" y la Fátiha (primera azora del Corán). Depués cantamos canciones nacionales y aplaudimos. De pronto, los agentes de seguridad, tras ponerse muy nerviosos, nos atacaron e intentaron detener a gente. Entonces cundió el pánico y la gente se echó a correr y las tiendas comenzaron a cerrar, pero los servicios de seguridad golpearon los escaparates de las tiendas para que no cerraran. Por detrás de nosotros salió una manifestación de apoyo enorme y nos atacaron. El ambiente estaba muy cargado y la gente lloraba por lo terrible de la escena. Después nos separamos aunque nos dolía dejar el lugar. Hoy ha sido un día muy emocionante y un gran desafío. Gracias a todos los que habéis bajado".
Como dice el activista George Yazaiji, cristiano ex detenido, "En mi país, sucede que el régimen mata al muerto y tiene miedo de su funeral"
Ahora sí, el texto de Roger para Basel:
¿Qué puede decirse que quede por decir?
Los significados se han agotado…
Mis palabras necesitarán muchos puntos suspensivos…
He perdido familiares y amigos, algunos muy cercanos,
en pocas ocasiones he llorado, a pesar de la necesidad, y si
lo he hecho, ha
sido muy poco.
¿Por qué todas estas lágrimas, Basel, si nunca nos hemos
visto?
Claramente no fueron esas pocas frases que intercambiamos
virtualmente…
Basel,
con tu muerte –como ha escrito hoy un amigo- “me has hecho avergonzarme”.
Eras el libre entre nosotros.
¿Quién de nosotros no pensó alguna vez en un viaje como los
tuyos y nunca
lo emprendió?
¿A quién de nosotros no le late el corazón de compasión por
un niño en la
miseria aquí y otro semi refugiado allá, y ni siquiera le hacemos
una bella
caricia?
¿Quién de entre nosotros no ha pasado por esa situación en
la que siente que
se ha equivocado o cambia su parecer, y no se atreve a
retroceder por
cobardía y miedo a perder algunos logros o ser reprobado?
Basel,
con tu vida y muerte me has hecho sentir de nuevo y de forma
muy profunda
hasta dónde llega mi banalidad y mi trivialidad.
Qué modesto he de ser, por no decir humilde. Qué vacíos y
despreciables son
mi prepotencia y orgullo, ahora está más claro que nunca…
¿Por quién siento tristeza?
¿Por mi país o por ti, Basel?
¿Por tu familia y seres queridos?
¿Por tu novia que languidece y ha quedado viuda antes de
tiempo?
¿O por mí mismo?
Tal vez por todo…
Si Dios existe –como creo- seguro que hoy estás en su lugar
de descanso-
saluda a Ghiath[1].
Si no existe, tan solo estoy hablando conmigo mismo, pero no
tiene nada de malo.
¿Cómo vamos a alegrarnos mañana cuando desaparezca la
oscuridad y se
marche el monstruo, habiendo “pagado” un coste incalculable como
Basel y
otros semejantes?
¿Nos reconciliaremos con nuestro presente cuando sea pasado
mañana?
¿Seguirán los recuerdos, o la sombra de los recuerdos, o tal
vez seguiremos
presos de la tristeza que nadie puede expresar?
Reafirmo ahora, como decía al principio cuando comencé estas
palabras, cuán
banales e incapaces son,
pero ¿qué hago si no tengo, como tú, más que palabras para
expresarme?
Basel…
Omar Amiralay [1], en la introducción del libro de Samir
Kassir decía “¿Quién
debilita nuestra impotencia antes de que nos mate?”
Mi respuesta hoy es: Basel y sus amigos.
[1] Ghiáth
Mátar, joven damasceno defensor del pacifismo, que fue asesinado por los
servicios de seguridad sirios en septiembre de 2011. Su hijo nació después.
[2] Se refiere al último libro de Samir Kassir (periodista
libanés asesinado en Líbano por decir la verdad de lo que sucedía y de la
influencia siria en el país) en árabe hablaba de la “Primavera de Damasco”, que
duró apenas unos meses tras la llegada de Bashar al-Asad al poder y en el que
floreció la sociedad civil, asustando a las autoridades, que dieron marcha
atrás rápidamente en nombre de la estabilidad del país. Introducción. Omar
Amiralay era un cineasta sirio disidente, que murió justo un mes antes de
estallar la revolución de 2011 en Siria.
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