Blog dedicado a publicar traducciones al español de textos, vídeos e imágenes en árabe sobre la revolución siria.

El objetivo es dar a conocer al público hispanohablante al menos una parte del tan abundante material publicado en prensa y redes sociales sobre lo que actualmente acontece en Siria. Por lo tanto, se acepta y agradece enormemente la difusión y uso de su contenido siempre y cuando se cite la fuente.

martes, 29 de octubre de 2019

Cartas a Samira (14)

Texto original: Al-Jumhuriya

Autor: Yassin Al Haj Saleh

Fecha: 19/10/2019


Viví tu secuestro y desaparición hace ya casi seis años como lo peor que podía pasarle a nadie, y lo más inusitado, a pesar de los múltiples crímenes y hechos atroces que suceden en nuestro mundo. Tú y yo, en concreto, estamos lejos de la cara más cruel e inusitada de la vida en nuestro país, que muestra algunos de los aspectos más duros e inusitados de la vida en el mundo entero; sin embargo, Sammur, a mí no podía sucederme nada peor que tu ausencia.

Cuando nos detuvieron en nuestros años de juventud, tanto tú como yo conocíamos a personas que habían vivido experiencias similares y estábamos bastante bien preparados para ello. Sabíamos que era muy posible que nos detuvieran y que ese era un precio muy factible a pagar por aquello que creíamos que era nuestro deber. Existía toda una literatura y una producción artística sobre los presos políticos y su imagen era muy positiva.

A día de hoy, no he consultado nada de literatura ni producciones artísticas sobre la desaparición y, en concreto, sobre quienes han visto desaparecer a su pareja o persona querida. La realidad es que, incluso en situaciones de cárcel, no se encuentra casi nada relacionado con cómo lo viven las familias o los seres queridos de los presos. Sin embargo, la prevalencia de la situación de cárcel nos ha familiarizado a quienes ya estábamos metidos en el “ambiente” con las familias de los detenidos durante los años de cárcel. Nuestras propias familias pasaron por ello y también muchos de nuestros amigos. La cárcel en sí misma se convirtió en una experiencia razonablemente conocida gracias a lo que escribieron antiguos presos, empezando por tu marido y algunos otros que conoces personalmente.

De la desaparición forzosa en nuestra generación muy pocos regresaron, si es que alguno lo hizo. No sé si existen testimonios en ese sentido y es poco probable que estos testimonios traten la experiencia de las familias de los desaparecidos, especialmente las madres y las mujeres. Digo mujeres porque en la historia de nuestro país han sido tradicionalmente los hombres quienes han desaparecido y las mujeres, las que sufrían la pérdida y el duelo. Mi madre fue una de ellas, y también la tuya. Mi madre falleció en los años de mi corta ausencia y la tuya, en tus largos años de ausencia.

La experiencia de la pérdida es fundamentalmente una experiencia femenina, en la medida en que la mayor parte de los desparecidos eran hombres. Esa era la situación en Siria en la anterior generación y sigue siendo la tónica general. De lo poco que sé de otros países, un colectivo de mujeres turcas se concentran una vez al mes para exigir conocer el paradero de sus hijos, desaparecidos desde los años ochenta del siglo veinte, y en Argentina se reúnen las madres de los desaparecidos de esa misma década en una plaza de la capital llamada Plaza de Mayo. Se las conoce como las madres de la Plaza de Mayo. En Marruecos, había un movimiento a principios de este siglo por los desaparecidos durante los “años de plomo” (entre los sesenta y los ochenta del siglo pasado), pero parece que las familias estaban menos organizadas y las autoridades se esforzaron en cerrar el expediente desde arriba. Nuestra situación es más complicada, Sammur. En nuestra generación, solo había un responsable de las desapariciones: el régimen. Sin embargo, hoy se han multiplicado los responsables que ya no abarcan solo al régimen y sus milicias, sino también a Daesh, el Ejército del islam y otros. Se habla de 98.000 desaparecidos, cuyas familias en el interior de Siria no pueden organizar ninguna acción contra los responsables, mientras que, en el exterior, está todo muy disperso.

