Este texto se publicó el 4 de noviembre de 2012 en la revista electrónica Suryiatna (Nuestra Siria), pero el enlace es de Facebook.
La persona a la que se refiere el texto es alguien a quien la traductora conocía igual que la autora del texto, que habla de cosas que resultan cuanto menos familiares para una servidora.
A la memoria de Mowgli, que quiso una revolución pacífica y luchó por ella y que supo hacerme ver a través de sus ojos la ciudad de Hama.
Latido del alma,
En recuerdo de un mártir, un ser humano,
Al alma del mártir Mowgli, al amigo que no conozco.
(Sham Daoud)
“Si el grano de trigo no cae en tierra y muere, quedará solo; pero si muere dará mucho fruto” (Jn 12, 24)
Vuelta al principio:
Libertad… Así comenzó. Hasta
entonces, divertidos nombres se veían por las páginas de internet aquí y allá.
Y yo, que soy de las que odian la ambigüedad, no comprendí ese sentimiento que
te hace darte cuenta de que detrás de una fría imagen y un nombre que no
pertenece a ninguna identidad, hay un corazón.
¿Dónde estamos? Esa es la primera
pregunta que no tardas mucho en contestar. No puedes ser sirio y no saberlo,
pues los sirios se han despertado del letargo. Ciertamente en mi país hay una
revolución.
Descubrimiento de Siria:
Añado rápidamente por medio de una
red invisible a amigos a un grupo de trabajo que trabajaba desde el corazón de
los hechos. ¿El objetivo? Aún no lo sabemos, necesitaramos tiempo para darnos
cuenta de las necesidades del momento y la energía latente de los jóvenes que
esperaba el momento de nacer.
¿Medios?, ¿internet?, ¿imágenes?, ¿concienciación?
Recuerdo el momento en que me sorprendí de lo fácil que era descubrir lo que se
debe y no se debe hacer. Una estrecha colaboración sin precedentes, el deseo de
trabajar en grupo y tropezar en cada paso, los tiernos enfados, y la lengua
árabe que volvíamos a reabsorber con facilidad, construyendo Siria.
¿Me lo encontré por casualidad? Uno
de los métodos de trabajo era ser una red, tejida con precisión y con mucho
secretismo entre las ciudades, aldeas y zonas que no conocíamos y que tal vez
nunca habíamos visitado. Hama era la más difícil sin duda, Hama, la que vio la
sangre con sus propios ojos y vivió la violencia [1].
Quien no lo había vivido
seguramente lo había escuchado de sus tías, o de la vecina que había perdido a
su único hijo. Tal vez un compañero de clase le había contado que un monstruo
había venido una vez a la escuela de su hermano mayor y había disparado a
algunos niños que no había tenido tiempo de apartar la mirada del hombre
sonriente que agarró la mano de Rabab para cruzar la calle con él hacia la
nada.
Estábamos orgullosos de nuestro
trabajo, por su sencillez, entre las detenciones, el secretismo, y la
información que trasladábamos de un lado a otro. Nos reíamos y enfadábamos por
lo tarde que los medios emitían lo que estaba sucediendo en nuestras ciudades.
Había un cierto orgullo porque esos jóvenes, y entre ellos él, nos transmitían
la imagen desde el interior, una imagen llena de esperanza de libertad.
“¿A quién tenemos en Hama?” Pregunta
uno. Preguntas y dudas. Redactamos las noticias rápidamente para ponerlas en una
página tras otra, para que el mundo vea el nacimiento. La madre Siria es la primera
que quiere ver a su recién nacido Sol y que lo vea el mundo entero.
Gracioso y activo:
Su nombre está sacado de una serie de dibujos, muy gracioso y torpe, que
devuelve la memoria al primer ser humano. Cuenta un chiste tras otro, reúne
imágenes maravillosas con cuidado y las convierte en un relato corto. En cuanto
se da cuenta de que le gusta hacer películas, habla de la revolución a través
de los ojos de los manifestantes. No estaba entre mi lista de amigos y no era
necesario para comunicarse más que ese espacio secreto. Decidimos que la red
debía ser clara y tener una única identidad: Siria, claro está.
