Texto original: Kebreet
Autor: Ala'a Homse (desde Homs)
Fecha: 27/12/2011
A diferencia del testamento de Ghiath Matar, que se conoció tras su muerte, Ala'a publica el suyo aún vivo, para difundir su mensaje.
Buenos días de sol y libertad, querida patria.
Este es mi testamento, una serie de mensajes. Tal vez lo detengan conmigo, quizá se queme junto a mí o sea enterrado a mi lado, pero mi voz no desaparecerá.
A mi querida patria, a Siria, le digo:
Aquí estoy ahora bajo tu suelo manchado con mi sangre solo porque grité: "Te quiero libre, querida patria mía". No te pongas triste, no te faltará ni una voz que grite por tu libertad porque el eco de la libertad no deja de oírse nunca. Ese eco ilumina el camino de los revolucionarios, enfada a los silenciosos y quema y atormenta a los opresores.
A mi asesino le digo:
Enhorabuena, hermano de patria, enhorabuena.
Te saludo y te entrego dos granos de trigo y una rosa. Puedes no devolverme el saludo, pero por favor, siembra estas dos semillas. Tal vez un día se conviertan en trigo, un trigo que recolecte tu hermano y se lo lleve al mío para que juntos hagan un pan del que coman mi hijo y tu hijo en la misma mesa. La rosa plántala en tu jardín y recuerda regarla cada día antes de coger tu fusil para ir a matar al resto de mis hermanos. Tal vez a tu hijo, al crecer, le guste una chica, se la regale y terminen casándose. Tal vez esa chica sea mi hija y nuestro nieto tendrá así un abuelo asesino y otro asesinado. Enhorabuena porque me has matado por una persona o por unas cuantas. Enhorabuena porque he muerto por mi patria.
A mi madre le digo:
Cuando lleguen conmigo cubierto de sangre, no me laves la cara, pues este es el barro en el que jugaba antes y estas heridas son como las que me hacía cuando aprendía a montar en bicicleta, solo que ahora estaba aprendiendo a subir montañas. No te enfades y no llores, sé fuerte como eres siempre. Alégrate y haz albórbolas porque hoy es mi boda y este ataúd es el trono nupcial. Me casaré con la tierra, madre, y tendré para ti una pequeña niña que se llamará Libertad, con la que mi hermano pequeño paseará siempre con la cabeza y la frente bien altas.
A mis amigos os digo:
Os echaré de menos, pero no vengáis a verme, os pasaré a ver en otro momento para proteger los edificios que construyáis, para proteger los campos que sembréis y para leer los libros que escribáis. Cuando terminéis, os esperaré en el Golán para que juntos comamos las manzanas con las que soñamos. Que ninguno esté triste: moriremos todos y Siria se mantendrá. Sueño con una Siria libre, un paraíso para todos, una patria de libertad, paz y amor, una tierra que no acepta dictadores y un pueblo con la frente tan alta que acaricia el cielo.
Vivid y viva Siria libre.
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