Debido a los pocos escritos, testimonios, novelas, relatos o poemas de los que disponemos no se puede hablar de literatura de la desaparición de la forma en que se habla de la literatura de cárcel. Debido a lo poco habitual que es, no encuentro a qué recurrir para que me ayude a lidiar con esta experiencia. Sin fuentes escritas, lo más cercano como fuente real a la que recurrir es mi madre, durante el tiempo que vivió mi pequeña ausencia, y posteriormente la de dos de mis hermanos. Digo que fue una pequeña ausencia porque sabía dónde estábamos y nos visitaba de vez en cuando. En tu ausencia me identifico con mi madre, y con las madres cuyos hijos están desaparecidos. Me he transformado en una madre de mi esposa desaparecida, en una madre para ti, Sammur.




Tu ausencia me ha feminizado debido a esta experiencia femenina que se me ha presentado. En esta experiencia, durante algo más de setenta meses, me abruma la crudeza y el horror que soportan las mujeres, sobre todo porque solo unas pocas de ellas pueden implicarse en alguna acción positiva por el preso o desaparecido y muy pocas veces pueden transformar su angustia por los seres queridos desaparecidos en una causa general. Cuando son ellas las presas y, en no pocas ocasiones violadas, son aún menos las que han podido retratar su experiencia y algunas han sido repudiadas por sus familias, o incluso asesinadas para limpiar el honor. La limpieza del honor es en sí misma una deshonra que no se puede limpiar.

No hay nada que pueda equipararse en las experiencias de los hombres.

He podido seguir tu causa con la ayuda de amigas y amigos, y sin embargo, no siento que tenga la fuerza, la firmeza y valentía de mi madre. ¿Cómo pudo ella y muchas otras madres soportar tanto dolor durante tantos años? No deja de sorprenderme, sobre todo porque un gran porcentaje de ellas no tenían instrumentos, ni palabras escritas o pronunciadas en alto, ni fotos, ni líneas ni melodías que sirvieran para representar sus dolorosas experiencias y presentarlas en el espacio público, a fin de granjearse una cierta solidaridad y apoyo. A falta de esos instrumentos, la ausencia es doble o total, y se agrava por la falta de una organización que acerque a las familias y fortalezca sus vínculos.

Tal vez las lágrimas ayuden. Ayudan más a las mujeres que a los hombres, porque ellas utilizan sus ojos para algo que los hombres han aprendido a ocultar desde la más tierna infancia. Yo era uno de ellos. Cuando mi madre falleció apenas me brotaron lágrimas de los ojos y me enojé conmigo mismo por ello. Necesitaba llorar, pero no podía. Tras tu ausencia, cambié. ¡Cuánto he cambiado!

He evitado romperme de muchas maneras, Sammur, entre ellas, a través de las lágrimas. No reconozco en mi experiencia lo que dice mi amiga Souad Labbize de que las lágrimas tienen “una función poética”, la función “de revivir un rostro destrozado”. Creo que las lágrimas compensan la ausencia de palabras o su incapacidad. Ponen de manifiesto la falta de palabras o la palian cuando son incapaces de representar la experiencia, como si fueran palabras alternativas o complementarias. Tal vez las mujeres lloren más porque están privadas en mayor medida de las palabras, mientras que los hombres lloran menos porque son más dueños de las palabras.

Una de las dimensiones que ejemplifican esta transformación mía es que prácticamente todos mis héroes son mujeres, a diferencia de lo que sucedía hace apenas unos años.

Desde hace años, el lema feminista “lo personal es político” resume mi experiencia, y eso antes de saber que una de mis heroínas de pensamiento, Hannah Arendt, ve en ello una condición definitoria de los refugiados. En nuestra calidad de refugiados, lo personal y lo político se intensifican mutuamente. No veo ningún problema en la palabra refugiado, Sammur, a diferencia de la intelectual judía alemana, que fue refugiada en Francia durante años, antes de asentarse definitivamente en EEUU. La palabra en la que no me reconocía era “exilio” y sus derivados. Hoy intento encontrar un lugar para mí entre las palabras, y lo encuentro y no lo encuentro.

