Texto original: Facebook
Autor: Marwan Jorshid
Fecha: 13/09/2012
El pueblo, los locales, las abundantes masas y otros
muchos conceptos son aquellos con los que se incendia el dictador y en los que apoya
sus prácticas dictatoriales, pues es muy fácil introducirlos en sus discursos televisados,
pero qué triste cuando se descubre su locura al dirigir una revolución en su
contra. Entre la gente han nacido comités populares inventados por el régimen
asadiano mientras se enfrenta a su pueblo (lo resiste y lo repele porque ha
pedido su libertad y su dignidad). Sí, y con máxima insolencia, ha recurrido a
esta denominación para aplicársela a las bandas cuyos miembros han sido
elegidos con un alto nivel de profesionalidad.
Estos comités aparecieron por primera vez durante la
revolución cuando las protestas se trasladaron desde Daraa a Homs y
concretamente a los barrios partidarios del régimen. La realidad es que en esos
barrios habitan las minorías con las que el régimen se protege para enfrentarse
a las bandas terroristas que exigen libertad y dignidad. Estos barrios no existen
en Daraa al contrario que en Homs; por eso, no aparecieron en Daraa, ni en Hama
ni en Deir Ezzor cuando las tres cuartas partes de sus habitantes salieron a
las plazas de la libertad dejando las puertas de sus casas abiertas para
recibir la deseada libertad sin necesidad alguna de comités populares que
impidiesen su entrada en barrios y callejones determinados, como sí sucedió en
Homs en los barrios de Al-Zahira, Al-Arman, Al-Nuzha, Al-Hadara, al-Alkrama y
Al-Abbasiyya, que no llegan ni al 20% del número de barrios revolucionarios de
la ciudad.
El régimen recurrió a la creación de estos comités
cuando se dio cuenda de que era incapaz de abortar la revolución y reprimir a
los revolucionarios exclusivamente con sus fuerzas de seguridad. Su principal
función en Homs en concreto era fomentar el sectarismo para combatir la
revolución y evitar que la fiebre de las manifestaciones llegara a los barrios
de las minorías, además de para reprimir cualquier movimiento que pudiera tener
lugar allí; es decir, se trataba de asustar y atemorizar a esos barrios hablándoles
de las bandas armadas que tienen la intención de acabar con las minorías en
Siria según la versión del régimen. Posteriormente, la actividad de estos comités
se desarrolló. Cuando estuvieron tranquilos de que ningún movimiento tendría
lugar en estos barrios. Entonces, se trasladaron a los barrios revolucionarios
después de reclutar en ellos a los más atroces tipos de shabbihas muy
predispuestos al crimen, al asesinato, al robo y a la violación, para apoyar a
los controles militares y de seguridad en las fronteras de los barrios
revolucionarios. Estos comités, y con está élite de shabbiha, son lo que
coemtieron las masacres sectarias en Homs (en el barrio de Karam al-Zaytun en
concreto) y después en Al-Hula, Tremseh, Al-Qubeir, Dariya y varios centenares más.
A pesar de ello, los revolucionarios de estos barrios
se colaban en los puntos donde había manifestaciones y participaban en ellas,
incluso hubo quien las dirigió como el difunto luchador Mishal Tammo[1] y la
artista libre siria Fadwa Solimán[2], la libre señora Muntaha, hija del
luchador Sultán Basha al-Atrash[3], el Basel Shehade [4] y muchos más.
Con la expansión de la revolución al resto de ciudades
y zonas rurales de Siria, el régimen amplió los horizontes de la actividad de
estos comités para que se dispersaran por todas las zonas con presencia de
minorías, estableciendo controles en los límites entre zonas y dentro de sus
barrios. Así, comenzamos a ver comités conformados según la secta de sus
integrantes -como sucede hoy en Yaramana, donde hay comités drusos y comités
cristianos-, bajo la supervisión de un régimen que pretende luchar contra el
sectarismo, cuando en realidad es su padre y madre, pues lo ha creado con sus
propias manos sectarias en Siria.
