Texto original: Al-Quds al-Arabi
Autor: Abdel Bari Atwan
Fecha: 30/01/2013
Moaz al-Jatib, presidente de la Coalición Nacional Siria
hizo estallar una bomba política de gran impacto ayer cuando expresó su
disposición a conversar con representantes del régimen del presidente Bashar
al-Asad en Estambul, El Cairo o Túnez, para evitar un mayor derramamiento de la
sangre de los sirios.
El sheij Al-Jatib puso como condición que se cumplieran dos
condiciones entre las que no estaba la salida de Bashar al-Asad: la primera fue
que se liberara a los 160 mil presos en las cárceles del régimen y que se
prolongara la validez o renovaran los pasaportes de los sirios en el exterior
durante dos años al menos.
Esta iniciativa de Al-Jatib recibió la feroz oposición del
CNS que forma parte de la Coalición que lidera Al-Jatib, cuyo portavoz dijo que
se trataba de opiniones personales que no representaban a la Coalición y que se
oponían al Documento fundador de Doha que expresa el total rechazo a negociar
con el régimen e insiste en la salida de todos los que lo representan. Otras
partes de la oposición siria lo acusaron de alta traición, a lo que contestó que
estaba siendo víctima de terrorismo de pensamiento, y que había quien quería
oír ideas así a pesar de la negativa de muchos.
Las acusaciones de traición no son nuevas en el vocabulario
de la oposición siria, por no decir que son una parte fundamental de la misma,
que algunos lanzan contra todos aquellos que no piensan igual que ellos y normalmente vienen acompañadas de
acusaciones de ser agentes del régimen. Así, el sheij Al-Jatib ha pasado de ser
un héroe al que ensalza la mayoría aplastante de los líderes de la Coalición a
ser un cómplice del régimen en sus crímenes y masacres.
El sheij Al-Jatib no propuso esto partiendo de la ignorancia
y la estupidez, sino que se basó en los datos y hechos que se le presentaron en
la reunión en Londres bajo el paraguas del gobierno británico con el lema de
crear un gobierno nacional alternativo al régimen hace dos semanas, y su en la
reunión de los Amigos de Siria en París hace dos días, donde escuchó las
opiniones de los invitados y convocantes, opiniones que frustraron sus
esperanzas en torno a que se arme a la oposición con armas modernas
…
Hay varias causas que llevaron al sheij Al-Jatib a proponer
esta iniciativa que tal vez le lleve a dimitir de la Coalición, debido a las
vergonzosas acusaciones de las que ha sido víctima, o porque ello ocasione una
división en el frente de la oposición siria, y tal vez la salida del CNS del
paraguas de la Coalición. Estas causas pueden resumirse en los siguientes
puntos:
Primero: Occidente y EEUU en concreto se han desentendido de
la idea de armar al ESL y las otras facciones de la oposición armada y han
mandado avisos claros a los países del Golfo para que no envíen armas ni dinero
a los revolucionarios.
Segundo: El presidente Barak Obama afirmó en su discurso de
segunda investidura que había terminado la década de las guerras y había
comenzado la de la paz, basada en el diálogo, lo que supone un claro mensaje a
la oposición siria que dice que su país no puede intervenir militarmente en el
expediente sirio.
Tercero: La crisis siria ha llegado a un estadio de
parálisis como resultado del fracaso del régimen en acabar con la oposición
armada por medio de la solución securitaria militar y de la incapacidad de esta
última de acabar con él por los mismos medios.
Cuarto: Los países árabes que apoyan a la oposición no han
valorado bien la fuerza del régimen y el apoyo exterior que tiene, ruso e iraní
especialmente, y su disposición a entrar en una guerra mundial para evitar su
caída si es necesario.
Quinto: La fuerza de las organizaciones yihadistas ha
crecido y se han implantado en la mayor parte de Siria, concretamente en el
norte, teniendo éxito en reclutar a cientos, si no son miles, de jóvenes sirios
en sus filas y en ofrecer servicios sociales y de subsistencia en las zonas
donde ha caído la presencia del régimen, como hicieron los talibanes en
Afganistán.
Sexto: La mayoría de países árabes que apoyan a la oposición
armada se han rendido a la idea de que la solución política es la única salida
a la crisis, lo que significa un reconocimiento y una aceptación de que el
régimen continúe, aunque sea durante un breve período y se abran las puertas al
diálogo.
