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lunes, 31 de julio de 2017

Cartas a Samira (2)



Texto original: Al-Jumhuriya 

Autor: Yassin Al-Haj Saleh

Fecha: 16/07/2017
 

Libertad para Samira Khalil
(Diseño: El pueblo sirio conoce su camino)



Sammur, ¿piensas como yo en las casualidades del destino que hemos vivido? El régimen comenzó a buscarte apenas unos días después de mi salida de Damasco (nunca antes en dos años). Ahmad [1] fue secuestrado el día que salí de Duma el 10 de julio de 2013 y Firas [2] el 20 de julio, cuando yo iba camino de Raqqa. El cerco se impuso por completo en Al-Ghouta oriental el día que salí de Raqqa hacia Turquía, el día de la fiesta del sacrificio de 2013.

Meses después, con dinero, la llave maestra que abre cada puerta cerrada en el Estado asadiano, volvió a ser posible preparar tu salida hacia Damasco. Sin embargo, los meses no te esperaron, Sammur. En dos meses habías desaparecido.

Cuando vuelvo a pensar en lo sucedido, me parece, Sammur, que pensamos y nos comportamos con la lógica que impera en condiciones normales, cuando las cosas siguen su ritmo habitual, y no con la lógica de unas condiciones excepcionales, en las que sucede lo inesperado. Deberíamos haber tomado el doble de precauciones. Siento que ni siquiera medité cuando me informaron unas horas antes de que podría salir hacia el norte por la noche. Si lo hubiera pensado un poco, no me habría ido.

Supe que te habían secuestrado a través de Ziad Majed, que me llamó desde París. No había encendido el ordenador cuando me llamó Ziad a las diez u once de la mañana. No tenía Smartphone en aquel momento. Primero me informó de que Razan había sido secuestrada. Poco después, me llamó de nuevo y me dijo que tú estabas con Razan. No sé si Ziad quería prepararme para la mala noticia o de veras no sabía la primera vez que te habían secuestrado con Razan, Wael y Nazem [3].

Partiendo de mi conocimiento del Ejército del Islam gracias a mi estancia en Duma, del aumento de su autoridad y de sus amenazas a Razan cuando estabais juntas y yo en Raqqa (estaba convencida de que ellos estaban detrás de las amenazas), dirigí mis sospechas hacia ellos. No obstante, primero solicité ayuda de todos aquellos que pudieran ofrecerla, y después, dirigí la acusación al poder fáctico en Duma. Un crimen que ya era importante se volvió más importante porque los perpetradores se esforzaron mucho en negarlo. Lo más probable es que se asesinara a personas, al menos a Abu Ammar Jayba, por conocer demasiados detalles del crimen. También se intentó asesinar al Sheij Jaled Taffur porque era el juez encargado del expediente.

Tras la masacre química, el pacto químico y tu ausencia, el régimen recuperó la iniciativa y, junto con sus aliados iraníes, libaneses e iraquíes y mercenarios afganos reclutados por Irán (algunos eran presos y otros, refugiados pobres, a los que se les prometió la nacionalizad iraní), volvió a ocupar Nebek, Yabrud y otras zonas. Daesh formalizó su dominio total sobre Raqqa a principios de 2014, algo que le vino de perlas al régimen que se había esforzado en decir que lo único a lo que se enfrentaba eran radicales y terroristas.

El pacto químico fue, en mi opinión, el punto de partida de la política de crueldad y fuerza y el listo intentó imponerse sobre el terreno, además de asegurarse lazos políticos con potencias influyentes. Con ello, la dimensión política y moral de nuestra lucha quedó profundamente sepultada bajo una descarada capa de descaro internacional. A veces pienso, Sammur, que desde ese momento, ya no podíamos hacer nada. ¡Se acabó! No puedes hacer nada para enfrentarte a la alianza de enemigos salvajes repletos de odio que se han tomado el permiso internacional de hacer lo que les viene bien contra sus infelices gobernados.

