Hola.
Por supuesto, electricidad no hay. Internet, tampoco. No hay nada más que esta vela, que nos está iluminando el camino y se ha convertido en nuestros ojos para poder ver.
Tal vez queramos que nos dejen vivir en la oscuridad, ya vivimos en la oscuridad y no nos ven. Y nosotros no vemos más que esperanza y amor, por una sencilla razón, porque vives en una nación por la que la gente está muriendo. Todo el mundo tiene entre su gente a hermanos y amigos que se han ido.
Todos los que conformaban tu entorno se han convertido en velas como esta. Hoy en Homs llevamos cuatro mil velas, cuatro mil mártires. ¿Por qué siguen cortando la electricidad? Cuatro mil velas nos iluminarán la casa, porque si no no podrás ver todo, y así el camino ya no estará borroso. El camino está claro, es difícil y duro, y además dolerá dentro. Cada día te ves obligado a llorar, cada día te despides de alguien. Caminas por la calle y en cualquier momento puedes ver un cadáver, una bala que pasa a tu lado, tal vez veas un niño, o tal vez veas cualquier otra cosa. La magnitud del sufrimiento que estamos viviendo hoy es indescriptible. No podemos detenernos, desde el fondo de nuestro corazón, desde dentro, deseamos hacer algo por nuestra querida nación que ha sido tratada injustamente, deseamos que sea más bella y mejor. Tal vez quien quiera que este país sea más bello no pueda vivir en él, puede que muera antes de ello. La revolución siria es de todos, no es de Homs, ni de Damasco, ni de Alepo, ni de Daraa. La revolución siria es de todos. Nos miran y dicen: ¿Quién es ese pueblo tan valiente y magnífico? ¿Dónde estaban todos esos?
A veces te despiertas en mitad de la noche y empiezas a recordar, echas de menos a tus amigos, a Yamal, a Adnan... Puede que incluso te eches de menos a ti mismo, pero tienes que aguantar, no hay más. Estamos muy preocupados por los que están fuera, quemándose por dentro, que dejaron su país en algún momento, no porque no quisieran vivir en su tierra, sino porque querían existir, vivir… Aquí se asfixiaban. Querían ver, respirar. Hay quien ya no ha podido volver, pero todos están sentados delante de la televisión, en internet, escuchando las noticias, actuando, queriendo ir, queriendo venir. Siria no volverá a ser la misma, no, será más bella que ahora, mucho más, mucho, mucho más. Creedme, mucho más, mucho mejor. Todo está cambiando, todos nos estamos volviendo mejores. El país ha mejorado. Es cierto que hay disparos, muertes a manos de los francotiradores y otras cosas, pero la nación está naciendo y el parto es difícil, en un parto hay sangre, en un parto hay dolor, en un parto hay gritos y hay llanto, tal vez incluso depare en la muerte. Pero el saber que va a haber un nacimiento te permite vivir en situación de espera, de deseo de ver al bello niño que ha sufrido durante nueve meses y que puede que siga sufriendo. Pero al final, vendrá, por mucho que se retrase. Por eso, mantened vuestra fe en Dios y en las personas que están dentro, que, de veras no queremos estarasí. Qué afortunada eres, Siria.
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