Tampoco encuentro palabras para describir tu lugar, totalmente ausente desde hace años. Supongo que precisamos de la teología y su lenguaje para representar tu larga ausencia silenciada. Lo personal aquí es religioso y político, y lo religioso y político es personal. Esto sirve de inauguración de un gran debate que espero que se mantenga. En las experiencias históricas de religión no hay mucho que se sostenga al compararlo con nuestra experiencia general en los años de la revolución ni en nuestra experiencia personal desde tu ausencia. A partir de ello, podemos construir cosas importantes, nuevos comienzos liberadores.

La experiencia me ha cambiado, Sammur, y sabes que hacía mucho que quería cambiar. Y aunque siga siendo una de las peores cosas que le pueden pasar a un hombre, no es por consideraciones viriles de proteger a mi mujer o perseguir a mis enemigos hasta el final, sino porque sé que la experiencia totalmente inesperada ha sido nociva para ti y que lo que te ayudó a soportar cinco meses en Duma después de que yo me marchara fue la perspectiva de que terminaría pronto y viviríamos juntos, finalmente, “una vida como la vida”. Tu dolor ante lo inesperado, y por encima de todo, lo horrible de ese dolor, es lo que me angustia y siembra el desconsuelo en mi corazón y aquello por lo que me esfuerzo para ser su hogar y familia, y también su narrador.

De lo que no fui consciente antes es del hecho de que el cambio es una experiencia trágica en general. No bastaron solo los largos años de cárcel para mi primera trasformación, sino que también tuvo que morir mi madre. El precio de mi transformación hoy es vivir como un refugiado, y casi inmediatamente después, tu ausencia. Una mujer me dio su vida y otra, su presencia y su libertad, para que cambiara dos veces. En ocasiones, pienso, Sammur, que pago un precio terrible por mi avaricia, por mi profundo deseo interior de cambiar de nuevo, por vivir una tercera vida. Dos vidas no me han bastado. Lo trágico ha venido de lo que me parecía que era lo más profundo de mi libertad y renovación, de un destino que he llevado conmigo con celo, un destino “escrito en la frente” de alguna manera.

En lo que respecta al hecho de tu ausencia, me esfuerzo para que la transformación cuyo precio estás pagando, sin que yo pueda ayudarte, sea una transformación transformadora, que contribuya a un significado y una libertad que se generalicen y constituyan una vida para otros. No tuvimos hijos: quizá nuestra contribución al cambio general sea convertirnos en la semilla que dejemos a quien venga después.

Digo “nuestra contribución” porque tú estás presente en ella en todo momento, eres su protagonista y su estímulo, porque mi compromiso como transformador, como madre tuya, es lograr que tu ausencia sea una fuerza transformadora general, que viva y tenga significado, y permanezca.