En el verano de 2014, Daesh tomó el control por sorpresa de la ciudad de Mosul en Iraq, y se apoderó de las armas que parece que el ejército iraquí había abandonado en su huida, y también del dinero y muchos aparatos. Daesh proclamó el Califato y en su única aparición pública habló el nuevo califa, Abu Bakr al-Baghdadi, desde la mezquita de Mosul. Una escena de la cual el único recuerdo que ha quedado en la memoria de la gente es un caro reloj suizo en la muñeca del Califa. El Estado de Daesh, que se ha autodenominado Estado Islámico, se extiende desde el este de Homs, pasando por Hama, Alepo, Raqqa y otras zonas de Deir Ezzor, hasta Mosul. Nació en la guerra y está en guerra contra todos. Ha matado a cientos de personas en Deir Ezzor y Raqqa y ha lanzado a muchas de sus víctimas en un hueco natural al norte de Raqqa llamado Al-Huta. Entre los frentes en los que lucha están Ayn Arab/Kobani, una ciudad mayoritariamente habitada por kurdos al noreste de Alepo.

Aquí, Sammur, intervino EEUU, y lanzó armas y alimentos sobre la ciudad sitiada cuyos hijos, junto con otros kurdos de Turquía y otros países en el marco la Unión Democrática (PYD), relacionado con el PKK turco, se encargaban de defender. También tuvieron la ayuda de los peshmerga kurdos iraquíes. Tras cuatro meses, se rompió el cerco y Daesh fue derrotado, pero la ciudad quedó prácticamente destruida.

La intervención estadounidense fue el punto final en mi opinión, Sammur, de la etapa de lucha suní-chií y el inicio de una nueva etapa y otra capa que se lanzaba sobre la revolución siria: la capa y etapa imperialista y su doctrina justificativa de la “guerra contra el terrorismo”. Naturalmente, la lucha suní-chií siguió, y Hezbollah siguió ayudando al régimen en la guerra y el asesinato. Por suparte, el Ejército del Islam, el Frente al-Nusra y Ahrar al-Sham siguieron conformándose y expandiendo su discurso sectario suní. Sin embargo, en septiembre de 2014 los estadounidenses comenzaron a definir la orientación general de los acontecimientos en Siria. La página del derrocamiento del régimen que habían pasado junto con los rusos en el pacto químico en 2013 desapareció por completo con la intervención estadounidenses contra Daesh. El régimen abrazó la doctrina de lucha contra el terrorismo y siguió bombardeando con barriles y cloro, torturando, y haciendo todo lo que le parecía sin miedo a represalias.

Nos estuvieron exterminando en todo momento, y tras el pacto químico el exterminio recibió la garantía internacional. Hoy, tal vez, podamos hablar de genocidio.

En Al-Ghouta oriental, el régimen siguió bombardeando y hubo víctimas, pero otra lucha se estaba librando: una guerra entre el Ejército del Islam y otras formaciones. Había asesinatos continuos. ¿Recuerdas a Abu Adnan Flitani? Estaba con nosotros durante la campaña de limpieza (de calles). El Ejército del Islam lo asesinó a finales de abril de 2014, unos meses después de vuestro secuestro.

Generalmente, la situación se ha ido dirigiendo a un estancamiento cruento. Lo que sucede en el país sigue siendo violento, extremadamente violento, pero apenas sucede nada en el sentido político y estratégico. Mucha muerte, pocos acontecimientos. Sammur, todo sirve de aderezo continuo para internacionalizar las luchas de nuestra región.

Estamos en una situación a la que nos ha arrastrado la permisividad internacional: quien no tiene fuerza, ni dinero, ni contactos, no tiene nada que hacer. Es decir, que la mayor parte de los revolucionarios y la mayoría de los sirios no tienen peso político ni derechos. Siria se ha convertido en un foco de violencia alimentada por partes regionales e internacionales para que se mantenga; y las partes internacionales y regionales trabajan para que todo se mantenga dentro del marco sirio. La oposición no ha podido hacer nada: la dependencia de muchos de ellos de fuerzas regionales e internacionales ha debilitado su legitimidad y ha limitado su capacidad de actuar al unísono. A su primera línea han llegado personas de las que antes no habías oído hablar, Sammur, ni yo, ni nadie prácticamente.

