Autor: Rateb Sha'bo
Fecha: 01/09/2012
¿Se puede hablar de alauíes en política? ¿Se puede hoy considerar
a los alauíes en Siria como un bloque político? ¿Cuáles son entonces los
límites de la adecuación entre lo sectario y lo político? ¿Y qué influencia
tiene eso en el porvenir de la revolución siria?
Los mayoría de los alauíes de Siria hoy, debido a las
condiciones previas al inicio de la revolución siria y al camino que ha
adoptado, además de otros factores que intentaré concretar, se han convertido
en un bloque humano con una orientación general conservadora en lo político y
contraria a la revolución.
Se trata así de una paradoja, especialmente si vemos esta
realidad a lo largo de la larga historia de este ambiente social congestionado que
ha abrazado ideas, movimientos y adscripciones políticas revolucionarias como
el marxismo, el nacionalismo, el laicismo y otras. Todo ello, en mi opinión, se
ha convertido en un obstáculo que desaparece al ritmo que desaparece la niebla
del miedo, la duda y la decepción bajo el sol de la nueva Siria. Tal vez los
alauíes no fueran tan homogéneos desde el punto de vista político en lo
referente a un tema concreto, como lo son hoy frente a la revolución siria, que
ha tenido como uno de sus más destacados efectos, un efecto ciertamente confuso,
el unir las posturas de los miembros de esta secta, al margen de sus tendencias
políticas- (originariamente) partidarios y (previamente) opositores-, y de sus
distintos niveles culturales, en una única postura: la revolución siria es un
movimiento islamista movido por el sectarismo, no el nacionalismo, con el que nada
tiene nada que ver, por no decir que es una conspiración de múltiples enemigos.
Los lemas de libertad y dignidad que gritaron las gargantas de centenares de
miles de sirios desafiando los peligros de la detención, la tortura y los
disparos con fuego real, son considerados un mero manto que cubría objetivos no
nacionales enmarcados en un plan que busca atacar a la resistencia y derrocar
el Estado (y no el régimen) sirio y tal vez la desmembración del mismo. El que
se beneficia del régimen y el que no, el criminal y el íntegro, el eterno
partidario y el eterno opositor, el informador y el luchador, el intelectual y
el analfabeto se han unido políticamente contra lo que ven como una
conspiración estadounidense y del Golfo. La verdad es que desde los primeros
días del movimiento revolucionario sirio, los alauíes se han sentido apartados del
movimiento, un alejamiento que se incrementa a diario con el entierro de
nuestros muertos, venidos de toda Siria, en el seno de la lucha. Teniendo en
cuenta esta realidad, ponemos pasemos a analizar los factores que han hecho de
los alauíes un bloque conservador desde el punto de vista político y los ha
alejado de la participación efectiva en la revolución siria.
-La común matriz sectaria con el presidente y con las
articulaciones sectarias y militares principales en el régimen sirio actual,
que conlleva a día de hoy un doble efectos: el primero nace del hecho de que a
los alauíes les ha saturado en general la necesidad imperiosa de reconocer el
complejo que los alauíes han sentido a lo largo de su historia, un complejo
considerado religioso (los alauíes tienen suficiente con su autocomplacencia con sus convicciones
religiosas y no tienen la menor intención proselitista religiosa o de
competición por la legitimidad religiosa oficial con el islam suní) y nacional
(debido a la pobreza, la ignorancia y su concentración en las zonas rurales alejadas
de los centros urbanos que se consideran las fábricas de la política y los
políticos). A pesar de eso, el movimiento popular contra el régimen sirio ha sembrado
desde el inicio una preocupación y un misterioso miedo ante un hipotético
retorno a la situación previa de marginación y menosprecio, especialmente teniendo
en cuenta que el movimiento comenzó fuera del entorno alauí y con
características cada vez más islámicas, además del hecho de que la persona del
presidente ha destacado en el contexto de la revolución como el objetivo
primero en los lemas y declaraciones (muchos intelectuales alauíes preguntan
por las implicaciones de que la página más importante de la revolución siria en
la red se llame “La revolución siria contra Bashar al-Asad” y no contra el
régimen sirio por ejemplo). Muchos alauíes tienen la convicción de que el único
objetivo de esta revolución es derrocar al presidente porque es alauí de nacimiento,
y extraen de los hechos y las posturas todo lo que apunta a eso. En cuanto a
cómo se sostiene que se entienda la revolución siria como si su objetivo fuera
golpear a la resistencia ( y este es un objetivo político que supera las
adscripciones sectarias), y como un ataque dirigido contra el presidente por
ser de una secta concreta (y este es un objetivo sectario) es algo a lo que no
se dedica la ideología política. La segunda consecuencia de esta adscripción
común es el miedo de que los alauíes carguen con la culpa de los crímenes del
régimen (al que los opositores califican muchas veces de sectario o alauí) y se
conviertan, tras la caída del régimen, en objetivo de venganzas basadas en la
adscripción. Este miedo se basa en la convicción de que serán cargados en grupo
con la responsabilidad de las políticas del régimen por una mera adscripción sin
tenerse en cuenta la implicación o inocencia del individuo. Este elemento se
hace más fuerte según se prolonga la revolución y se vuelven más aberrantes los
crímenes que comete el régimen, por los cuales creen los alauíes que serán
juzgados). Es decir, los alauíes expresan sus miedos a largo plazo (marginación)
e inmediatos (venganza), lo que revela que de forma general entienden la
revolución siria como algo que no tiene nada que ver con la libertad ni con la
democracia tal y como se dice.
