Texto original: Al-Ajbar
Autor: Salama Kayleh
Fecha: 26/01/2012
Esta es la primera parte de una serie de artículos escritos por el autor, de los cuales se han publicado dos. El segundo saldrá traducido en unos días.
El autor durante su conferencia en Casa Árabe el 5 de julio de 2012
El levantamiento en Siria es el que más dudas y confusiones ha
provocado, debido a su situación política en la región árabe y en el entorno
regional, donde parece que el poder está en una alianza “contraria” a las
políticas estadounidenses y apoya la resistencia en Líbano y Palestina, siendo
el último bastión de la “resistencia” contra el dominio imperialista en el “Oriente
Medio extendido”.
Desde esta perspectiva, parece que la postura adoptada debe
estar cercana al régimen sirio, pero ¿cuál es la perspectiva desde la que un
marxista debe aproximarse a la situación? ¿El análisis económico-político o el
análisis político-“estratégico”?
La mirada parte del análisis político, pero la cuestión se
trata desde la perspectiva “estratégica” basada en la visión de las “relaciones
internacionales” y la postura que de ellas nace, especialmente la relación “consensual-polémica”
con el imperialismo, siendo esta última el “centro” que gobierna la visión de
todas las demás cuestiones en un amplio sector de los marxistas y es el “anillo
central” en torno al cual se centran las contradicciones. Por tanto, es esto lo
que determina la postura: a favor o en contra.
En el marxismo (que es la base de mi método y no una postura
política) debe partirse del análisis económico para comprender la situación de
facto, si no, gobernará la lógica idealista que comienza con lo “político”
y con el Estado y las ideas. Debe comenzarse en el ámbito económico para
aproximarse de manera científica al ámbito político.
Con esto, al estudiarse la situación siria, debe tratarse la
estructura económica que se ha conformado y que se ha hecho dominante. Después
han de tratarse las contradicciones que ha provocado, internamente (es decir,
en el ámbito interno de clases) y en la práctica (es decir, en el marco de su
situación internacional). Así, veremos cómo los últimos diez años han supuesto
la reestructuración de la economía, convertida en una economía totalmente
liberal. Es decir, se ha producido la caída del papel económico del Estado, y se
ha impuesto la privatización, además de asesinarse el “sector público”, sometido
al dominio del sector privado, que posee un 70% de los ingresos nacionales.
Posteriormente la economía ha pasado de ser una economía productiva a ser una
economía de servicios, ya que el empleo se ha centrado en este sector, en
campos tales como las inmobiliarias, el turismo, los bancos y el comercio. Se
trata de un proceso que va unido a esa transformación que ha hecho del sector
privado el más abundante. Es decir, que la contratación en el sector privado se
ha dirigido hacia el sector servicios y ha supuesto el desplome de la
agricultura y la industria. Este proceso ha supuesto una polarización social
muy aguda, donde la riqueza se ha centrado en manos de una pequeña minoría y
dentro de esta nueva forma de economía de bienestar hay un sector de un 20%,
mientras que el 80% restante ha sido marginado, ya sea como resultado del paro
(que ha llegado a cerca del 30% de la población activa) o resultado del fuerte
descenso de los ingresos, suponiendo los salarios mínimos apenas un tercio del
mínimo necesario para una vida.
Esta situación ha llevado a un aumento agudo de las contradicciones
entre clases. Esta es una situación “ideal” para que se dé una lucha de clases,
que la larga e intensa dictadura y el total dominio de los sindicatos y el
amplio control por medio de ellos, además de la prohibición de todo tipo de
protestas, impedía que se viera con claridad, ya fuera con algunas quejas “verbales”
en los congresos de los sindicatos, ya por medio de la prensa de los partidos
comunistas que participaban en el poder, ya a través de las pinceladas que se
repetían en los periódicos locales. Pero todo ello no impidió que aumentara la
congestión de todas las clases empobrecidas, lo único que daría lugar a un estallido
social, al margen de la forma que adoptara: el levantamiento es una expresión
de la congestión creciente.
Por tanto, el comenzar por lo económico nos lleva a lo
relacionado con las clases y como bien es sabido en el marxismo, la
contradicción está en la estructura (la conformación de las clases) que
fundamenta la explotación directa (o sea, la situación de clases presente en la
sociedad). En consecuencia, la postura debe determinarse desde este punto y no
desde ningún otro, o sea, no desde el “ámbito internacional” en el que se ha
fundamentado el fenómeno del imperialismo, donde la contradicción se ha
convertido en una contradicción política, y ha dejado de ser una contradicción de clases
para tornarse en una lucha de Estados, aunque la base que domina esta lucha sea
económica, como luego diré.