Un año después de EEUU, intervinieron los rusos, Sammur, del lado del régimen. Las fuerzas de la oposición habían arrebatado Idleb de manos del régimen y habían logrado progresar hacia la zona de Al-Gab y la costa. La doctrina de la intervención rusa es también la lucha contra el terrorismo, pero Rusia ha hecho la guerra contra todas las fuerzas de la oposición, y apenas se ha ocupado de Daesh.

Antes de finales de 2015, Zahran Alloush [4] fue asesinado, tal vez a consecuencia de un bombardeo ruso. ¿No sabías que lo habían matado? Claro que sí. Su lugar fue ocupado por otra persona llamado Abu Humam al-Buyaidani, que se encargó de continuar la guerra civil en Al-Ghouta contra las otras formaciones, e intentar imponer el sistema de partido único en su emirato.

He olvidado contarte que, junto a EEUU, participan Francia y Gran Bretaña en la lucha contra Daesh, además de muchos países árabes, sin grandes capacidades por parte de nadie. Antes bien, hay una coalición internacional contra Daesh. China, por su parte, ha apoyado al régimen con tecnología y entrenamiento. Es decir, que los cinco países del Consejo de Seguridad han sido invitados. ¿Todo esto te resulta raro, difícil de creer o imposible? Así es, pero lo imposible es precisamente lo que ha sucedido, y lo que sigue sucediendo.

Sin embargo, tú sí sabías antes cómo iban las cosas. En tus folios dijiste: “Es una guerra mundial, pero contra el pueblo” [5]. Ahora bien, ya no se puede decir que “el mundo cerró su corazón y se fue de vacaciones”, como también dijiste en tus folios, Sammur, pues la realidad es que el mundo protege a un asesino bajo la bandera de la lucha contra un asesino más pequeño.

El mundo entero está unido contra el malvado Daesh cuyos combatientes vienen de 104 países diferentes, según dicen, y luchan contra él en nuestro territorio. De eso concluyo que Daesh es el deseo prohibido del mundo, el enemigo anhelado de múltiples partes, que incluso pueden ser rivales entre sí. Tal consenso asesino no deja lugar para otra cosa que no sea el terrorismo.

Lo que quiero decir, Sammur, es que nuestro mundo estaba en rápida decadencia ética, legal y política cuando despareciste y que eso no ha ido en beneficio de los desaparecidos. Gente como Al-Kaaka [6], Alloush, Al-Shadhili [7], Al-Golani [8] y el califa Al-Bagdadi, y por supuesto Bashar al-Asad, están en su mejor momento cuando el mundo es así de despreciable. Cuando todo está mal y destruido, su destrucción y vileza se ven menos. En un mundo en el que el mínimo de justicia y defensa de la justicia podía ejercer cierta presión sobre los muchos perpetradores, se reducían los crímenes. Un mundo de repugnantes crímenes proporciona a todo pequeño aspirante los pretextos necesarios para cometer crímenes y caminar con seguridad sobre el camino de la criminalidad.

El mundo al completo está siendo destruido y se desploma, Sammur. Se hace más sirio. Eso no lo digo yo solo ni es una exageración. Hay un sentimiento generalizado de que el mundo está descendiendo hacia una situación aún peor en todos los niveles. La democracia está en crisis, y también la justicia y la soberanía de la ley. La reserva de esperanza en el mundo está en mínimos históricos.

Te seguiré contando en la próxima carta. Como siempre, solo me importa que estés bien.

Besos, corazón mío,

Yassin

[1] Hermano de Yassin al-Haj Saleh.
[2] Hermano de Yassin al-Haj Saleh.
[3] Los conocidos como “los cuatro de Duma” o Douma Four.
[4] Fundador y ex líder del Ejército del Islam.
[5] Se refiere a los folios incluidos en el “Diario del asedio a Duma 2013” de Samira Khalil, en castellano gracias a Ediciones del Oriente y del Mediterráneo.
[6] Jurista del Ejército del Islam.
[7] Miembro del Ejército del Islam que dirigió amenazas de muerte contra Razan Zaitoune en septiembre de 2013.
[8] Líder del Frente de Al-Nusra.

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