Séptimo: La Liga Árabe y los ministros de Exteriores han
abandonado el expediente sirio y quedó es curioso que el señor Nabil al-Arabi,
su Secretario General, dijera que iría al Consejo de Seguridad para imponer el
alto el fuego y no para acelerar la intervención militar occidental, como de
costumbre.
El sheij Moaz al-Jatib se dio cuenta de estas cosas en
conjunto y por separado, pero lo más peligroso de lo uno y lo otro es que se
dio cuenta de que la comunidad internacional ha empezado a tratar la crisis
siria como una cuestión de refugiados y no como la cuestión de un pueblo o una
parte del mismo que exige reformas, un cambio democrático y que se ponga fin al
régimen dictatorial. La reunión en Kuwait, durante la cual se logró recabar más
de mil millones de dólares para ayudar a los refugiados sirios en el interior y
el exterior no es más que una materialización de esa transformación.
El tratar los asuntos humanitarios olvidando las políticas
por parte de los países árabes y extranjeros y bajo el patrocinio de Naciones
Unidas y su Secretario General, nos recuerda al mismo tratamiento que se hizo
hace 65 años con la cuestión palestina, considerando que se trataba de una
cuestión de refugiados que merecían ayuda humanitaria y campamentos de refugio.
Las declaraciones de Lajdar Brahimi en las que dijo que el
pueblo sirio está destrozando su país con sus propias manos y que el país se
está dirigiendo rápidamente hacia el caos sangriento fueron un indicador de
todos los desarrollos actuales, y parece que existe una solución negociada que
están a punto de imponer dos grandes estados (Rusia y EEUU), y que puede que se
materialice en su forma final durante la inminente reunión entre el presidente
ruso Vladimir Putin y su homólogo estadounidense Barack Obama.
La oposición siria puede dividirse en tres grupos
principales:
-El que aceptaría dialogar con el régimen para lograr una
solución pacífica.
-El que rechaza el diálogo con el régimen y se aferra a la
necesidad de que su cabeza y representantes se marchen, que podría ser el CNS
en su forma antigua bajo el paraguas de la Coalición, donde los Hermanos
Musulmanes son el componente principal.
-Los grupos yihadistas bajo el liderazgo del Frente de
Al-Nusra que se niegan a dialogar con el régimen totalmente y exigen que sea
derrocado y sus líderes y representantes asesinados para establecer un Estado
islámico en su lugar donde se aplique la shari’a literalmente.
…
Después de que se calme la iniciativa de Al-Jatib y se aclaren
las posiciones de la oposición siria y la comunidad internacional,
concretamente la occidental, tal vez nos encontremos ante un nuevo escenario
sirio totalmente distinto representado por la formación de “despertares sirios”
que coincidan con el régimen sirio en su lucha contra los grupos yihadistas
para erradicarlos, como sucedió en Iraq en el tiempo del general David Petraeus,
líder de las fuerzas estadounidenses.
Occidente, tras la intervención francesa en Mali para
enfrentarse a la organización de Al-Qaeda en el Magreb Islámico y sus
ramificaciones, ha puesto el combate contra las organizaciones yihadistas a la
cabeza de sus prioridades y no exageramos si decimos que Occidente considera a
estas organizaciones más peligrosas que el régimen sirio de cara a sus
intereses en la región e Israel en concreto.
El sheij Moaz al-Jatib resumió este nuevo escenario sirio en
Facebook: “Hay países que prometen y no lo cumplen, y hay países que dicen a
los sirios ‘irrumpid’ y después los dejan en mitad de la lucha, también hay
quien prometió apoyar a los revolucionarios y después los dejó morir. Hay quien
se sienta en su sillón y dice: ‘Atacad, no negociéis’. Hay un silencio
internacional y un asfixio de la revolución, y cientos de miles de refugiados y
desplazados. Lo más importante de todo es que hay quien planea que Siria
desaparezca del mundo durante una guerra que dure varios años”.
Estas palabras relejan el más alto grado de realismo y de corrección
en la lectura de la situación en Siria. Son las palabras del hombre que siente
que el pueblo sirio y su país, Siria, son víctimas del mayor engaño de la
historia moderna tanto de sus parientes como de los desconocidos, un engaño
cuyas víctimas son 60 mil, y hay quien pide que se multiplique por diez ese
número para saciar su sed de sangre siria.
El régimen es el mayor responsable, sí, lo decimos sin
dudar, pero ¿dejamos que el pueblo sirio se destruya a sí mismo y su país
mientras intercambiamos acusaciones y reprimendas?
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