Texto original: Al-Quds al-Arabi
Autor: Elías Khoury
Fecha: 06/08/2012
La sangrienta obstinación del régimen sirio ha llegado a su
final en Alepo. La más bella ciudad del universo y la de mayor historia está siendo
bombardeada por aviones de guerra MiG como si Bashar al-Asad y su entorno de
asesinos y carniceros considerasen que pueden destruir toda Siria y convertirla
en un cementerio. Así, el régimen se convertiría en el guardián de las tumbas y
en el gobernante de los fantasmas errantes.
El hijo del “eterno poder” no ha aprendido lo que le pasó a
sus homólogos los dictadores árabes y piensa delirante que el apoyo exterior le
dará vía libre y poder absoluto para destruir Siria. Todas las ciudades de Siria
están en la revolución y el ejército regular está desplegado a lo largo y ancho
del país, los bombardeos se extienden desde Damasco a Daraa, desde Deir Ezzor a
Homs, y desde Alepo a Hama, Homs y Latakia. A pesar de ello, el muro sordo
militar ha logrado seguir defendiendo al presidente dictador y la dinastía
gobernante. Del mismo modo, a pesar de las deserciones en las filas de los
soldados del ejército sirio, especialmente entre los oficiales, a la familia
Asad no le ha importado y ha seguido jugando al juego de la permanencia
sangrienta en el poder. Pero ayer sucedió una de las grandes sorpresas: el
primer ministro Riad Hiyab huyó a Jordania y se dice que desertó junto a otros
tres ministros, de los cuales el ministro de Hacienda fue detenido antes de
lograr escapar a Jordania.
¿Qué queda del poder, dictador?
Un país sin gobierno, un parlamento ilegítimo, un poder
judicial sin sentido y unos medios de comunicación mentirosos. El poder se desmorona
piedra a piedra y ya no es posible seguir en el juego. No sé lo que dirá Lavrov
a su señor Putin para resumirle el miserable estado del régimen que injuria las
armas rusas, convirtiendo a Rusia en un enemigo de los sirios y los árabes, pero
tras el desafío del gobierno la cuestión ha pasado a estar en un único campo.
Es el momento de la verdad en lo que se refiere al ejército
regular sirio: los dirigentes del ejército deben elegir entre el régimen y la
patria pues la política irracional que sigue la dinastía gobernante no llevará
más que a la destrucción de Siria. El régimen frívolo que ha abierto todas las
puertas a la intervención extranjera, ruso-iraní, debía de esperar una
intervención equivalente por la otra parte, y por eso conduce a Siria a la
destrucción y el destrozo, cavando así su propia tumba.
Es el momento de la verdad para el ejército cuya fama ha
sido destruida y que ha sido contaminado con la sangre de los inocentes. La
única salida para evitar la guerra abierta que puede ser un cóctel de las desgracias
de todas las guerras civiles -porque incluirá el sectarismo de la guerra de
Líbano, el salvajismo de la limpieza étnica serbia y la brutalidad del
asesinato de civiles al estilo iraquí- la única salida es la deserción de las
fuerzas de peso en el ejército regular y su alianza con el Ejército Sirio Libre
para crear una fuerza que proteja la revolución, la sociedad y el Estado y
anuncie el fin de la negra era asadiana. No sé si lo que digo es un mero deseo,
pues las palabras que escribimos ahora están en competición con los hechos y la
esperanza es que el ejército regular no permita que se cometa una terrible
masacre en Alepo porque el precio de tal pecado será grande, inmensamente
grande.
La deserción del ejército o de las fuerzas políticas en él
de ese régimen y su desligamiento del salvaje crimen que se está cometiendo
contra el pueblo sirio desde hace dieciséis meses no adoptará su significado
profundo excepto por medio de una coalición que la una con el Ejército Sirio
Libre y con los comités de los jóvenes de la revolución para que la sociedad
civil siria recupere su derecho a gobernarse a sí misma y por sí misma y para
liberar a la revolución de cualquier dependencia de las fuerzas exteriores ya
sean árabes o extranjeras: la libertad es también un hecho independiente e
independizante por excelencia.
Todo indica que el régimen dictatorial se desmorona y la
esperanza es que las deserciones se amplíen hoy antes que mañana, para que el
precio de la caída de este régimen salvaje no sea mayor de lo que se puede
soportar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario