Blog dedicado a publicar traducciones al español de textos, vídeos e imágenes en árabe sobre la revolución siria.

El objetivo es dar a conocer al público hispanohablante al menos una parte del tan abundante material publicado en prensa y redes sociales sobre lo que actualmente acontece en Siria. Por lo tanto, se acepta y agradece enormemente la difusión y uso de su contenido siempre y cuando se cite la fuente.

miércoles, 30 de diciembre de 2015

¿Qué habría pasado si...?



Palabras escritas por Bushra, la mujer de Naji al-Jaraf (o Naji Jerf), periodista asesinado de un disparo en la cabeza en Gaziantep, autor de un documental sobre la vida bajo Daesh en Alepo.


 Mutasem Abou AlShamat


En tu presencia, Naji.

En tu ausencia, presente mío, te pregunto y esperaré siempre la respuesta.

¿Qué habría pasado si…?

¿Si el anciano en tu interior hubiera sido mayor que el niño?

¿Si no me hubieras sorprendido cada día con nuevas posibilidades para recoger datos?

¿Si el color miel de tus ojos hubiera cubierto el verde aunque fuera solo un poco?

¿Si me hubieran dejado cantar en nuestra boda “El color miel de tus ojos” como había planeado, y si el tañedor de laúd no se hubiera marchado pronto?

¿Si tú no me hubieras cantado un día con tu voz parecida a un relincho “El cante es un relincho, esa es la única solución para mi voz, ¿te ha gustado esta vez?”?

¿Si te hubieras acostado pronto?

¿Si hubieras sido menos caótico y menos inteligente?

¿Si me hubieran dado tus ropas y tu sangre para huir con ellas, pues quizás habría brotado de ellas el trigo para que yo viva?

¿Si no nos hubieras dibujado la duda para después dejarnos empapados de ti, exigiéndonos que aplaudiéramos nuestra sorpresa al marcharte?

¿Si no fueras el padre de Yamm?

¿Si no me hubieras prometido otra cosa que no fuera este incendio?

¿Si me hubieras dejado un hueco a tu lado? Esta tumba es muy amplia… Y mi corazón viaja a tu lado.

¿Si quien te mató te hubiera mirado a los ojos? No te habría matado; se habría llevado algunas bolsas y le habríamos dicho “Que Dios te bendiga”.

¿Si ahora respondieras? Te reto a que me envíes una palabra, un concepto, un camino, una tristeza en la que no me unas a ti. Te reto, derrótame esta vez. Dame el honor de una respuesta, Naji, silencia mi llanto.

¿Si me hubieran dicho que te marcharías antes de la tarde? Tal vez habría podido alcanzarte.

¿Si Yam no fuera tan entusiasta de tus tonterías, tu forma de bailar y tus molestas canciones?

¿Si tu cuerpo hubiera sido algo más ancho que tu alma?

¿Si te hubiera conocido de forma superficial?

¿Si me hubieras mirado antes de salir de casa?

¿Si hubieras sido menos precavido y no me hubiera quedado prendada de ti en la estación de autobuses ni me hubieras cogido la comida que llevaba?.

¿Si te odiara?

¿Si no nos hubieras dicho adiós a todos, a tu manera?

¿Si hubieras sido más cruel?

¿Si la vergüenza en tu voz y el tartamudeo al teléfono hubiera sido menos claro?

¿Si me hubieras amado más que a tu país?

¿Si por una vez hubieras probado a no pensar en todo a un tiempo?

¿Si no te hubiera controlado y no me hubiera preocupado por lo que tenías en la cabeza con la paciencia de un locutor principiante (solo me faltó pagar para espiarte)?.

¿Si te hubiera conocido durante menos de veinte años?

¿Si me hubieras conocido?

¿Si me hubieras conocido?

¿Si te hubieras dado cuenta de que te faltaba el cordón del zapato, o tu camisa suelta, o un botón del pantalón antes de salir cada día?

¿Si encontrase la pastilla o la bala que me despierte para verte aquí de pie repartiendo tu irritación, tu preocupación y tu tristeza?