Él se inventó un logo, lo dibujó -seguro que los que componían la red lo
conocen-, lo suficientemente ambiguo como para que nadie de fuera supiera qué o
quién estaba detrás. “El pueblo quiere derrocar al régimen”. Hama entra en la
ecuación del miedo. Nos habla rápidamente desde el corazón, que salía erguido a
las manifestaciones multitudinarias de Hama. Graba, se mueve, escribe y dibuja.
Sube el vídeo inmediatamente. Elimina esto, corrige eso. ¿Qué os parece esta
música? Está es más clara. No, se puede entender mal. En caso de que suceda
esto, ¿qué te parece que la añadamos? Ofreció agua a la policía en la plaza del
Orontes, lo supe después… El pacifismo imposible en Siria era parte de esa
plaza.
El diálogo de los sirios:
Trabajamos y al mismo tiempo intentamos abrir las puertas cerradas a cada
uno de nosotros. Discutimos susurrando y a veces en voz alta, con prejuicios
que gobiernan enlatados o renovados. Algunos dicen: “Ya os habéis enfadado”. No
pasa nada, pues el diálogo es también sano. Observo cómo van desarrollándose
los diálogos, cómo los reaccionarios intentan dominarse y cómo los encasillados
intentan salir de sus moldes, y los que complican la lengua hacerla más sencilla
que antes.
Está también con nosotros. Basta con su nombre o un chiste relacionado con
una época anterior para que muchos se rían y haga que sus corazones enfadados y
oscurecidos por la discusión política o sectaria se rían durante unos
instantes. Quisiera poder leer todo lo que escribió sobre Hama y sobre muchos. No
es ideal. Todos perdemos los nervios bajo presión y después nos disculpamos con
cariño: “No quería decir eso”. Vuelvo a leer. No recuerdo más que sabiduría y
aferramiento a una postura de la que no se separaba: la quisimos pacífica y lo seguirá
siendo.
Nerviosismo y seguimiento:
Cuando uno de nosotros desaparece, ¿nos ponemos nerviosos? A veces más por
la seguridad de los que quedan que por quien falta. Lo primero es eliminar
nuestros lazos con él y las conversaciones. ¿Cuántos diálogos eliminados y
trabajo perdido por el miedo? Con el avance de las manifestaciones y su
celeridad, solía desaparecer días y noches enteros, tras entrar rápidamente y
decir: “Voy a salir mañana. Os aviso para que lo sepáis si me pasa algo”. Tras días
sin teléfonos ni internet, logra tranquilizar a uno de los miembros diciendo
que está bien, pero que los medios de comunicación no funcionan, que está
trabajando y que volverá.
La cantidad de detenidos y la expansión del levantamiento no dejan lugar al
nerviosismo. Asesinatos a diario y detenciones momentáneas, pero los jóvenes
revolucionarios no se detienen. Sé por algunos que sigue trabajando en silencio
como al principio. Diferencias y violencia nos separan, como a muchos. Sigue
aquí. Algunas cosas necesarias y trabajo: lo veo a veces a través de una broma
que me hace reír o un nuevo proyecto que nace. Sigue aquí entonces. Escribo
rápido: “Oye, ¿dónde te metes? No te veo, echamos de menos el color amarillo [2]”.
El olvido en tiempos de revolución es un pecado.
Detención:
No volví a verlo. Pregunto por él de pronto y me entero de que su perfil está
cerrado. No nos habíamos preocupado mucho porque nos habíamos acostumbrado a su
ausencia. No se unió al Ejército Sirio Libre, pues no era su objetivo. Él
trabajaba con vídeos nuevos generalmente. “Quédate en casa”, uno de los
primeros gritos de la desobediencia civil [3]. Nos llegan llamadas a la huelga de
nosotros mismos y decidimos que es hora de estar en contra de la violencia. Entre
el “no” y el ruido de las balas, lo olvidamos. Lo supe: hoy me han llamado. “Han
detenido a Fulano, ¿lo sabíais?” “Noooooo”. Un rechazo impotente. Tras dieciocho meses de
revolución, detenciones, salidas y continua detención de nuestros amigos, nos damos
cuenta de que quien hasta ahora se había salvado de ser detenido no puede
escapar a ella.
¿Dónde, en Inteligencia Aérea? Maldiciones continuas y minucioso seguimiento.