-La presencia de un importante porcentaje de alauíes en las
filas del ejército y los aparatos de seguridad en un contexto de pobreza
general y declive de la agricultura como fuente de ingresos, además del factor
de atracción que han supuesto tales cuerpos para los pobres de las zonas
rurales puesto que miembros de su entorno ocupaban puestos importantes en los
mismos, lo que les hace más fácilmente aceptables y les concede incluso un
cierto favoritismo. El voluntariado en estos aparatos no se producía solo como fuente
de ingresos, sino también como fuente de poder y dominio que se practica, en
general, sobre los habitantes de sus propios pueblos. Por otra parte, la
presencia de los alauíes ha sido siempre importante en los aparatos de
represión oficiales del régimen sirio; incluso el dialecto alauí se ha ligado
en las mentes de los sirios con estos aparatos. Naturalmente, y así es, un gran
porcentaje de los alauíes se siente, debido a su trabajo y funciones oficiales
(al margen de sus convicciones políticas) posicionado contra el movimiento
revolucionario, lo que ha llevado, tras la militarización de la revolución, al
asesinato de muchos de ellos, con la enemistad que ello provoca en las familias
contra los que les matan. En las mentes de los alauíes no ha madurado aún ni
madurará la convicción política que ve en el “Ejército Nacional” un enemigo
cuando este se convierte en un instrumento de crueldad, muerte y asesinato de
familias, lo que los hace identificarse plenamente con el discurso mediático
del régimen que honra a sus hijos como mártires y describe a la parte que los
mata como “bandas”.
-Lo que se llama la política de “reclutamiento universitario”,
que ha preparado el camino para la aparición de una clase intelectual nueva
entre los alauíes, pues la enseñanza era el otro camino (como el militar o el
de la seguridad) para ascender socialmente y garantizar las fuentes de
ingresos. Esta puerta ha atraído a un grupo social con aspiraciones científicas
cuyas que les llevan incluso a ofrecerse voluntarios para el ejército y la
seguridad. El régimen, como de costumbre, se ha apoyado, ya sea dentro de la
secta o fuera de la misma en una política discriminatoria cuyo parámetro es la
fidelidad, para dar oportunidades de estudios superiores, creando un ejército
ideológico en beneficio del régimen que lo ha defendido y defiende contra todo
movimiento en su contra aunque sea laico, pacífico y angelical. Imaginen cómo
sería si el movimiento fuera violento y mayoritariamente islámico, y con el
apoyo de partes y países que no son menos dictatoriales que el régimen sirio, y
con bendiciones sectarias de los seis dentro y fuera de Siria, proporcionado así
excusas a quien quiere ponerse en contra de la revolución siria para tapar la
esencia y el significado de esta revolución.
-La aversión general de los alauíes hacia las orientaciones
políticas islamistas y su tendencia a abrazar las corrientes políticas de
izquierda en general, incluidas las tendencias y partidos que pagaron un alto
precio por enfrentarse a la dictadura del régimen, como el Partido Comunista
Sirio (buró político), la Unión Comunista del Trabajo, que se convirtió tras su
primer y último congreso en agosto de 1982 en el Partido Comunista del Trabajo
y el Partido Democrático Baaz (la corriente de Salah Jadid[1]).Esta aversión ha
constituido la base del sentimiento de alejamiento de esta revolución siria
desde el inicio. Merece la pena resaltar que el humor opositor izquierdista no desapareció
en los centros alauíes durante los violentos sucesos que presenció Siria a
finales de los setenta y principios de los ochenta, y el opositor alauí mantuvo
la aceptación y la influencia en dichos centros, al contrario de lo que sucede
hoy cuando el opositor alauí se ha visto alejado de su centro hasta el punto de
ser tachado de traidor y necesita realizar una búsqueda independiente para
comprender las razones.
Los elementos previos han creado un punto de atracción
política que une a miembros de esta secta y le dan hoy un color político
concreto, que permite que uno se dirija a ellos como un bloque político
sectario. Esperamos que los posteriores efectos de la revolución siria sean una
disipación de este espacio a favor de uno de inter-atracción nacional en el que
esta secta y otras sean grupos infiltrados por distintas ideologías y
corrientes políticas nacionales generales. Después, esta realidad exigirá una
meditación independiente sobre los efectos que ello tenga en el destino de la
revolución.
[1] Último posible competidor de Hafez al-Asad en su
escalada hacia el poder, conocido por sus tendencias izquierdistas extremas,
que no gustaban a Asad porque no iban en consonancia con los intereses del
país.
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