¿Si te hubieras querido tanto como te quería quien hoy no duerme?

¿Si las líneas de tu sonrisa apenas fueran dos?

¿Si hubieras sido menos bello, y yo me hubiera aferrado más a ti al verte marchar consciente y orgulloso mientras llorabas, con la alegría de un niño aquella noche (“Por cierto, no me han matado, me matará la bala: tengo miedo de las balas, Bushra, y me aterra su sonido”).

“Moriré a causa de los mártires, cada vez son más y no me los puedo sacar de la cabeza, me he cansado de salvarme por arte de magia”. ¿Si no me hubieras dicho eso una noche y después te hubieras dormido llorando, muerto con ellos?

¿Si pudiera añadir una modificación al certificado de defunción? “Hora de la muerta: 5:00 de la mañana, tras una inconsciencia momentánea, antes de que lograra tocar su cabello una vez más con su mano derecha y su nariz, justo en el último momento en que se reunían a quienes amó y quienes le amaron”. “No hubo bala, Yamm, y no rozaron su bella cabeza”.

¿Si hoy soplaras con nosotros la vela del cuarto cumpleaños de Emesa como le prometiste? Ella es mi particular Homs[1], aunque me gusta más llamarla ‘la Rebelde’. Pero engendraré también una Hawran [2] y una Hanta [3], y Shahira[4], aunque no te guste el nombre. Ojalá no la hubieras apagado con tu muerte, Naji.

Si todo eso hubiera pasado, podría perdonar tal vez, podría dormir tal vez.



[1] Emesa es un nombre antiguo de Homs.

[2] Zona sur de Siria.

[3] Nombre de la revista en que trabajaba Naji.
[4] Nombre de la madre de Naji.


viernes, 27 de noviembre de 2015

Yo... sigo vivo

Texto original: Ana qissat insan (Yo soy la historia de un ser humano)

Autora: Suzan Ahmad/Abdallah al-Hafi

Fecha: 23/11/2015

 


Señores, yo soy un joven con aspiraciones llamado Abdallah al-Hafi. Trabajaba como director financiero en una empresa y tenía mi propia vida, reflexiones y escritos. Me daban pánico la sangre, las escenas de muerte y los cadáveres. Hoy me decio a retirar restos humanos y cadáveres de debajo de los escombros.

No puedo borrar de mi memoria aquel día del marzo de 2012, cuando las fuerzas de Asad irrumpieron en Al-Ghouta y mi hermano pequeño colaboró en las acciones para detener la irrupción. Me detuve en ese mismo instante para despedir a mi hermano pequeño, que creció de pronto, y me pidió que cuidara de mi madre y hermanos. Después me llegó la noticia de que había resultado herido. Cuando llegué al punto de atención médica, acababa de entregar su vida. Sin pensarlo, llevé su cadáver a su madre, sin miedo.

Mi mayor deseo es ir a Damasco, y tan solo vivo a unos metros en la Al-Ghouta asediada. Ahora enseño en las escuelas y participo en actividades civiles. También trabajo en una organización de ayuda humanitaria y soy voluntario en el grupo de defensa civil, donde he visto cosas indescriptibles.

No, la vida no solo tiene cosas malas, pues hay momentos en los que sientes que sigues vivo, como cuando después de seis horas de trabajo duro en duma para sacar los cadáveres de los miembros de una familia al completo de debajo de los escombros tras una de las continuas masacres, y después de haber perdido toda esperanza de encontrar algún superviviente, escuchamos un llanto. Nos pusimos a cavar con todas nuestras fuerzas hasta que encontramos bajo dos techos desplomados, una niña pequeña que no tendría ni cuatro meses, que estaba intacta. Cuando sus ojos vieron la luz y se puso a gritar e inhalar el aire, sentí que volvía a vivir.

Señores, no crean que estoy arrepentido de haber participado en la revolución, ni piensen por un momento que he perdido mucho, pues, en realidad, yo he ganado, me he ganado a mí mismo.