sábado, 12 de octubre de 2019

La operación turca y el origen de las guerras que están por venir

Texto original: Al-Jumhuriya
Autor: Colectivo Al-Jumhuriya
Fecha: 11/10/2019


A pesar de las intensas declaraciones internacionales y árabes de rechazo a la operación militar turca lanzada el miércoles pasado por la tarde, y a pesar de las múltiples declaraciones estadounidenses sobre las duras sanciones a las que se enfrentará Ankara en caso de traspasar unas líneas rojas que nadie ha delimitado con exactitud, la magnitud y la naturaleza de las operaciones militares que lleva a cabo el ejército turco, con el apoyo de facciones sirias que dependen de él, sugieren que Turquía ha obtenido la aprobación tácita de los países que dominan la geografía siria, empezando por EEUU y Rusia, para arrebatar el dominio sobre ciudades y municipios sirios de manos de los combatientes de las Fuerzas Democráticas Sirias (FDS) en la franja fronteriza con Turquía.
La forma en que Trump anunció la retirada de las fuerzas estadounidenses de Siria el pasado lunes dio la impresión de que EEUU daba luz verde al ejército turco para hacer lo que se le antojara, y que EEUU iba a retirarse totalmente de la zona de la Yazira siria; sin embargo, las declaraciones posteriores del propio Trump, de responsables del Pentágono y de congresistas redujeron esa impresión y llevaron a pensar que la operación militar turca sería muy limitada y que se limitaría quizá a la zona comprendida entre Ra’s al Ayn/Serê Kaniyê y Tal Abyad, sin adentrarse demasiado en territorio sirio.
No obstante, la operación turca se inició con el bombardeo con misiles y artillería, además de bombardeos aéreos, sobre todo el territorio fronterizo, a lo largo de unos 400 km entre Ayn Diwar, cerca del río Tigris en el extremo oriental de Siria, hasta la zona rural de la ciudad de Ayn al-Arab/Kobane, cerca del Éufrates, pasando por Al-Malikiya/Dêrika, Qamishle, Amuda, Derbasiya, Ra’s al-Ayn y Tal Abyad. También se produjeron bombardeos aéreos sobre las posiciones de las FDS en el interior de la provincia de Raqqa, cerca de Ayn Issa. Debido a la extensión de las zonas afectadas, resulta complicado vaticinar cuál será la magnitud de la operación y sus límites sobre el terreno, pero los ejes principales en los que se han centrado las batallas e irrupciones terrestres que comenzaron la noche del miércoles al jueves se mantienen, hasta el momento de escribir estas líneas, limitadas principalmente a los alrededores de las ciudades de Tal Abyad y Ra’s al-Ayn, donde han avanzado las fuerzas turcas y las sirias que dependen de ellas y tomado el control de varios pueblosy colinas al este y oeste de ambas ciudades, tras librar enfrentamientos más o menos violentos con los combatientes de las FDS.
Según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos, los bombardeos turcos durante los dos primeros días han provocado diez víctimas civiles en varias zonas, mientras que los enfrentamientos y ataques recíprocos han provocado la baja de cuarenta combatientes de ambos bandos. Además, han provocado el desplazamiento de setenta mil civiles, en su mayoría habitantes de Tal Abyad, Ra’s al-Ayn y Derbaya, la mayoría de los cuales se han dirigido a zonas alejadas de las operaciones, particularmente en la provincia de Hasake. Los efectivos de las FDS han respondido a los bombardeos turcos con proyectiles de mortero y cohetes Katyusha sobre Jarabulus y sus alrededores, en la zona rural nororiental de Alepo, donde dominan las facciones de la operación Escudo del Éufrates, partidarias de Turquía, lo que ha provocado muertes y ha dejado también heridos entre los civiles. También han alcanzado las ciudades turcas de Akçakale y Nísibis, sumando allí también muertos y heridos entre los civiles.
Parece que las fuerzas turcas pretenden rodear las ciudades de Tal Abyad y Ra’s al-Ayn para obligar a los combatientes de las FDS a retirarse por miedo a quedar totalmente cercados, lo que facilitaría a las fuerzas agresoras la entrada en ambas ciudades. Las operaciones terrestres parecen indicar que pretenden también tomar el control de ambas ciudades y la franja fronteriza entre ambas, adentrándose hasta una distancia desconocida en territorio sirio.
