Texto original: Al-Quds al-Arabi
Autor: Elías Khoury
Fecha: 13/08/2012
En primer lugar reconozco que me sorprendieron los datos
publicados de la investigación sobre el señor Michel Samaha poco después de ser
detenido. Este hombre siempre estaba a la cabeza de las plataformas que ocupan
los oradores al ser considerado un amigo cercano del presidente sirio, y además
dirigía la red de comunicación internacional que se extiende desde París,
pasando por Berlín hasta llegar a Nueva York, cuya misión era difamar la
revolución siria, con el pretexto del peligro que supone para los cristianos de
Siria y Líbano. Todos recordamos el sospechoso papel que jugó la moja Mary Anis[1],
que es contertulia habitual del señor Samaha, en Homs concretamente, pues el
señor Samaha era un consejero internacional de Bashar al-Asad dada su estrecha
relación con los franceses. Su papel principal era naturalizar la relación
entre el régimen asadiano y el ex presidente francés Nicolás Sarkozy gracias a
las relaciones especiales que unían a Samaha con Claude Ghian (secretario francés
de la Presidencia) y otras personalidades francesas, además de los círculos de
los servicios secretos. ¿Es lógico que Al-Asad sacrifique a su consejero para
trasladar unos paquetes explosivos a Líbano? ¿Tanto se le había estrechado el
maro de acción al señor Samaha que tenía que llevarlos él mismo tal y como
decía el periódico libanés “Al-Safir” en el encabezamiento de su primera página
la mañana del sábado 11 de este mes de agosto apenas 24 horas después de su
detención?
Finalmente, ¿ha llegado el comandante Ali Mamluk, que controla
uno de los servicios de Inteligencia más salvajes, violentos y poderosos (en
Siria), al punto de encargarse personalmente de la cuestión de los paquetes
explosivos que pidió a uno de sus ayudantes que pusiera en el coche del ex
ministro libanés? La rápida confesión del detenido y la abstención de los
aliados tradicionales de Siria en Líbano de encubrirlo políticamente, empezando
por Hezbollah, fue para anunciar la caída del hombre en una trampa que le
habían tendido o a la que se dirigió por sí mismo.
La triste historia de principio a fin, que porta muchas
connotaciones, puede ponerse en dos contextos:
El primer contexto está ligado a los signos de rápido
desplome que han comenzado a verse en el régimen sirio, desde la deserción de
Manaf Tlass al asesinato de la “célula de la crisis”, llegando a la huida del
primer ministro Riad Hiyab. El velo que cubría el régimen se ha desgarrado y el
aparato mafioso-militar –familiar ha quedado desnudo, sin poseer más que un
único lenguaje: ensañarse con la sangre de las sirias y los sirios.
Cuando un régimen erigido sobe el miedo y que domina el
terror que rodea las relaciones entre los presidentes y los presididos en él,
empieza a caer aparecen las dudas y las relaciones comienzan a descomponerse,
se descubre la debilidad y domina confusión, gobernando la lógica de saldar las
cuentas internas. Los efectos de esa debilidad se han mostrado e el intento de
asesinato del diputado libanés Butrus Harb[2], que parecía más un juego de
matones que un trabajo de efectivos expertos que otrora habían convertido a
Líbano en un muro de fusilamiento de políticos e intelectuales, desde Kamal
Junblatt[3] a Husein Muruwwa [4] o Samir Kassir [5], paando por René Muwauad [6],
Rafik al-Hariri [7] o George Hawi [8].
¿Acaso el aparato de muerte que posee el régimen sirio ha
perdido sus capacidades en el inicio de la caída? ¿O se está desmoronando y
pudriéndose? ¿O tal vez existe una atemorizadora cúpula cuyos miembros no serán
descubiertos hasta caer el régimen?
Lo que llama la atención y merece que nos detengamos en ello
es que las amenazas de Al-Asad de quemar la zona, han llegado a oídos sordos en
Líbano. Hezbollah, la única fuerza militar seria en Líbano, a pesar de su
postura de apoyo al régimen en la crisis de su caída, tuvo la suficiente
perspicacia como para decidir, junto con su patrón iraní que el estallido de
Líbano, como lo quiere Al-Asad, destruiría la fama que le queda y lo expondrá a
una experiencia de inmersión en un golpe militar fracasado y demasiado tardío.