Ese día supe su nombre completo, se lo mandé a algunas personas que conocía. “¿No
puede pedirse que lo suelten? ¿Por qué? ¿Tiene alguna lógica? Es nuestro… Al
menos hagamos algo”. No discutí mucho, pues mi voluntad se había quebrado a lo
largo de los meses con las lágrimas de las familias que no quieren que su hijo
sufra por ellos si se conoce su actividad. Esos monstruos, como si necesitaran
una razón… La acusación que está lista hoy es que Siria es suficiente para
hacerte desaparecer de la Tierra. Libertad para nuestros detenidos y libertad
para Siria. Perros, esos (que detenéis) son hijos del país.
Voces tras el chirrido del hierro:
La paradoja es que escondemos la imagen de un amigo cuando ocultamos historias
de detenciones. Me encontré con muchos de los que habían salido de prisión.
Muchos al hablar se ríen de las aventuras de la cárcel: “Ruido de tortura
interminable, gritos de debilidad, perseverancia de muchos, su sangre y su
desplome, el olor a podrido”, cosas que describen con fluidez. Todos hablan,
unos con fluidez y otros con dificultad.
Me sorprende cómo no me vino a la mente ese amigo desaparecido, con un
nombre ficticio gracioso. Tal vez lo imaginé también inexpugnable. Se ríen
mientras cuentan lo que les ha pasado. Algo me dice de que sus historias no son
graciosas, a pesar del ruido de la risa: una amargura que apenas se ve, ahí en
el rabillo del ojo, lo veo.
Tu corazón está a punto de tener una muerte clínica con su risa y tu egoísmo
de saber que estás vivo y no has sufrido ni un segundo una humillación
inmerecida. Sigue desaparecido. Maldigo la impotencia. Saldrá como todos mis
amigos y nos contará historias también, editará películas sobre la detención.
Seguro.
¿Dónde están los días de las peleas? Nos estamos volviendo todos muy
parecidos. El cambio exige muchas diferencias, una fe más pura y un trabajo
mejor.
Grito:
Murió bajo tortura.
Sin comentarios. Vi sus ojos por primera vez en la foto. Evito la mirada de
terror que dibujó su muerte visible, y en vez de ella dibujo la sonrisa de un
mártir que se une a la visión de Ghiath[4], Hamza[5], Hayar[6] y Qashoush[7].
Lo envidio porque cantó con Qashoush “Siria quiere libertad” en la plaza del
Orontes. Un encuentro aplazado tal vez a la nada
Redescubrimiento de Siria:
Las gargantas salen a decir quién era ese amigo, su adscripción, su
nacionalidad, su orientación, sus ideas públicas y privadas. Lo recuerdo con intensa
amargura y tristeza. Era sirio, era el que menos hablaba y menos discrepaba por
su identidad y orientación. Somos de la revolución y a ella volvemos.
“Decidle a su madre que se alegre y termine de decorar las almohadas con
perfume y henna, mi casa está aquí y al final la alegría es para nosotros que
con vuestra boda termina”.
Esto no es un artículo, son desafíos y pensamientos de diecinueve meses,
ordenados rápidamente tras una muerte inesperada. Siria en el momento de la
tristeza, Siria en el momento de la esperanza. ¿Cuántas más tumbas visitaremos?
Si seguimos siendo bondadosos… Pondré una espiga de trigo sobre una piedra
negra y rezaré para una sacralidad invisible y una nación.
“Vosotros que miráis, desperdigaos en el silencio y alejaos un poco de él
para que lo encontréis en vosotros en forma de trigo y manos desnudas, alejaos
un poco para leer su testamento a los muertos si mueren y para que sus rasgos se
plasmen en los vivos si viven (M.Darwish/Ahmad Zaatar)”.
[1] Se refiere a la tristemente célebre masacre de Hama.
[2] Era el color de fondo de su imagen de perfil.
[3] Campaña para promover las huelgas generales.
[4] Para más información de Ghiat Mátar y su lucha pacífica, pinchar aquí.
[5] Hamza al-Khatib, primer niño mártir de la revolución.
[7] Ibrahim Qashoush, cantante de Hama conocido por su canción “Venga, vete Bashar”.
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