Fecha: 09/08/2012
Pedimos disculpas a los lectores por la baa calidad de la traducción, pero el texto está cargado de retórica repetitiva en ocasiones y resulta complicado traducirlo.
Los abajo firmantes Muhammad Hasan al-Amin (consejero
en el Tribunal religioso yafarí/duodecimano en el Líbano) y Hani
Fahs (miembro del órgano legislativo del Consejo Supremo Islámico Chií en Líbano),
nosotros que somos conocidos por todos tanto en aspecto como en pensamiento, así
como por nuestro método y currículum, escogiendo la justicia, el justo medio,
el relativismo y la equidad;
en armonía con nuestras formaciones y nuestras opciones de fe, humanas,
nacionales y árabes, y con nuestra adscripción islámica general, en la que
nunca nos hemos sentido obligados ni nadie nos ha pedido renunciar a nuestra
especificidad chií, donde siempre hemos tenido la certeza de que a los chiíes
no les conviene ofender el espíritu de unión y unidad del islam y sus estipulaciones
jurídicas que se basan en la mutua aceptación y en la corrección de los
distintos caminos en el universo islámico que nos une y recibe;
siguiendo con nuestro legado chií de lucha contra los injustos, sean
quienes sean, y de apoyo a los oprimidos, sean quienes sean y estén donde
estén, comprometiéndonos con las exigencias de nuestra posición religiosa
depreciada, pero no por ello menos importante, por las fuerzas, la población, los
discursos diarios de dependencia, el clientelismo político y las relaciones rentista,
con el objetivo de preservar nuestro papel intelectual chií, islámico, árabe e
ilustrado que no odia más que a los arrogantes y demagogos;
y para materializar nuestra conocida tendencia a oponernos diametralmente a
los errores, sea quien sea quien lo comete, sea o no cercano a nosotros, y para
manifestar la opción que hemos elegido de ponernos en tiempos difíciles de parte
de los que resisten a la ocupación sionista de Palestina y Líbano, y contra las
ocupaciones nacionales que han utilizado a Palestina, la arabidad y el
antiimperialismo solo y en exclusiva contra los pueblos,
sin hacer distinciones entre opresor y opresor, entre dictador y dictador,
entre pueblo y pueblo, hacemos un llamamiento a nuestra gente para que apoyen a
los levantamientos árabes y que se preocupen por ellas, temiendo racionalmente
por sus hermanos, especialmente el levantamiento de pleno derecho en Siria, que
será victorioso y ha de continuar. También llamamos a que no hagan caso de los
falsos llamamientos de renunciar, a cambio un pacto injusto contra el pueblo
sirio, sus luchadores y sus mártires, a lo que debemos hacer y nos conviene a
nosotros y al pueblo sirio, testigo y mártir, que no es otra cosa que mostrar
nuestra ira, tristeza, dolor, apoyo, súplica y ruego para que la maquina letal
que asola la nación siria y al ciudadano sirio y también a nosotros se detenga.
Porque una de las más importantes garantías de la paz de nuestro futuro en
Líbano es que Siria sea estable y libre, y que la gobierne un Estado
democrático plural, unificador y moderno.
Exponemos sin ambages y sin ánimo de confrontación nuestra postura de apoyo
indudable al levantamiento sirio, del mismo modo que apoyamos la revolución
palestina, la iraní, la egipcia, la tunecina, la yemení y la libia, y del mismo
modo que empatizamos con la corriente reformista y el movimiento popular
opositor en Irán, los movimientos que exigen reformas en Bahréin, Mauritania y Sudán y del mismo
modo que mostramos nuestra disposición a apoyar cualquier movimiento popular
contra cualquier régimen que no se apresure a adoptar reformas profundas que le
eviten una revolución en su contra y su posterior derrocamiento. Se ha
desvanecido la mentira que siempre estuvo y debió estar desvanecida. Por su
parte, hacer realidad la verdad conlleva un largo camino, complicado y
tortuoso, lleno de trampas y baches, y que precisa de paciencia, sabiduría, lucidez,
y protección de la sangre de los mártires para que no la roben los murciélagos
de la noche ni las bandadas de buitres. También necesita transparencia, diálogo,
amor y crítica. No escatimaremos en dar amor verdadero, pero tampoco en hacer
una crítica fiel. Vamos hacia la verdad y la realidad, a la lucha y al martirio
desde nuestra memoria islámica pura y desde nuestros ruegos a Dios, desde
Karbalá del martirio que reúne a los que aúnan y se ha descargado ante Dios de
los opresores.
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