Generalmente cada comité está dirigido por el más
infame shabbih de la zona y puede que cada uno supervise más de un
comité popular y sea el dueño de toda la zona, manteniendo una relación directa
con los líderes de los servicios de seguridad o con los oficiales que dirigen
la Cuarta División y la Guardia Republicana. Generalmente también uno de ellos
está en contacto directo con uno de los hombres de negocios del régimen, que se
encargan de los sueldos de los miembros de estos comités, como Rami Makhlouf,
por ejemplo. Algunos están en contacto con “personalidades políticas”, como el
líder del partido o de su secta, como es el caso de los comités populares en la
ciudad de Suweida, ligados a Wi’am Wahab, que fue shabbih entre Líbano y
Suweida hasta que se le permitió crear una sede de para su partido sectario, ante
los ojos del régimen y sus reformas constitucionales, que impiden la creación
de partidos según criterios sectarios, confesionales o étnicos.
La presencia de esos comités ha impedido que las
manifestaciones lleguen a las zonas contrarias a Asad y por tanto, se ha
considerado que las minorías no se manifiestan y no forman parte del movimiento
revolucionario en sus lugares de residencia, donde estaban en la disyuntiva de
enfrentarse a estos comités si se manifestaban, existiendo la posibilidad de que
hubiera enfrentamientos entre el hermano revolucionario y su hermano shabbih
miembro de estos comités. Esto sucedería en las zonas kurdas, por ejemplo,
donde la lucha intestina kurda-kurda era una condición para que las manifestaciones
llegaran a Ifrin, entre otros. Por ello, no se movilizaron en sus lugares de
residencia, para evitar esta lucha fratricida con la que el régimen se pondrá
muy contento en caso de que suceda. Por tanto recurrieron a las zonas
revolucionarias o, en otros casos, se quedaron y aún siguen participando en la
revolución de otras formas.
Me extenderé un poco en el tema de los comités locales
en las zonas kurdas, ya que tienen un carácter diferente del de otros comités
populares, ya que la creación de estos comités ha sido simultánea a la
resurrección del Partido de la Unión Democrática Kurda (PYD) con el estallido
de la revolución siria. Este partido, que es la rama siria del Partido de los
Trabajadores Kurdos turco (PKK), había estado ausente durante los últimos diez
años y tenía prohibida toda actividad política con el pretexto de no molestar a
las autoridades turcas con las que el régimen de Al-Asad hijo había establecido
nuevas relaciones en la última década. Pero, después de que Turquía cerrara
toda posibilidad de restablecimiento de relaciones con el régimen sirio, se ha
sido reactivado con más fuerza. Es necesario en este punto recordar que este
partido no tiene aspiraciones políticas en territorio sirio y su agenda no es
otra que servir al PKK en Turquía. Fundamentalmente proveía y sigue proveyéndolo
de luchadores que quieren enfrentarse a los turcos.
Por su parte, la escena kurda general está dividida según
sus posturas hacia la revolución en tres grupos claramente diferenciados:
El primer grupo lo conforma la Corriente Kurda del
Futuro, que se formó a finales de 2004 y de la que tuve el honor de leer su
comunicado número cero antes de ser emitido. Esta corriente estaba dirigida por
el difunto Mishal Tammo, inspirador de los jóvenes revolucionarios kurdos y que
formó sus propias coordinadoras independientes de los partidos. Esos son los que
pusieron toda la carne en el asador de los revolucionarios y la revolución
siria. En gran medida, el Partido Azadi Kurdo se asemejaba a este primer bloque
hasta que se desarrolló su participación activa en la revolución.
El segundo grupo lo representaban muchos partidos
kurdos, cuyo número es mayor que el número de kurdos que participan en ellos,
pero estos carecen de carne para poner en los asadores. Posteriormente, se
unieron bajo el nombre de Consejo Nacional Kurdo, que es un consejo inefectivo,
igual que el Consejo Nacional Sirio, y en el que todos están dominados por
agendas regionales más que por los revolucionarios.
El tercer grupo lo conforman el Consejo del Pueblo del
Kurdistán Occidental y el Partido de la Unión Democrática (PYD) que actúa como
si se opusiera al régimen como hace el Comité de Coordinación Nacional,
liderado por el abogado Hasam Abd al-Azim en el interior y en el exterior por Haytham
al-Manna’, que ha hecho las peores declaraciones contrarias a la revolución utilizadas
por el régimen para insistir en sus afirmaciones sobre la revolución y los
revolucionarios. De este grupo en concreto han nacido los comités populares,
que son el tema de nuestro escrito.
Este partido está
dirigido por el profesor Saleh Muslim, que estuvo exiliado durante la luna de
miel sirio-turca en los montes Candil y que después regresó con el estallido de
la revolución siria. Este partido goza de una popularidad que varía de una zona
otra, pero la mayoría de los que lo apoyan son de Ifrin, que ha estado ausente
de las manifestaciones de apoyo a la revolución excepto en una o dos ocasiones,
que después trataré. Donde menos partidarios hay de este partido es en Amuda,
que no ha faltado ni un día a las manifestaciones contrarias a Asad desde que
comenzaron en Daraa, y fue una de las primeras ciudades en apoyar a Daraa
contra las atrocidades que sufría.
A pesar de la cantidad de
miembros de este partido, casi puedo afirmar que el 95% no conocen el nombre de
su nuevo partido (PYD) porque solo conocen un nombre que es “Abuci”, relativo a
Abu Abdallah Ocalan. Este partido ofrece toda su carne para cualquier asador que
esté en contra de Turquía y Erdogan, por ello cualquier kurdo que vaya en su
contra de su orientación es considerado un agente de Ergogan y de Turquía. Ahí
encontró el régimen sirio lo que buscaba, y así abrazó a esta agrupación. Ordenó
a sus sedes de seguridad en la zona kurda que les dieran libertad para
conformar comités populares. También les permitió llevar armas y levantar
controles propios aunque fuera delante de las mismas sedes de seguridad del
régimen, como sucedió por ejemplo en Ifrin (aunque el régimen se enfrenta a quien lleva armas y llama a los
manifestantes armados con gargantas grupos terroristas armados). También les ha
dado toda libertad para actuar como una fuerza militar, para detener a quien
quieran y para tener centros de detención específicos para ellos que en muchas ocasiones
habían sido sedes gubernamentales civiles como las sedes de la Consejería de
Agricultura en zonas de bosques. Solo se les pide una cosa: frenar cualquier
actividad o manifestación contra Asad.
Para mantener la
disciplina y que su agenda se mantenga en contra de Turquía y Erdogan, permitió
que 1.500 luchadores kurdos turcos cruzaran por los montes Candil iraquíes a
las zonas kurdas de Siria. Cada uno tiene unas misiones concretas basadas en
las actividades de los comités populares y sus controles militares. Algunos de
ellos han sido enviados a residir de forma permanente en los pueblos donde
había un delegado árabe, con un despacho propio que no es el del alcalde.
En Ifrin, el difunto
Jakdar, que es un ciudadano kurdo turco conocido por su dura enemistad hacia
Erdogan y que se parece a los shabbihas sirios, es drogadicto y tortura
y mata sin piedad, era el responsable militar que supervisaba la actividad de
los comités populares y los controles en toda la ciudad. Además, estaba en
contacto directo con los líderes de las sedes de seguridad de Ifrin.
Es quien ha supervisado
la represión de todas las manifestaciones contrarias a Asad, que salían en Ifrin.
El viernes de los libres del ejército, cayeron más de veinte heridos y los
instrumentos utilizados para la represión fueron palos, varas y armas blancas.