Lo que sucede en una parte de la izquierda es esto
precisamente y han hecho de la política lo que determina la postura, no las
clases. Lo político no es lo relacionado con las clases necesariamente, sino
que puede que luchen fuerzas previas al capitalismo imperialista, por lo que
aquí se trata de una lucha desde una perspectiva retrógrada. Así, no se
convierten en fuerzas revolucionarias ni se establecen alianzas con ellas,
aunque no sean el enemigo principal. Pero cuando se levantan las clases populares
contra un poder que “diverge” con el imperialismo es necesario en primer lugar
determinar las causas de esa divergencia y después insistir en el desarrollo
clasista de la lucha porque es el que representa la contradicción principal.
Aquí debe comprenderse el imperialismo económico antes de su
conversión en una política internacional, pero también debe comprenderse que la
situación de las clases es la que determina la postura política y no al revés.
La lucha entre los Estados imperialistas se basa, a pesar del modelo
capitalista que comparten, en la competencia, y esta se producía contra Estados
que buscaban liberarse para construir una industria y desarrollar la
agricultura y así obtener la independencia económica y política. Ahora hay una
contradicción entre el imperialismo estadounidense-europeo por un lado y el
ruso y chino por otro. Estas contradicciones no afectaban a la situación de las
clases populares ni al modelo económico dominante: se trata simplemente de
contradicciones entre los imperialismos.
La naturaleza económica que impone este modelo ahora es la
generalización de la economía de servicios, por medio de la imposición de la
economía de mercado y la liberalización, que se generalizaba partiendo de las
condiciones del Fondo Monetario Internacional, que obliga al Estado a desprenderse
de su papel económico (es decir, impone la privatización y el fin del papel proteccionista que se había impuesto
para evitar la fuga de la plusvalía al extranjero).
Durante las últimas dos décadas se ha trabajado para generalizar la economía de servicios,
centrándose la actividad económica en las inmobiliarias, la importación, los
bancos, la actividad comercial y la destrucción de las capacidades productivas
de la agricultura y la industria. Dicha estructura económica es la que permite
el saqueo imperialista por medio de la actividad del dinero por medio de la
recaudación de impuestos, las inmobiliarias, los bancos y todos esos sectores,
además de abrirse de par en par las puertas de la exportación hacia estos
países.
Así podemos comprender la aclimatación económica siria con esta
estructura, a pesar de la “contradicción”. He señalado la transformación de la
estructura económica en la última década y que seguía el “plan” que parecía que
salvaría las condiciones del Fondo Monetario Internacional a pesar del
desacuerdo con el propio Fondo, lo que fue en detrimento de la economía (puesto
que el fondo ofrece beneficios que en Siria no se han dado). En consecuencia,
la transformación económica en Siria iba encaminada a la unión económica con el
imperialismo.
Generalmente no se hacía una distinción entre la economía y la política en
los partidos comunistas, partiendo de la idea del compañero Khaled Bekdash (hecha
pública tal vez en 1980), que decía que si mirase a la situación interna,
estaría en la oposición, pero que él partía de una “postura nacional” para con
Siria. Esta distinción entre las clases y lo nacional, y básicamente entre lo
económico y lo político (por interés político) es en esencia “un malentendido”
de lo que sucede en Siria, o bien es la base de una postura errónea sobre lo
que sucede en el país. ¿Acaso puede separarse entre lo económico y lo político
o entre lo que afecta a las clases y lo nacional?
La comprensión
idealista hace eso, pero el marxista mira de forma científica a esta cuestión. La
postura política general y la postura nacional especialmente no se separa de
los intereses de clase, sino que es su producto. Cuando el interés del
capitalista es importar y utilizar en el mercado internacional el dinero que
roba del mercado “nacional”, trabaja
para sacar ilegalmente los fondos que roba hacia el mercado internacional. La
reestructuración de la economía local partiendo del interés como hemos dicho, la
hace una economía de servicios, interesada en ligarse con las dictaduras
financieras e imperialistas y en unirse a los mercados capitalistas. Aquí es
donde se desploma la cuestión nacional, o al menos se somete a las
negociaciones que sirven a los intereses económicos, pues este capitalismo ve
que su situación natural está en la unión con las dictaduras imperialistas y no
en separarse de ellas (porque la separación se fundó sobre la base de la
industria, la agricultura y la modernización).
