Texto original: Al-Jazeera
Fecha: 16/05/2012
Agradecemos esta nueva colaboración para el blog.
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Entrevista realizada en Amman por Muhammad al Najjar
El intelectual árabe de izquierdas Salama Kayleh, de 57
años, ha declarado que el régimen de Bashar al Asad caerá y que la revolución
popular triunfará, y ha descrito al régimen de Asad como “la mayor mafia de la
región”.
Kayleh, de origen palestino, ha hablado con Al Jazeera,
sobre los detalles de su arresto y la tortura, que calificó de salvaje, a la
que fue sometido por parte de los servicios de Inteligencia Aérea sirios, a los
que ha acusado de cometer crímenes contra la humanidad.
Kayleh asegura que fue arrestado por ser el responsable
de una publicación de tendencia izquierdista de la que han salido tres números,
el segundo de los cuales llevaba el lema “Para liberar Palestina... queremos
que caiga el régimen”.
Nos gustaría saber lo que ocurrió durante su última
detención, que terminó en su deportación a Jordania.
La tarde del día 23 de abril me sorprendió una patrulla
del servicio de Inteligencia sirio que se presentó en mi casa y entró de forma
natural, sin tratarme con brutalidad como en los arrestos anteriores. Un grupo
de ellos empezó a registrar la casa y me confiscaron tres ordenadores de mi
esposa y míos, memorias de almacenamiento (USB), una impresora, un escáner, y
muchos papeles cuyo contenido desconozco.
Me pidieron que me fuera con ellos un día. Les dije
riendo que eso no era cierto, puesto que estuve encarcelado durante 8 años después
de que me llamaran para un interrogatorio de media hora.
Me trasladaron, aunque eso lo supe después, a la Prefectura
de Aviación en la plaza de los Omeyas, bajo la cual se ha abierto una sede de los
servicios de seguridad. Desde allí, me llevaron a prisión, donde me metieron en
una habitación llena de jóvenes.
Vi allí a toda Siria, desde Idleb
hasta Alepo y Hawran, debido a que los prisioneros procedían de varias regiones
de Siria: algunos de ellos eran militares acusados de desertar o de tener la
intención de hacerlo, y entre ellos había cuatro oficiales y varios de Alepo, e
incluso del partido Baaz. Todos habían sido sometidos a severas torturas en la sede
de los servicios de Inteligencia en Mezzeh. La tortura no terminó hasta que
firmaron unas confesiones forzadas en las que declaraban haber robado, saqueado
y matado.
Escuché los aterradores relatos
de las torturas, que tenían por objetivo confirmar la versión del régimen sobre
la existencia de bandas armadas que matan, torturan y violan. Cuando todas las
confesiones son iguales, ello solo puede significar que hay alguien que la
dicta.
La habitación tenía capacidad
para 20 personas y éramos 36. No tenía ni un solo colchón. Algunos encontraban
un lugar donde dormir, mientras otros preferían sentarse ante la falta de
espacio.
Por la mañana me citaron para el
interrogatorio. Empezaron acusándome de imprimir una publicación que distribuye
la Coalición de la Izquierda Siria, una de esas formaciones que se han formado
recientemente y que ha publicado tres números de los cuales uno llevaba el lema
“Para liberar Palestina... queremos que caiga el régimen”. Es una consigna que
rompe con todos sus esquemas, y están aterrorizados ante la misma.
Cuando el oficial quiso que
confesase que yo era responsable de ese número, me negué y les dije que
simplemente me habían contactado por Internet por el tema de la revista, y había
pedido que me la enviasen; nada más, pero que yo no era responsable de la misma.
El oficial me respondió con duros
insultos, llamándome “perro” y “ser despreciable”, y me golpeó salvajemente con
unos cables gruesos que dejaron marcas perfectamente visibles en mi cuerpo. Fui
sometido a esa misma tortura durante dos días sin ceder a cambiar mi versión. Durante
ese tiempo, los interrogadores insultaban al pueblo palestino, diciendo que
había vendido su patria y traicionado a Siria, que les había dado tanto.
¿La tortura fue sólo en aquel
lugar?
Estuve así hasta el día 3 de
mayo, cuando me trasladaron a otro lugar con los ojos vendados. Después supe
que era el aeropuerto de Mezzeh, la sede central de los Servicios de Inteligencia
Aérea. Cuando me vio el responsables y vio las huellas de la tortura, se
sorprendió y me pidió que me duchase.
Cuando salí, encontré a un médico
esperándome para examinarme. Supe que eso sucedió cuando se levantó un fuerte
revuelo ante la posibilidad de que muriese. Me examinó y se sorprendió por las
marcas de la tortura. Me trasladaron a otro edificio con los ojos vendados y me
reuní con un oficial de alto rango cuya identidad desconozco, y que siguió con
el interrogatorio sobre la publicación y otros asuntos.
Luego vino un médico, claramente de
mayor importancia que el anterior, y escribió un informa detallado sobre mí, en
el que describía los efectos de la tortura. El doctor sospechaba que sufría de
ictericia (coloración amarilla de la piel). Decidieron llevarme al hospital,
que más tarde supe que era el hospital de Mezzeh. Me hicieron radiografías,
análisis de sangre y otras pruebas. Me dijo que la prueba de ictericia sólo se
puede hacer por la mañana y sugirió que me quedara en el hospital hasta el
sábado. Esa fue la tragedia.
¿Por qué?
Descubrí que había entrado en un
verdadero infierno, mucho peor de lo que había pasado hasta entonces. En la
habitación estaban los servicios de Inteligencia Aérea, había seis camas para
once pacientes atados con cadenas. Me pusieron en un rincón y me ataron las
manos y los pies con cadenas de metal y me taparon los ojos.
El problema empezó cuando quise
ir al baño a orinar. La primera vez me lo permitieron, pero la segunda me lo
negaron y me pidieron que orinara en una bolsa sucia. Tengo diabetes y eso me
hace orinar con frecuencia. A continuación me volvieron a negar ir a orinar y
me pidieron que me orinara encima, que fue lo que, desgraciadamente, hice. Y
desde entonces la situación fue la misma cada vez que quería orinar. Me estuve
orinando encima durante días. Por ello, reduje la cantidad de agua y alimentos
que tomaba.
Las instrucciones eran,
aparentemente, que no se me pegara, así que me pegaron poco en comparación con los
otros, que eran golpeados a diario sin ningún miramiento. Durante la semana que
estuve en esa habitación, murieron dos de los que estaban con nosotros.
Teníamos a un enfermo mental en
la habitación que se llamaba Louay Yusuf al Khatib. Hablaba consigo mismo como
consecuencia de las severas torturas que recibía. Lo golpeaban y torturaban
porque gritaba, lo mismo que pasaba con todos los que estábamos en esa sucia
habitación.
Estuve en esa situación hasta el
martes 8 de mayo, cuando me sometieron a nuevas pruebas y, cuando volví a la
cama, fui golpeado varias veces.
El jueves 10 de mayo, una
patrulla vino a buscarme y me encontré de pronto en la Oficina de Inmigración y
Pasaportes en el Mezzeh, donde me dejaron. El oficial tenía prisa y me dijo que
el Ministro de Interior estaba siguiendo la orden de mi deportación. Me
llevaron con urgencia al Palacio de Justicia para que el Delegado General firmara
la decisión de deportarme. Me llevaron en autobús. Cuando llegué al Palacio de
Justicia, el oficial se bajó y regresó con la firma del Delegado General. Luego
fui trasladado Bab al-Musalla (en el Maydan, Damasco), donde se retiene a los
deportados.
¿Quiere decir que no sabía que
le iban a deportar?
Claro que no, me pilló por
sorpresa. Cuando llegué al sitio donde nos retenían encontré a muchos jóvenes
árabes de todas las nacionalidades, la mayoría palestinos a la espera de Estados
que los reciban. Pude ducharme y llamar a mi mujer para que comprara un billete
para mí. Antes de que llegara, me informaron de que me buscaba el Tribunal
Penal, pero finalmente lo cierto es que quien me buscaba era la Seguridad Política
(otro departamento de los servicios de inteligencia).
¿Le llevaron de vuelta a la
seguridad política?
Sí, me llevaron de vuelta a la Seguridad
Política, donde descubrí que en realidad me habían detenido a petición de ellos.
Allí encontré también a muchos jóvenes de toda Siria y me recluyeron en una
habitación en mejores condiciones que la anterior. Me interrogaron y supe que
el motivo de que hubieran pedido que me detuvieran era una discusión en
Facebook con un joven sobre el Alto Comisionado de la Revolución Siria [1], de
la que tengo una opinión bastante negativa.
Volví a Inmigración y Pasaportes.
Vino mi esposa y me compró el billete acompañada de una abogada. Hicieron las
gestiones necesarias para mi deportación a Jordania. La mañana del 14 de mayo,
subí al avión y llegué a Amman.
Dice que vio a toda Siria
dentro de la cárcel, por un lado, y por otro que se dio cuenta del papel de los
servicios de seguridad en la represión de la revolución antes y después de tu
entrada en prisión, háblenos sobre eso.
Los jóvenes que conocí en la
cárcel eran sencillos y muy buenos, no tenían cultura política, pero sabían que
el horizonte cerrado tendría que reventar y que la lucha con este régimen es
inevitable, que la cuestión no es sectaria ni nada parecido. Esos son los
jóvenes de la generación de los 90, que creo que van a cambiar Oriente Medio en
los próximos diez años.
La tortura a la que fueron
sometidos, especialmente en Mezzeh, es indescriptible, pero ha aumentado su
determinación de seguir adelante, en vez de provocar su miedo o hacerles
retroceder. Eso es lo que verdaderamente me sorprendió.
Lo que también me llamó la
atención de todos estos jóvenes de Siria es que su conciencia y aspiraciones
son similares y comparten la determinación de cambiar el régimen.
¿Qué pasa con los servicios de
Inteligencia sirios, quién lleva las riendas más que ninguno hoy en día en tu
opinión?
Claramente, con la escalada de la
crisis en Siria y la sensación de debilidad, el régimen ha recurrido a su estructura
más sólida y esa es la Inteligencia Aérea, después de confiar en un primer momento en la Seguridad del
Estado (otro servicio de inteligencia), cuyo rol hoy en día es retocar con Photoshop
las fotos y fabricar y falsificar videos.
El aparato del servicio de
Inteligencia Aérea es el más cruel hoy día en Siria, y sus prácticas superan la
línea de los crímenes contra la humanidad. Dentro de este aparato, esta la rama
de las Misiones, cuyos miembros tienen libertad para matar, detener y torturar
con total impunidad.
Es evidente que el servicio de Inteligencia
Aérea y la Cuarta Brigada son los dos cuerpos en los que se ha apoyado el
régimen, un signo de debilidad y no de fuerza, ya que el régimen se ha limitado
a un círculo cada vez más estrecho.
Ha sido detenido por el lema ‘Para
liberar Palestina... queremos derrocar el régimen sirio’, ¿Cree en este lema y creen
en él los palestinos en Siria?
La mayoría de los jóvenes
palestinos están con la calle siria, y los jóvenes sirios creen en este lema
porque el régimen se vale de la carta palestina, mientras que no se atreve a
acercarse al Golán o prepararse para guerra alguna. El régimen se ha convertido
en un obstáculo en la confrontación con Israel.
Pero hay partes palestinas que
siguen apoyando el régimen, e incluso se han puesto de su parte en contra de la
revolución.
Así es, y esto daña al pueblo
palestino, especialmente al grupo de la Dirección General de Yasser Qashlaq y
otras facciones que se armaron dentro de los campos de refugiados para
controlarlos. Estos desaparecerán con el régimen porque son un mero instrumento
en sus manos.
Y ahora que está fuera de
Siria, ¿cree que el régimen sirio caerá o que tiene tiempo para maniobrar e
incluso sobrevivir?
El régimen ha llegado al círculo
más estrecho y ese es el último: ahora estamos más cerca del cambio que nunca.
Desde el principio he estado convencido de que esta revolución cambiaría el
régimen. El problema sigue siendo la falta de fuerzas políticas que organicen
correctamente a la calle siria. Hay un sentimiento que está creciendo dentro de
la propia comunidad alawí de que el régimen inevitablemente caerá, y que la
destrucción se volverá contra todos. Consideran que la revolución es en contra
de las familias Asad, Makhlouf y Shalish entre otros, y no contra los
alawíes.
Se teme una guerra civil en
Siria, ¿la ve en el horizonte?
