Texto original: Al-Ajbar
Autor: Salama Kayleh
Fecha: 18/05/2012
Desde la perspectiva de la lógica, la superioridad de “lo
estratégico” sobre lo real ha sido parte de la problemática en comprensión de
la realidad siria que viven las élites marxistas, y se trata de una perspectiva
que podemos llamar con Yassin al-Hafez[1], una perspectiva “politista”, ya que
han sido las “coyunturas internacionales” las que han gobernado la visión de lo
que sucede en Siria. Es el hecho de estar en una postura diferente a las de los
países imperialistas “antiguos” y mantener buenas relaciones o estar en alianza
con las fuerzas que luchan contra este imperialismo, es lo que lleva a una
conclusión precipitada de que lo que sucede es una mera “conspiración
imperialista”.
No hay duda de que el imperialismo estadounidense desde la ocupación
de Iraq ha trabajado para cambiar el régimen en Siria partiendo de un proyecto
que busca dominar la región y que se denomina el “nuevo Oriente Medio”. Por
tanto, desde la perspectiva política estaba claro que la tendencia
estadounidense de gobernar el mundo tenía como objetivo un cambio en el régimen
en Siria. Precisamente, el asesinato de Rafiq al-Hariri fue parte de la presión
ejercida para ello. Esto ha de estar claro, porque indica que el régimen sirio
no se había amoldado a la globalización imperialista ni se había sometido a su
control según las reglas impuestas tras la caída de la Unión Soviética y que se
basa en crear regímenes “sectarios” al estilo de lo sucedido en Iraq.
Si las autoridades habían facilitado el dominio de los “nuevos
empresarios” (los que previamente habían saqueado el sector público), y habían permitido
que la liberalización la dominaran las directrices económicas que imponen las
instituciones de la globalización (el Fondo Monetario Internacional, la Organización
Mundial del Comercio y la Comunidad Europea) y, para beneficio de una minoría
familiar especialmente, había ignorado “la crisis económica internacional” en
2008 (que es una crisis del capitalismo mismo), este análisis se mantiene y
lleva a un aumento de las habladurías sobre el imperialismo y la conspiración, llevando
inevitablemente a considerar todo lo que sucede en Siria como una “conspiración
imperialista”. La aproximación política no ha permitido comprender la
profundidad de esta crisis, y no hay duda de que una nueva situación
internacional se está conformando. Aunque algunos han sobrevalorado el desplome
estadounidense y la victoria del antiimperialismo, ahora han olvidado dicho
análisis. En consecuencia, lo que debe comprenderse es la naturaleza de la
situación internacional ahora, y saber si las políticas imperialistas siguen
estando como lo estaban en 2008 o si han cambiado.
Desde 2007, se la tendencia ha sido el centrarse en la “derrota
estadounidense en Iraq”, cuando EEUU decidió firmar un pacto de “retirada”, y
en la transformación de los equilibrios de poder regionales para beneficio de
las fuerzas antiimperialistas tras la derrota del Estado sionista en Líbano en
julio de 2006. Pero cuando los levantamientos árabes hicieron su aparición, comenzaron
a tratarse como si la situación fuera la misma que en el momento de la caída de
la Unión Soviética en 1991. Por tanto, todos han vuelto a recordar su fuerza y el
“proyecto del nuevo Oriente Medio”, como si EEUU estuviera en “la cúspide” de
la situación internacional, que aún seguiría bajo su égida. A pesar de la
intimidación que ejerce Rusia con su papel, a ella no se la mira como un
imperio, sino como un aliado, como en tiempos de la URRS a pesar de que se
trata de un imperio. Este es uno de los cambios que se han dado tras la crisis
de 2008, pues dicha crisis ha llevado a una desestabilización de la situación
económica de EEUU, y al peligro de su desplome tras el estallido de la burbuja
inmobiliaria el 15 de septiembre de 2008. La situación de la crisis de deudas
que se ha acumulado en beneficio de los bancos, amenazados con desplomarse, ha
llevado a una acumulación del endeudamiento de EEUU y su miedo por la caída del
Estado en sí. Europa ha seguido el mismo camino debido a la crisis de sus propios bancos que ha impuesto
a los Estados la necesidad de saldar las deudas, acumulando enormes tasas de
endeudamiento en dichos Estados. Por ello, los Estados han seguido un camino en
el que los planes de severa austeridad han influido sobre los pueblos. El mundo
ahora no tiene capacidad de dominación como sucedió tras la caída de la Unión
Soviética, al contrario, se divide en ejes y crea una “multipolaridad”.
A pesar de que la Administración Obama ha seguido atacando
dicha multipolaridad durante 2008 y 2009, se ha visto que ya no es capaz de
ello tras haberse acumulado el endeudamiento del Estado, que está por encima
del PIB. La crisis también ha hecho ver a EEUU que la “solución mágica” a sus
problemas, que se basa en las guerras, ya no sirve porque la crisis en sí no es
una crisis tradicional, cuya salida ideal habría sido la guerra. Se trata de
una crisis que ha nacido de la hegemonía del dinero sobre el capital, que se ha
manifestado a través del papel determinante de la especulación financiera (en
los mercados de acciones, en los productos alimenticios, en el petróleo y otros)
y el dominio del uso de los derivados financieros, que es lo que ha llevado inevitablemente
al capitalismo a una situación de deslizamiento en picado.
Esto se ha reflejado en el cambio de la estrategia militar
de EEUU, con el paso a segundo plano de la arrogancia de haberse metido en dos
grandes guerras y varias pequeñas guerras en el mismo momento (la estratega de
Rumsfield, el Secretario de Defensa en la época de Bush hijo), y el asegurarse
de entrar solo en una guerra, y por tanto, el centrarse en la lógica de la
tranquilidad y reducir su dominio en Oriente Medio a la aviación, concentrando
las fuerzas en algunos países del Golfo. Después ha reducido el número de
fuerzas y el presupuesto de Defensa. Sin duda, el miedo de un estallido de una “nueva
burbuja” domina a todos los políticos y estrategias en EEUU. La crisis
económica ya no se soluciona con guerras y la economía de EEUU se ha convertido
en una carga para el capitalismo como resultado de la concentración de bloques
financieros activos en su especulación y el retroceso de su industria en gran
medida, además de haber basado su economía más y más en las importaciones y la
impresión de múltiples fajos de dólares, muchos más de los que el mundo podría
soportar. A pesar de que Rusia se ha visto afectada por la crisis económica, no
ha sido víctima de la misma como es el caso de EEUU o Europa, mientras que
China se ha beneficiado de la crisis para extender su dominio a Europa y otras
zonas. Algunos países que habían logrado algún progreso, como la India y Brasil
o Sudáfrica, han comenzado a imponer su fuerza en las relaciones
internacionales, convirtiéndose cada una en un nuevo polo.
"¿Qué más tiene que pasar
para que el mundo crea que estamos siendo
exterminados?"
(Kafranbel ocupada, 27/05/2012)
A la luz de dichos nuevos ejes e intentos de resituar el
mundo, han llegado los levantamientos árabes, que EEUU se apresuró a contener tras
los primeros instantes de pánico, algo que no le fue difícil en Túnez y Egipto,
donde los dirigentes del ejército mantenían una “estrecha relación” con la
Administración estadounidense. En Libia y Yemen jugó un papel de prolongación
de la lucha en el tiempo para beneficiarse de ello destruyendo la estructura
social para así debilitar a los Estados y dominar su destino. Pero cuando llegó
Siria, los cambios internacionales eran más complicados como para que pudiera
tener alguna influencia, pues la situación económica de EEUU era más complicada
y no se había superado aún la crisis tras dos años y medio, y Rusia por su
parte había iniciado una política agresiva, tras “haber jugado Occidente a su
costa el juego del nuevo Oriente Medio”. Esta situación cambió todas las
políticas y, por tanto, el proyecto del “nuevo Oriente Medio” ya no está sobre
la mesa ni puede aplicarse. Todas las posibilidades de intervención, guerra o
intentos de cambiar el poder se han vuelto imposibles. Si ya no es posible
llevar a cabo un golpe interno (tras los intentos fallidos con Gazi Kanaan[2] y
Abd al-Halim Khaddam[3]), la alternativa es la intervención militar, pero ello
es aún más difícil no solo porque EEUU se está retirando, sino también porque
la intervención aquí supone una guerra regional inabarcable, especialmente
cuando estaría apoyada por Rusia, que ha impuesto que Siria sea su propiedad en
el marco de la nueva lucha para volver a dividir el mundo.
Por ello, los responsables de los países imperialistas no
dejan de asegurar que la opción militar no está en absoluto sobre la mesa. Y
como la situación está así, EEUU ha seguido retrasando la adopción de una
postura ante el régimen sirio durante meses y ha permitido al gobierno iraquí
apoyar a dicho régimen, a pesar de que ese país está bajo ocupación (lo estaba
y sigue estando). Por tanto, toda aproximación que no se detenga en estos
cambios no será digna de comprender lo que sucede, ni en Siria ni en el mundo
árabe. Tampoco servirá para ello repetir hasta la saciedad la palabra
imperialista o reproducir como un loro el concepto de conspiración. El imperialismo
se acopla a la estructura de la sociedad a través de un modelo económico que va
conforme a sus intereses, y ello es lo que sucedió en Siria, pero esta vez con
apoyo del capital del Golfo, turco y del imperialismo ruso. Debemos despojarnos
de todo imperialismo, especialmente porque la intervención imperialista se ha definido
con el papel que juega Rusia al apoyar al régimen y justificar todos sus
crímenes. Con el fin de la etapa del individualismo estadounidense, el proyecto
del “nuevo Oriente Medio” ha finalizado y el régimen capitalista se ha vuelto
débil, y sufre de la ausencia de un centro hegemónico. Por tanto, los
capitalismos han comenzado a resituarse en una posición que los convierta en
potencias principales en un mundo que se dirige a la multipolaridad, aunque hoy
parezca dividido en dos polos: EEUU-Europa por un lado, y Rusia-China por otro.