Teniendo en cuenta las declaraciones de Trump y de los responsables estadounidenses sobre la retirada de las fuerzas estadounidenses de la zona de las operaciones, y sobre los límites que Ankara no debe traspasar, lo más probable es que la incursión terrestre no supere los treinta kilómetros, que es la profundidad hasta la que, a día de hoy, han llegado las fuerzas estadounidenses frente a Tal Abyad y Ra’s al-Ayn y la franja que las une. Este análisis se corresponde con las declaraciones ayer del Secretario de Estado estadounidense sobre le hecho de que la primera etapa de la operación solo se centraría en una franja de 120 kilómetros de largo y 30 de profundidad. Sin embargo, la falta de claridad de la postura estadounidense y la ampliación de las zonas de bombardeos más allá de esos límites, así como la insistencia de los responsables turcos de que esta es solo una etapa de la operación, dejan la puerta abierta a la posibilidad de que las incursiones terrestres lleguen a incluir toda la franja fronteriza al este del río Éufrates más adelante.
الخريطة نقلاً عن موقع liveuamap
Fuente: Liveuamap
En el plano árabe, Egipto, Arabia Saudí, Kuwait, Emiratos Árabes Unidos y Bahréin han condenado la operación y han llamado a su detención inmediata. Egipto, además, ha hecho convocado una reunión urgente de la Liga Árabe el sábado para abordar la cuestión. Qatar, de forma individual, ha emitido un comunicado apoyando la operación. Por otra parte, en el plano internacional, Francia, Alemania y Gran Bretaña han rechazado la operación y han llamado a su detención inmediata, mientras que la postura rusa ha sido ambigua y no determinante, como la de EEUU, aunque de forma distinta. El ministro de Asuntos Exteriores ruso, Sergei Lavrov, dijo ayer que su país comprende “la legítima preocupación de Turquía en lo relativo a la seguridad de sus fronteras”, indicando a Turquía que debía abordar sus temores por medio del Acuerdo de Adana y anunciando que su país “tratará de establecer el diálogo entre Ankara y Damasco, así como entre Damasco y los kurdos”. Añadió también que la operación turca era la consecuencia natural del comportamiento de EEUU en la región. Por su parte, Teherán, aunque ha reiterado que comprende los temores de Ankara en lo referente a la seguridad, hizo ayer un llamamiento, emitido por su Ministerio de Asuntos Exteriores, a la inmediata detención de la operación y a la retirada de las fuerzas turcas de Siria.
Las distintas posturas internacionales y la indeterminación de Rusia y EEUU provocaron una reunión urgente del Consejo de Seguridad de la ONU el jueves, que concluyó sin que se adoptara ninguna resolución ni se anunciara ninguna postura determinante sobre la operación. Parece claro que las únicas partes internacionales que pueden influir en el devenir de la operación de veras son EEUU en caso de que prosiga o no con la retirada de sus soldados de otras regiones, y después Rusia, cuyo papel será determinante en caso de que las fuerzas estadounidenses continúen con su retirada y se desentiendan de las Fuerzas Democráticas Sirias. Parece evidente que Moscú intentará reconducir la cuestión para transferir el control de la mayor cantidad posible de territorio a manos de las fuerzas del régimen sirio y sus aliados, lo único que puede hacer que EEUU decida no retirarse de más zonas, por miedo a que las tropas iraníes se desplieguen en ellas, ya que ello debilitaría su postura en su punga con Irán.
Aún no están claros cuáles son los puntos fuertes en los que las FDS pueden apoyarse en esta batalla. Frente a la determinación turca de disolver las “Unidades de Protección Popular” (YPG, según sus siglas en kurdo), el ala militar siria del Partido de los Trabajadores del Kurdistán, columna vertebral de las FDS y quien domina de facto las zonas bajo su dominio, y frente a su clara intención de cambiar el equilibrio demográfico en la zona por medio de la repoblación con cientos de miles de refugiados, según ha declarado Erdogan más de una vez, las FDS, en caso de que EEUU prosiga con su retirada, solo podrán ampararse en Rusia y el régimen sirio, lo que conllevará su disolución y la eliminación de su proyecto, tal y como confirmó ayer el viceministro de Asuntos Exteriores del régimen sirio, Faisal Mekdad. Como declaró, el ejército