Blog dedicado a publicar traducciones al español de textos, vídeos e imágenes en árabe sobre la revolución siria.

El objetivo es dar a conocer al público hispanohablante al menos una parte del tan abundante material publicado en prensa y redes sociales sobre lo que actualmente acontece en Siria. Por lo tanto, se acepta y agradece enormemente la difusión y uso de su contenido siempre y cuando se cite la fuente.

viernes, 27 de noviembre de 2015

Yo... sigo vivo

Texto original: Ana qissat insan (Yo soy la historia de un ser humano)

Autora: Suzan Ahmad/Abdallah al-Hafi

Fecha: 23/11/2015

 


Señores, yo soy un joven con aspiraciones llamado Abdallah al-Hafi. Trabajaba como director financiero en una empresa y tenía mi propia vida, reflexiones y escritos. Me daban pánico la sangre, las escenas de muerte y los cadáveres. Hoy me decio a retirar restos humanos y cadáveres de debajo de los escombros.

No puedo borrar de mi memoria aquel día del marzo de 2012, cuando las fuerzas de Asad irrumpieron en Al-Ghouta y mi hermano pequeño colaboró en las acciones para detener la irrupción. Me detuve en ese mismo instante para despedir a mi hermano pequeño, que creció de pronto, y me pidió que cuidara de mi madre y hermanos. Después me llegó la noticia de que había resultado herido. Cuando llegué al punto de atención médica, acababa de entregar su vida. Sin pensarlo, llevé su cadáver a su madre, sin miedo.

Mi mayor deseo es ir a Damasco, y tan solo vivo a unos metros en la Al-Ghouta asediada. Ahora enseño en las escuelas y participo en actividades civiles. También trabajo en una organización de ayuda humanitaria y soy voluntario en el grupo de defensa civil, donde he visto cosas indescriptibles.

No, la vida no solo tiene cosas malas, pues hay momentos en los que sientes que sigues vivo, como cuando después de seis horas de trabajo duro en duma para sacar los cadáveres de los miembros de una familia al completo de debajo de los escombros tras una de las continuas masacres, y después de haber perdido toda esperanza de encontrar algún superviviente, escuchamos un llanto. Nos pusimos a cavar con todas nuestras fuerzas hasta que encontramos bajo dos techos desplomados, una niña pequeña que no tendría ni cuatro meses, que estaba intacta. Cuando sus ojos vieron la luz y se puso a gritar e inhalar el aire, sentí que volvía a vivir.

Señores, no crean que estoy arrepentido de haber participado en la revolución, ni piensen por un momento que he perdido mucho, pues, en realidad, yo he ganado, me he ganado a mí mismo.