Texto original: Al-Sharq al-Awsat
Autor. Tareq al-Hamid
Fecha: 25/03/2012
Asma al-Asad,
la mujer de Bashar al-Asad
Las sanciones occidentales, y entre ellas las últimas impuestas por la Unión Europea, no se han conformado con dirigirse contra la cabeza del régimen de Bashar al-Asad o su hermano Maher, sino que la Unión Europea ha impuesto sanciones a las mujeres de la familia Asad: la madre, la hermana y la mujer, algo que llama la atención, pues ¿qué sentido tienen tales sanciones y qué deben suponer?
Lo que está claro es que las últimas sanciones europeas dicen que la comunidad internacional, y Europa incluida, reconoce que la problemática hoy en Siria es una única familia y no un clan ni una secta. Esa familia es la familia Asad en sí, hombres y mujeres. Así, la imposición de estas sanciones sobre las mujeres es como dibujar un círculo en torno a la familia para ponerla como objetivo de todo aquel que quiera derrocar al régimen asadiano y sacarlo de Siria, concretamente el ejército. Que la Unión Europea arroje la luz sobre la familia Asad y sus mujeres supone un indicio intrínseco de que cualquier golpe de estado militar que tenga lugar hoy en Siria gozará del beneplácito internacional.
El imponer sanciones a la familia Asad y sus mujeres significa que la comunidad internacional y la Unión Europea distinguen entre la familia y la secta, y también los oficiales. Así, se trata de un mensaje claro cuyo objetivo no es reprimir o asustar a la familia Asad, sino lanzar un claro mensaje a los oficiales: moveos y bendeciremos vuestro movimiento porque distinguimos entre vosotros y la familia Asad. Lo paradójico es que esta familia que gobierna Siria de facto política y económicamente nunca ha querido acaparar las cámaras, a pesar de controlar las fuentes de electricidad. Sin embargo, hoy, la familia está en el ojo del huracán como no lo había estado antes porque, como ya hemos dicho, es quien dirige y gobierna Siria. A Siria no la gobierna el partido Baaz, ni ningún otro partido sino un consejo familiar en el que las mujeres tienen su prestigio, algo de lo que se han dado buena cuenta los europeos y, por eso han castigado también a las mujeres de la familia.
Naturalmente, dichas sanciones tienen un efecto moral que se supone que ha de tener muchas implicaciones porque no se trata de enfrentarse a un clan o una secta, sino enfrentarse a una única familia, clara y delimitada que los sirios conocen bien, por no decir lo bien que la conocen los oficiales. Así, la pregunta hoy es: ¿Quién está dispuesto a sacrificarse por una familia determinada? La cuestión aquí nada tiene que ver con una nación o un régimen completo, una tribu o una secta, sino que se trata de una única familia. Las sanciones europeas son hoy como una diana que se cuelga en la pared y en la que el jugador tiene que clavar sus flechas. La pregunta es: ¿quién clavará las flechas en el centro de esa diana (familia) para salvarse y salvar a Siria?
Las sanciones europeas significan que, con toda sencillez, que hay que elegir: o Al-Asad o Siria. Por eso, las sanciones se han puesto a las mujeres como objetivo, una lección que solo comprenderán y se aplicarán los militares del régimen asadiano. Por ello, las sanciones europeas se consideran peligrosas e influyentes.
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