No hay perspectivas de guerra
civil en Siria, y todos los intentos del régimen en este último año para
arrastrar al país a esta guerra han fracasado. Yo he visto jóvenes religiosos en
la cárcel, pero no son sectarios.
¿Vive la gente de Damasco con
normalidad... usted que acaba de volver de allí?
Últimamente, la situación estaba
tensa, y hay un claro estancamiento económico. La presencia de los servicios de
seguridad es casi como la de una situación de ocupación, y la gente no sale
mucho por la noche. Esto demuestra el miedo que tiene el régimen. Creo que la
presión social acelerará el proceso: lo último ha sido el aumento del precio
del diesel y el gas.
Es usted un pensador de
izquierdas conocido, y hay una parte de la izquierda y de los nacionalistas
árabes que están a favor del régimen sirio y en contra de la revolución, ¿qué
les dice a ellos?
Les pido que piensen un poco y
vuelvan a entrar en razón, que piensen con objetividad y no solo de manera superficial.
Estamos en contra del
imperialismo y debemos estar en contra de él, pero la situación en Siria era
una adaptación al imperialismo. La economía que creó el régimen sirio pedía a
gritos el beneplácito de los estadounidenses.
En Siria lo que ocurre es que hay
un pueblo y que el país está siendo víctima de un crimen cometido por el
régimen que va desde el asesinato hasta el conflicto sectario y la tortura.
Descubrirán que están defendiendo
a la mayor mafia de la región y espero de ellos que no crean que se trata
solamente de un asunto de imperialismo, porque el imperialismo se materializa
en las formaciones locales. Es el pueblo sirio el que se ha sacrificado por
Palestina y en contra de Israel y Estados Unidos, no el régimen, y la gente
está luchando hoy por Palestina, no sólo para cambiar de régimen.
Hay una superficie política formada
por supuestos partidos y personalidades que se creó en los años 50 y 60 que
caerá con este régimen. La izquierda es hostil al imperialismo, la opresión, el
saqueo y la explotación. Rusia a día de hoy es un imperio emergente y no un
Estado socialista como piensan nuestros amigos, ¿por qué entonces estamos con
el imperialismo contra el imperialismo?
[1] Organismo o formación que se encarga de
varios asuntos relacionados con la revolución: organizar algunas
manifestaciones, certificar muertes, etc.
hasta cuando las mentiras ? El que tradujo esto no sabe queAl Jazeera hace rato se descalificó como fuente imparcial ? Que está colaborando con los terroristas que atacan a la población en Siria ?. el traductor es ingenuo o está manipulando conscientemente ?
ResponderEliminarBasta de mentiras. En Siria no hay ninguna revolución.
Buenas tardes, Anónimo (ya que no das nombres, algo que me suena bastante).
ResponderEliminarEn primer lugar, la traducción puedes contrastarla con cualquier persona que sepa árabe, para ver si está manipulada. Por tanto, muestra algo de respeto por la labor que se realiza aquí.
En segundo lugar, si Prensa Latina o Red Voltaire quieren entrevistar a Salamah para que así sus lectores os creáis lo que dice, está en Ammán, con mucha disposición para cualquier entrevista. Una pena que Thierry Meyssan no aprovechara para hacerlo mientras Salamah todavía estaba en Damasco, donde Meyssan reside al amparo del régimen.
En tercer lugar, me gustaría llamar tu atención sobre el hecho de que aquí se traducen testimonios desde el interior, se pueden ver carteles de las manifestaciones (no, no es un escenario montado por Aljazzera en Catar) y se puede acceder a información de intelectuales y escritores árabes. No está de más intentar saber qué pasa por boca de sus protagonistas.
Nada más que añadir.
Traducción por Siria.
No creo en una Revolucion que esta protegida y fomentada por Arabia Saudi y Catar....que esta apadrinada por el regimen turco que como todo el mundo a visto ,esta postrado a los pies de la señora Clinton,del sr. Paneta y del jefe de la CIA que visitan a ese pais y no se esconden para decirlo,a discutir para apretar las tuercas al regimen sirio....Lo siento señores,uds. no son creibles.
ResponderEliminarTodo un lujo contar con alguien del sector "Anónimos" que habla de revolución. Bien, bien, ya se va aceptando.
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