Así, se ha hecho complicado para los antiguos imperialismos el tener una influencia
seria en el camino por el que se mueve el mundo árabe. En tal situación, ¿hay
posibilidad de una intervención militar o de un apoyo militar a la oposición?
Este es el camino posible de la conspiración y es el camino
de la intervención en los asuntos sirios, dos pretextos que se utilizan cuando
se considera que lo que sucede en Siria es una “conspiración imperialista”. Se
supone que el imperialismo adopta una postura ante lo que sucede, un hecho “natural”,
y pretende presionar e influir en ello, lo que también es algo “natural”,
excepto si consideramos que el imperialismo debe callarse.
A pesar de ello, hemos hecho mención a las dudas
estadounidenses hasta no hace mucho sobre qué postura adoptar respecto a la
marcha del régimen, así como la versatilidad de sus posturas. No hay duda de
que su situación internacional explica esto, pues EEUU es incapaz de intervenir
militarmente (tal vez si esta situación se hubiera dado en 2005 o 2006 habría
sido posible que interviniera por la fuerza), sobre todo porque la intervención
en Siria puede llevar a una lucha regional que exige más que una intervención
limitada; es decir, una gran guerra, y ello no puede realizarlo ni EEUU ni la OTAN.
En cuanto a armar a la oposición no será más que un apoyo marginal si se
decide, porque necesita un punto abastecimiento que no hay, ni en Turquía, ni
en Jordania, ni en Iraq ni en Líbano, porque cualquier apoyo por medio de
cualquiera de esos países puede llevar a una guerra, algo que parece
improbable. ¿Nos basamos en las declaraciones de responsables de estos Estados
o comprendemos la realidad y los hechos?
Todos lo que parten de la “teoría de la conspiración” se
basan en algunas declaraciones que hace la oposición siria y algunas
filtraciones sin ser conscientes de la realidad ni de las posibilidades de
cualquier papel efectivo. Ese es el problema crónico de las “élites”, que
repiten de manera caricaturesca en el caso sirio. Las posturas se han
construido sobre declaraciones, filtraciones, elucubraciones e intenciones, no
sobre el estudio de los hechos ni la comprensión de las posibilidades. De todo
eso, se toma lo que conviene a un análisis preparado previamente.
Por ello parece que algunas posturas están fuera del
contexto de la realidad, y en total contraposición con la misma, hasta el punto
de que parecen una broma. La situación internacional descarta toda posibilidad
de intervención exterior o incluso de armar a la oposición, y las “élites”
parten de que la intervención militar se está dando, y que se está armando de
forma masiva. Mientras, mantienen silencia ante la sangría que lleva a cabo el
régimen y dibujan el levantamiento como algo que dirigen bandas armadas, apoyándose
en la imagen que régimen mismo difunde por estar en la posición “antiimperialista”.
Por tanto, la lógica imaginativa es la que fundamenta este “crimen” que cometen
algunas élites, donde el imperialismo se mantiene como algo esencial y fijo y
la situación internacional se mantiene dividida como estaba, hasta el punto de
no poder pensarse siquiera que Rusia se haya despojado de su socialismo para
convertirse en imperialista. Por ello, ni la profunda crisis económica del
imperialismo ha influido, ni se ha concluido lo que podría haberse concluido.
Por tanto, no se ha observado un cambio en la situación mundial del capitalismo
desde septiembre hacia una crisis más profunda como para limitarse a una
naturaleza financiera, pues se trata de una crisis imperialista que se “pudre”
verdaderamente. Así, han comenzado a sucederse intentos de imponer un “nuevo
orden mundial”.
¿Hay más andrajos que estos? Tal vez los levantamientos
árabes derrocarán no solo a los regímenes sino también a estas élites. Tal vez
estas élites pensaran que estos levantamientos eran levantamientos lógicos también
y por eso han comenzado a defender al último de los bastiones de su lógica
antigua. La congestión se ha concentrado en lo más profundo de las clases aplastadas
hasta el límite de “morir de hambre”, a las que no habían visto esas élites
antes, porque debían eliminarse los montones de “basura mental” que impedían la
visión de esta profundidad. Por ello, la ola que nace de lo profundo arrastrará
todo lo que lleva sobre ella: clases dominantes, ideas y élites.
[1] Pensador marxista sirio.
[2] Hombre fuerte del régimen sirio en Líbano hasta 2000,
cuando se “suicidó”.
[3]Ex vicepresidente sirio que en 2005 abandonó al régimen
para pasarse a las filas de la oposición.
No hay comentarios:
Publicar un comentario