sirio estaría dispuesto a trasladarse a la zona y protegerla, a condición de que se acordaran las “reconciliaciones necesarias”. Es bien sabido que el concepto de reconciliación, según lo entiende el régimen sirio, implica la disolución de las fuerzas armadas y las organizaciones políticas que no dependen de él y el sometimiento incondicional de sus miembros y de la población de las zonas en que se despliegue al ejército y fuerzas de seguridad del régimen. Eso mismo es lo que dijo Faysal Mekdad claramente cuando confirmó su rechazo al diálogo con “quienes hablan desde la lógica secesionista o considerando que son una fuerza de facto que debe imponerse”.
El Partido de la Unión Democrática (PYD, por sus siglas en kurdo) y sus combatientes carecen de alianzas reales en las que apoyarse en la región, puesto que su comportamiento a la hora de gobernar e imponer su control hará que todos, salvo un sector de la población kurda que lo apoya, se desentiendan de él rápidamente en caso de que pierda el amparo estadounidense. Este partido ha reprimido todas las voces opositoras entre los kurdos y ha perpetrado innumerables violaciones y crímenes contra muchos de los componentes de la región. Muchos de los habitantes confían en que la operación turca sirva para volver a sus pueblos y casas de los que fueron expulsados por las FDS.
No obstante, aunque esta operación permita a algunos desplazados forzosos recuperar su derecho de retorno a sus hogares, el objetivo no es ese, sino que tiene que ver con la defensa de la seguridad nacional turca tal y como la ve su Estado y pondrá los ingredientes para una nueva catástrofe que se cierne sobre todos los habitantes de la Jazira siria. Una zona esta que ya ha sufrido una serie de desgracias como resultado del salvajismo del régimen sirio y su comportamiento genocida, posteriormente por haber caído muchos de ellos en manos del criminal Daesh y, finalmente, como consecuencia de las operaciones de la destructiva Coalición internacional y el dominio de las FDS sobre toda la región, un domino que ha conllevado todo tipo de violaciones, represión, y exilio forzado y que exacerbará la tensión en las ya de por sí complicadas relaciones entre los componentes de la región: árabes, kurdos, siriacos y asirios.
La operación turca empeorará y complicará estas relaciones al introducir en la memoria de la población más elementos de enemistad, derramamiento de sangre y exilio forzoso, provocando durísimas consecuencias humanitarias para los sirios que viven en las zonas bombardeadas de la Jazira, sobre todo, debido al hecho de que estas zonas ya han recibido un número nada desdeñable de desplazados al haberse mantenido, en su mayoría, cuasi seguras durante los últimos años. La operación en Afrin sirve para vaticinar el posible futuro que espera a la región en caso de que la operación continúe y se expanda. Dicha operación ya provocó el exilio de decenas de miles de kurdos de sus municipios y pueblos en Afrin y sus alrededores, y la toma del control por parte de facciones que se comportan como bandas armadas, deteniendo, secuestrando, confiscando salarios e imponiendo su lógica, doctrinas y fundamentalismo siempre que podía. De ello dan cuenta la destrucción de muchos santuarios religiosos y la imposición de la vestimenta marcada por la jurisprudencia religiosa sobre las mujeres en muchas regiones de Afrin.
No hay nada que nos permita pensar que el comportamiento de estas facciones será diferente en las zonas de la Yazira. Más aún, todos sabemos que su toma del poder implicará el desplazamiento de decenas de miles de kurdos de sus casas por miedo a la venganza y las represalias con la excusa de su relación con las YPG kurdas. En el menos malo de los escenarios, esta operación supondrá una modificación en el equilibrio demográfico en Tal Abyad y Ra’s al-Ayn y sus alrededores, que abrirá nuevas heridas profundas en el tejido social de la zona. En el peor de los casos, una total retirada estadounidense supondrá el dominio de Turquía y sus aliados sobre la mayor parte de la franja fronteriza; es decir, sobre la mayoría de las ciudades que históricamente han tenido una alta densidad de población kurda. Será una gran catástrofe cuyos efectos permanecerán durante generaciones. Por otra parte, también supondrá el retorno del dominio del régimen y sus aliados a las restantes zonas de la Yazira, como Raqqa, la zona rural septentrional de Deir Ezzor y amplias zonas de la provincia de Hasake, con sus catastróficos resultados para la población de esas regiones y para la causa siria en su conjunto. Todo ello será la antesala de la inevitable naturalización de las relaciones entre el régimen y Turquía, bajo patrocinio ruso, lo que supondrá la aniquilación de la causa siria en el ámbito político, una vez aniquilada sobre el terreno.