Como resultado de dichas prácticas y como reacción natural, como sucedió en
todas las ciudades revolucionarias, se conformó una brigada en Ifrin llamada
“Brigada de los libres de Ifrin” dirigida por Bakr ibn Sheij Hanan, del pueblo
ifriní de Afraza.
Una de las operaciones de
esta brigada ha sido el ataque contra la comisaría de Nahiya al-Mubtali y su
sede de reclutamiento, provocando bajas entre los hombres de la seguridad siria
(que son de fuera de Ifrin). Como resultado, Jakdar y un grupo de shabbiha
armados rodearon la casa de Bakr en Afrin y horas después Jakdar hizo uso de sus fuerzas para irrumpir en la casa,
provocando su muerte (normalmente, si irrumpen en tu casa debes defenderte aunque
sea matando si es para evitar que te maten). Al día siguiente por la mañana,
fuerzas de estos comités locales atacaron las casa del padre de Bakr y sus
hermanos en su pueblo, matando al sheij Hanana y dos de sus hijos, con cuyos
cuerpos se ensañaron para después tirarlos en la calle ante el hospital de
Dersim en Ifrin, sin que el líder de la brigada haya sido detenido aún.
Este episodio es un
ejemplo de las actividades que realizan estos comités y que he descrito para
certificar su papel contra los propios kurdos. Aquí se hace necesario recordar
que estos comités no han actuado ni han hecho nada contra las actividades de la
revolución fuera de las zonas kurdas, por ello no deben considerarse enemigos entre
los otros componentes del pueblo sirio revolucionario, especialmente por parte
del Ejército Sirio Libre, puesto que no se han opuesto al trabajo de los
revolucionarios en las zonas no kurdas. Esto se debe a que solo tienen una
función: frenar la actividad de los kurdos y atemorizarlos para que no entren
en la revolución, igual que sus homólogos en Tartús, Suweida, los barrios de Homs
partidarios del régimen y Wadi al-Nasara.
En cuanto a las causas que han llevado al
régimen a apoyarse en este partido y no otro para crear estos comités, hay que
retrotraerse a los días en los que existía una colaboración mutua y se le
permitía al Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), liderado por
Abdallah Ocalan, realizar sus actividades en el espacio kurdo sirio, contra los
gobiernos turcos que estaban en desacuerdo con el difunto Asad padre, el cual
incluso permitía a los miembros sirios de este partido ir a Turquía para luchar
contra ellos, hasta el punto de que, cuando un joven kurdo iba a alistarse para
el servicio militar obligatorio en el ejército sirio, el funcionario, que
normalmente pertenecía a los servicios de seguridad, daba a elegir al joven
kurdo entre ir al ejército sirio o a luchar en Turquía (en kurdo se solía
llamar “Shar”, una abreviación de “shawarma”, es decir, “revolución”) y cuando
el joven elegía el “shar”, el funcionario le retrasaba el alistamiento y le
decía: ve con Dios.
La
segunda razón por la que el régimen se ha apoyado en este partido es el importante
número de partidarios que no conocen nada de la actividad política más que al
líder Ocalan y el Kurdistán, que está solo en Turquía y que no tiene parte en
Siria, por ejemplo. Es decir que el partido domina una importante parte de la
calle kurda, totalmente entregada. Tal vez si esto no fuera así, habría sido
como el resto de partidos, cuyos líderes fueron invitados a dialogar con Bashar
al inicio de la revolución, pero se negaron, tal y como ha quedado registrado.
No
debemos achacar a los kurdos y las otras minorías su escaso papel en la
revolución, porque se han tenido que elegir entre la lucha intestina y el no manifestarse
en sus zonas. También decimos que los comités populares trabajan bajo el
patrocinio asadiano y a favor del régimen, aunque haya a quien no le guste, y
que todos desaparecerán con la desaparición del régimen, aunque se creen otros
al caer este. Pero su nueva función será verdaderamente proteger a las zonas en
que trabajen del caos que seguro habrá hasta que Siria se estabilice de nuevo,
si es que se estabiliza como dicen algunos.
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