Esto exige una
explicación de la “contradicción” entre las autoridades sirias y el “imperialismo”,
que no es una contradicción de clases mientras el capitalismo se haya
ambientado con el modelo económico imperialista. Tampoco se debe a una “ideología”
ni a un “amor por la nación”, porque ello ya no existe en la clase dominante
desde hace mucho. Las ideas del Baaz “han sido borradas” y relegadas a “los
rincones”. Se ha hecho realidad un enfrentamiento financiero con los “nuevos hombres
de negocios” y el capitalismo del Golfo, turco, de Europa del Esta y ruso, en
el sentido de que la “nueva clase”, que se ha conformado partiendo del saqueo
del Estado y el sector público, es la que ha amoldado la economía local según
el “humor general” a la forma final del capitalismo dominante en el mundo.
Esto exige una
explicación de las diferencias con EEUU y Europa, pero no elimina el hecho de
que la clase dominante es la que vive de los réditos, que es mafiosa y que está
ligada al capital imperialista (ya sea del Golfo, turco o ruso). En este
sentido, la diferencia política con EEUU no niega que la clase dominante sea así,
y que haya amoldado la economía según “el humor internacional” al imperialismo
actual. Partiendo de ello conforman sus “alianzas” y sus relaciones y se
aferran a la “resistencia” y se llaman a sí mismos antiimperialistas. La
diferencia no es de clases ni económica, sino política, pues la estrategia de
EEUU desde septiembre de 2001 no incluía la continuidad de dichos gobernantes
en el poder ya que lo que buscaba era fundar regímenes sectarios. Por tanto, la
clase capitalista dominante hizo realidad una estructura económica que se amolda
al imperialismo, pero las exigencias políticas imperialistas impedían el
entendimiento e iban encaminadas a presionar para que se produjera un cambio en
Siria. Después -tras la victoria de Obama- se intentó un nueva comprensión
mutua. Pero tal vez el nuevo tejido de relaciones, con Irán, los rusos y
Turquía, ralentizase dicha comprensión. Aquí hemos de señalar que la
contradicción con el imperialismo es una contradicción secundaria mientras se
base en un capitalismo terminal. La contradicción ha entrado en el marco de las
contradicciones entre imperialismos (estadounidense/europeo y ruso/chino)
además del marco de la lucha regional.
En esta situación, la diferencia
no es lo esencial, sino el producto de la diferencia parcial en la organización
de los intereses. Estamos en una situación en la que la economía local se ha
vuelto capitalista y se ha acomodado al humor general del imperialismo. Esto
impuso el estallido social.
Por tanto, no debe
mirarse al levantamiento desde la perspectiva de la situación política presente,
sino partiendo de la naturaleza de la lucha de clases en concreto y desde la
comprensión de la naturaleza de las diferencia con la dictadura imperialista y
sus límites, para que no se convierta esta última en el medidor de las posturas
que se adoptan frente al levantamiento. Concretamente, esto ha de ser así en el análisis
metodológico, donde la postura política se proyecta sobre el análisis en vez de
ser un análisis de la realidad tal y como es, la base inicial de toda
postura.
La izquierda en boga
actualmente parte de la política, y esto se debe a una mala comprensión de la
realidad desde hace mucho tiempo. No puede distinguir entre el interés de las
clases y el discurso que produce la clase dominante, por lo que hace del
discurso una alternativa al interés, sirviendo este para deformar el interés y
no para sacarlo a la luz. Esta es la base de la mala postura que se ha adoptado
ante el levantamiento sirio.
Lo que puede decirse
aquí es que el levantamiento, en su esencia, es un levantamiento de las clases
populares que se han visto incapaces de continuar en la situación a la que
habían llegado, y que busca derrocar al régimen para hacer realidad sus
demandas relacionadas con su vida diaria, el nivel de la misma, y con las
condiciones políticas que lo permiten, pero no ha encontrado partidos que
expresen sus peticiones una vez estallado el levantamiento espontáneo. Se han
dejado gobernar por su conciencia “tradicional”, y de ello son producto sus
lemas. Así podemos comprender perfectamente la ausencia de las fuerzas
marxistas, a pesar de la participación de muchos marxistas en el levantamiento.
Por tanto, una
pregunta viene a la mente sobre cómo se cristaliza una postura marxista clara
ante ello y cómo se han de unir los marxistas que participan en el
levantamiento para conformar una fuerza real en primer lugar y para influir en
los lemas y el contexto del levantamiento de forma que se vean sus objetivos
claramente (además de derrocar al régimen) y se desarrollen sus capacidades
efectivas tras verse que el papel del elemento consciente es muy importante
para su victoria.