Es la era del ocaso, y en el momento del ocaso, la práctica
pasa a ser una acumulación de errores: los errores dan lugar a errores hasta
que cae el muro y se desploma de un solo golpe. En este contexto, la trampa
tendida a Samaha o que él mismos se tendió es inevitable, y el hombre se ha
convertido así en el “chivo expiatorio” de las luchas de ballenas de los
servicios de Inteligencia siria e internacionales, que se enfrenan en un mar en
cuyas costas las ballenas suicidas esperan.
El señor Samaha disfruta de la presunción de inocencia hasta
que se emita la sentencia de condena y mi análisis previo no es más que un
intento de leer un informe periodístico
publicado en un periódico libanés cercano al régimen sirio, donde se leía que
la decisión del fiscal general militar fue detener a Samaha y denunciarle a él
y a Ali Mamluk por apoyar a su amigo.
El segundo contexto es más claro, al menos para mí; es parte de de la historia de la
derecha libanesa que se creó en la guerra. Samaha comenzó su vida política en
el grupo de estudiantes del partido de las Falanges, que dirigía Karim Baqradwani,
a finales de los setenta del siglo pasado.
En aquel momento este grupo de estudiantes recibí las acusaciones de
tender hacia la izquierda y de que estaba sometido a la influencia intelectual
de Maurice Jamil, el líder reformista de las Falanges, cuyas ideas no pudieron
hacer ceder a la estructura fascista del partido que había fundado el
farmacéutico Pierre Gemayel a imagen de las Falanges de Franco en España. En
1968, el señor Samaha apareció con tan solo 20 años en las pantallas del
movimiento estudiantil cuando junto a Bashir Gemayel [9] dirigió a un grupo de
jóvenes de las Falanges que llevaban cerdos
y que atacaban a los estudiantes de izquierdas que eran extremistas en
su apoyo a la revolución palestina en el Instituto Superior de Humanidades de
la Universidad Jesuita de Beirut.
Después Samaha se desprendería de los cerdos y pasaría a ser
el consejero de Amin Gemayel [10] y el director de la televisión de Líbano,
antes de volverse con Elie Hobeiqa [11], el israelí, contra su historia
falangista y convertirse en un “amigo del régimen sirio”, empezando su ascenso
en el tiempo de la tutela cuando entró en el parlamento y se pasó a ser
ministro. No sé si Samaha y sus semejantes sabían que no hay sitio para el
juego de persecución del régimen sirio más que para los informadores, pues en
el régimen que ha creado el ingenio demoníaco de Hafez al-Asad, no hay lugar
para los políticos si no es en calidad de marionetas en manos de los hombres del
mujabarat. Eso es lo que demostró el primer mutasarrif [12] sirio
en Líbano Ghazi Kanaan, cuando convirtió
su sede en Anjar en un lugar donde se humillaba a los políticos libaneses de
forma vergonzosa, y que después su sucesor Rostom Ghazale llevó a la cima de la
audacia cruenta.
Lo más probable es que Samaha, que iba a Damasco con Elie Hobeiqa,
el hombre del mujabarat de Bashir Gemayel y los israelíes, y el ejecutor
de la masacre de Shatila y Sabra, sabía que el juego de la política siria es un
juego del mujabarat y que el mujabarat del régimen asadiano
comienza su especialidad en el pillaje y el asesinato y la termina aniquilando
todo lo prohibido. Pero Samaha, que tenía la consideración de consejero
político y de seguridad, intentó crearse un prestigio propio en medio de los
intentos del régimen de aplastar la revolución siria.
El prestigio del hombre comenzaba con la utilización sus
alianzas francesas y árabes en el marco de lo que se ha llamado “el peligro que
amenaza a los cristianos en Siria” y el juego encontró su eco libanes en “el
súper guay” de Michel Aoun, y en algunos centros eclesiásticos sospechosos en Siria
y Líbano, además de algunos centros europeos residuales del fascismo como el
grupo de la Red Voltaire francesa que se han convertido en voceros de
los análisis del señor Samaha. Ese tipo de análisis neurótico le habría
permitido, si hubiera encontrado oídos dispuestos a escucharlo, provocar una nakba
(desastres) de los cristianos en la zona de la Siria histórica, que habría sido
el punto final de su nakba libanesa, resultado de la alianza entre el
loco falangista y los israelíes en 1982.