Puede darse otro escenario menos terrorífico, que es que las tropas estadounidenses se retiren de todas las regiones de amplia presencia kurda y permanezcan en las de densidad poblacional árabe en el sur de la provincia de Hasake, la zona rural septentrional de Deir Ezzor y Raqqa, que implicará literalmente el intercambio de una parte de su población y será una trágica farsa en la que las fuerzas árabes tomen el control, con apoyo turco, de las zonas históricamente kurdas, mientras que las fuerzas kurdas, con apoyo estadounidense, tomarán el control de las zonas históricamente árabes, repitiendo así lo sucedido en Afrin y Tal Rifaat. En dichas operaciones, las facciones opositoras participantes en la batalla utilizaron el pretexto de la toma del control por parte de las fuerzas kurdas sobre la árabe Tal Rifaat y el exilio forzoso de su gente, para terminar expulsando a todos los combatientes kurdos del resto de zonas kurdas y dejarlos al mando de Tal Rifaat, cuya población árabe sigue en el exilio.
Además de las consecuencias militares y humanitarias de la operación turca, cuya dimensión aún no está clara, y ante la gran diferencia en el equilibrio de fuerzas entre las fuerzas atacantes y las defensoras, las FDS tienen una carta que todos temen que pongan en juego como venganza y forma de darle la vuelta a la partida: vaciar sus cárceles abarrotadas con más de catorce mil combatientes de Daesh, entre ellos extranjeros cuyos Estados se niegan a reacoger, y que estos se unan a los últimos reductos de la organización en el desierto y sus células aún operativas en zonas de la Yazira. Ello supondría el renacimiento de Daesh y su capacidad de amenazar a todas las regiones del este de Siria.
Los efectos de la operación turca no se limitarán a la geografía siria, porque la muerte de soldados turcos durante las operaciones y las víctimas civiles en territorio kurdo debido a los proyectiles que lanzan las FDS no tendrán un efecto positivo para los refugiados sirios en Turquía, y podrán abrir la puerta a una nueva ola de racismo que los acuse nuevamente de pasividad y cobardía, mientras que los turcos libran en su lugar su batalla de liberación del “terrorismo”. Esta operación, según se desprende de las declaraciones oficiales turcas, puede también provocar la deportación forzosa de más de un millón de refugiados sirios desde Turquía a las zonas sobre las que tome el control la operación militar.
Las anteriores consecuencias que puede tener la operación turca por sí solas no son lo único que ha provocado que una gran parte de los opositores sirios se opongan a ella, sino que también se debe, en los ámbitos sentimental y político, al hecho de que “el ejército nacional” haya borrado el estandarte de la revolución siria y lo haya mostrado como un estandarte dependiente de Turquía y las exigencias de su seguridad nacional. También han contribuido a ello la realidad de que esta operación no servirá más que para hundir la causa siria aún más en el lodo de las violaciones y crímenes cometidos en su nombre por parte de aquellos a quienes se presupone como parte de ella y de que esta operación no se encuadra en el contexto de la lucha contra el régimen de Asad, por mucho que quienes la apoyan digan lo contrario: lo cierto es que quizá sirva para reforzar su posición y la de sus aliados. Por último, el rechazo proviene del hecho de que esta operación inaugurará una serie de nuevas guerras y conflictos en la región y que se trata de un nuevo episodio en la serie de nuestra violación como sirios y la utilización de nuestra sangre para beneficio de potencias y Estados extranjeros a quienes no les importan nuestros derechos, nuestra dignidad ni nuestras causas.