Es totalmente absurdo pensar que el levantamiento lo produce un movimiento marxista.
ResponderEliminarEs un grupo de mercenarios asesinos pagados por occidente.
Ningun grupo marxista asesina civiles: el ejercito libre sirio si lo hace.
Ademas, ¿Desde cuando el yanki Obama y la OTAN van a apoyar a un movimiento marxista?. Pues te lo digo yo: NUNCA.
Este comentario esta basado en MENTIRAS.
Insultar, no demostrar lo que se dice, llevar al extremo cualquier concepto son técnicas de trollismo que solo pretenden destruir el debate y enfrentar a los participantes.
EliminarEn ningún lugar el texto dice que "Obama y la Otan apoyan a fuerzas marxistas".
Para quien quiera leer o le interese el debate:
http://www.eldiario.es/zonacritica/Siria-intervencion-ONU-rebeldes-EstadosUnidos_6_169443068.html
http://www.principiamarsupia.com/2013/05/06/quienes-son-los-buenos-y-los-malos-en-la-guerra-de-siria/
http://www.jivablog.com/28-08-2013/la-marioneta-siria.html
Bueno, técnicamente el texto no dice que un grupo marxista sea quien ha provocado el movimiento, sino que habla de cómo debe analizarse desde la perspectiva marxista. De todos modos, claro que hay marxistas en el movimiento, cuyos contactos es fácil conseguir para aclarar tus dudas.
ResponderEliminarPor otra parte, que los marxistas nunca hayan matado a nadie es mucho decir. Todo grupo, por ideología a llegado a matar, aunque sea con una ideología desviada.
Por último, la OTAN no apoya esta revolución, ni ningún país en el mundo tampoco, porque lo último que interesa es que triunfe, para desgracia de los sirios. Solo hace falta conocer bien cómo funcionan las relaciones internacionales y las políticas más allá de la teoría de bloques, precisamente lo que Salama lleva meses explicando.
Te recomiendo también leer esto sobre el supuesto apoyo de la OTAN: http://entretierras.net/2012/07/13/siria-teoria-conspiratoria-y-autentica-conspiracion/
Aqui por lo visto lo que se lleva es dejar en el cajon las imagenes de los partidarios de Al Assad, que son más multitudinarias que las de los cuatro mercenarios de turno. Esta "revolución" esta organizada en el mismo lugar donde se planearon las invasiones de Irak, Afganistan y Libia
ResponderEliminar¿En serio son muchos más? ¿Y por qué la última manifestación en su apoyo se canceló? ¿Por qué no las organiza un viernes que es el día libre en vez de en días de diario para obligar a los funcionarios a ir? ¿Quién dice que son más? ¿Thierry Meyssan?
EliminarTurquia ha dado su apoyo al ELS. El presidente Hollande ha afirmado su deseo de retirar las tropas de Afganistan y llevarlas a Siria, Hasta donde llega mi conocimiento ambos son paises de la OTAN.
ResponderEliminarSaludos
Nadie niega que lo sean.
EliminarCuando Meyssan decía barbaridades sobre el 9/11 sí te gustaba,¿verdad?. ¿Para cuando los marxistas árabes se plantearán acabar con la andrajosa élite de los sheykh, imám , etc. y de instituciones como Al Azhar y demás waqf ?. ¿Porque el pueblo debe mantener el lujoso tren de vida del establishment clerical ?. Da vergüenza ver por t.v. a sheykh de Egipto , afirmar que ellos son más ricos que el resto de los líderes del medio oriente.
ResponderEliminarMeyssan vive bajo la protección del régimen sirio. Te recomiendo este texto de hace unos meses, pero que mantiene su valor por denunciar a Meyssan: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=144371
EliminarSobre los sheijs nada que añadir. El pueblo decidirá si les dejan instaurar la democracia que buscan.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarYo soy marxista desde mucho y apoyo la rebelión siria contra el sátrapa al-Assad. Ya debería ser claro para muchos que éste es un régimen criminal y que gobierna despóticamente al país. ES difícil entender a "izquierdistas" que se mantienen sumisos a este gobierno criminal. Yo luché en Líbano por la OLP y como enemigos teníamos a los fascistas libaneses apoyados por al-Assad. ¿Es que los fascistas libaneses eran antiimperialistas?
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