La historia de Samaha ha terminado, y su final está rodeado
de muchos secretos. El “joven falangista” que comenzó su vida como shabbiha
que pegaba a los estudiantes de la universidad la termina hoy como shabbiha
que lleva los explosivos de la muerte. Es un final que invita a la reflexión,
eso, por supuesto, si los datos filtrados se la investigación son reales. Yo no
he hecho más que ofrecer elementos de análisis de una historia que han
publicado los medios de comunicación. En cuanto a las dudas de la trampa en la
que cayó el señor Michel Samaha o al que lo llevó un complejo juego de Inteligencia, no se descubrirán más
que en el juico, y cuando el análisis posea indicios palpables.
[1] Monja francesa que parece que ejercía de emisaria y
consejera securitaria para el régimen sirio.
[2] Los detalles aquí
[3]Líder druso asesinado durante la guerra civil libanesa.
[4] Intelectual y político comunista asesinado en 1987.
[5] Destacado periodista libanés que se atrevió a
enfrentarse a la tutela siria y que murió asesinado en 2005.
[6] Ex presidente de Líbano que estuvo en el cargo 17 días
en 1989, hasta ser asesinado por unos asaltantes. Siria acusaría a Michel Aoun,
también cristiano y que, aparentemente de manera volvió a aliarse con Siria
hace unos años.
[7] Ex ministro libanés asesinado en 2004, provocando la
división efectiva entre las fuerzas pro sirias (8 de marzo) y anti sirias (14
de marzo).
[8] Tras haber defendido la presencia siria durante años,
pasó a criticarla y sería asesinado como su amigo Kassir en 2005.
[9] Hijo de Pierrre Gemayel asesinado en Líbano, y cuya
muerte dio lugar a las masacres de palestinos de Sabra y Shatila, con cobertura
israelí.
[10] Hermano del anterior.
[11] Cerebro de las masacres de Sabra y Shatila.
[12] En referencia a una división administrativa que hubo en
Monte Líbano desde 1861 en la que el mutasarrif era independiente del
Imperio Otomano.
Soís unos completos hipócritas, de manera que en Siria las minorias sociales, religiosas y culturales están esperando que triunfe la contra-revolución para que así ellos puedan vivir tranquilamente:
ResponderEliminarhttp://noalaguerraimperialista-madrid.blogspot.com.es/2012/07/la-agencia-fides-informa-de-la-barbarie.html
http://www.youtube.com/watch?v=7W-MnZhfphM&feature=player_embedded
¿Eso es lo que ha pasado en Irak, Afganistán y Libia, por no hablar de Kosovo y los Balcanes? ¿Eso es lo que pasa en Palestina?
El caso Samaha es una brutal manipulación (http://www.dampress.net/?page=show_det&select_page=7&id=22103), como lo fue el caso Hariri (http://jihad-e-informacion.blogspot.com.es/2012/07/evidence-that-al-qaeda-killed-lebanese.html), como lo es el caso de estos intelectuales que no se quieren "pringar las manos", pero que dejan a Catar, a Turquía y a Al Qaeda que haga el trabajo sucio por ellos.
Todo el oro que os paguen no valdrá toda la destrucción que sembráis.
La hipocresía en todo caso será de quienes escriben, porque aquí solo se traduce, trabajo por el que nadie paga nada. Ojalá, ya me habría forrado a 7 céntimos palabra que es lo que cobran aproximadamente cuando se trata de traducciones árabe-español.
EliminarEn segundo lugar, si tu fuente de información es Damaspress, no tengo más que añadir.
Si a Hariri lo mató Al-Qaeda, ¿también "suicidaron" a Ghazi Kanaan cuando dejó de servir, o mataron a Samir Kassir? Busquemos los lazos y hablemos después.