A continuación la segunda parte de la entrevista cuya parte inicial puede encontrarse aquí
¿Qué te parece el reciente paso dado por Mas’ud
Barzani hacia el PYD en Siria?
Me sorprendió el durísimo comunicado de Barzani
contra el PKK, comunicado que emitió justo antes de ir a Diyarbakir para
encontrarse con Erdogan. Desde hace dos años, los partidos kurdos cercanos a él
le han pedido que los protegiera de la ferocidad del PKK, especialmente los
partidos Azadi y Al Parti, cuyos miembros han sido detenidos, y en ocasiones
eliminados también. En una ocasión, por ejemplo, miembros del PKK detuvieron a
Mustafa Yum’a, secretario del partido Azadi mientras se dirigía al Kurdistán
iraquí, y lo tuvieron retenido durante cerca de 24 horas hasta que varias
mediaciones e intervenciones de alto nivel lograron liberarlo. Barzani se ha
comportado con excesiva diplomacia con el PKK hasta ahora, pues conoce su
fuerza y no quiere entrar en una lucha con él.
La cuestión principal en lo referente al PYD es
que se trata de la única parte con verdadera presencia sobre el terreno, pues
la mayoría de los demás partidos están solo presentes sobre el papel, y los
pocos partidos con presencia están dentro de la línea general del PYD, sea de
forma tácita o pública. Barzani conoce bien la fuerza del PKK en Siria, y no
tiene interés en enfrentarse a él. ¿Por qué emitió entonces un comunicado de
confrontación como este cuando iba a encontrarse con Erdogan en Turquía?
Erdogan está intentando restablecer los puentes con el gobierno de Al-Maliki y
con Irán, e intenta cambiar su postura de cara a Egipto, tras adoptar una
postura claramente contraria al el golpe militar. Incluso sus relaciones con
EEUU están pasando por una etapa de turbulencias, a sabiendas de que esta
relación, sea con el AKP o con otro partido, es una prioridad mayúscula puesto
que Turquía es un miembro de la OTAN.
Erdogan lamenta hoy la magnitud de sus errores en
la política siria. Tal vez, su política hacia Siria mueva nuestros sentimientos
como opositores al régimen sirio, pues el hombre ha abierto las puertas a la
oposición, a los refugiados y a las armas, pero ha ido muy lejos y ha sido poco
prudente si pensamos en el asunto desde el punto de vista de la institución
gobernante en Turquía. La forma de cortar relaciones con el régimen sirio,
pasando de ser íntimos amigos a romper con todo, no fue saludable desde el punto
de vista de la política turca, especialmente porque vino como resultado de que
Asad no escuchase los consejos de Erdogan, como si escucharle fuera una
obligación.
Aun con la falta de ética de Bashar al-Asad y su
política de destruir el país, este no está obligado a escuchar a Erdogan. Al
margen de eso, la policía de Erdogan ha obviado el hecho de que hay unos 20
millones de alauíes en Turquía que están a favor del régimen de Bashar al-Asad
y que creen a pies juntillas su versión de los hechos, inventando las historias
necesarias para justificar sus crímenes. Eso al margen del gran problema kurdo
en Turquía y el influyente papel del PKK, además de su importante presencia a través
del PYD en Siria. Se trata de un factor político muy importante, especialmente
cuando el gobierno turco va encaminado a negociar con Ocalan en su celda.
Mientras Erdogan intenta mejorar su relación con
Al-Maliki, y antes de recibir a Barzani, tiene en cuenta la importancia de su
relación con el PKK, ¿cómo, pues, emite Barzani un comunicado tan duro contra
el PKK según se dirige a Diyarbakir? Creo que fue un error político, aunque
esté totalmente de acuerdo con el contenido de su mensaje. Dice, con razón, que
lo que dice el PKK no tiene sentido, incluido lo que dicen sus representantes
en el parlamento turco sobre la revolución de Rojava (Kurdistán occidental),
pues no hay ninguna revolución en el hecho de que el régimen se retire a favor
de las fuerzas del PYD, coordinando con estas, de las zonas kurdas. Señala,
también, con razón, el cruel comportamiento del PKK contra el pueblo kurdo y
contra las otras fuerzas políticas en la zona. Todo lo que dice es cierto al
cien por cien, pero no debería haberlo dicho él. Como intelectual
independiente, yo puedo decir eso, porque tras de mí no hay un partido, ni una
región, ni un Estado, por lo que no tendría consecuencias. Pero Barzani está en
un puesto de responsabilidad y debe tener un discurso unificador, no
segregador, sea desde el punto de vista exclusivamente kurdo, o desde el punto
de vista de la revolución siria, si es que de veras la apoya. Barzani no gana
nada diciendo que el PKK es un agente del régimen y que coordina con él contra
los kurdos y los sirios, aunque sea cierto. Debería haber reafirmado los puntos
comunes. Ciertamente, no había que elogiar al PKK, pero atacarlo es un craso
error, especialmente cuando se dirigía a Diyarbakir, bastión del PKK en
Turquía.
Por su parte, Erdogan demostró una inteligencia
política mayor, pues se dirigió al ayuntamiento de Diyarbakir, sede del Partido
de la Paz y la Democracia (la cara política autorizada del PKK). Era la primera
vez que el primer ministro turco visitaba el ayuntamiento de Diyarbakir, lo que
provocó la ironía de Uthman Bayidmir, el alcalde, sobre la misma, diciendo que
era de agradecer, pero que llegaba justo cuando estaba a punto de cumplirse el
mandato, por lo que no servía para negociar proyectos de desarrollo con la
administración local. Y es que hay una gran competencia política entre el
Partido Justicia y Desarrollo y el de la Paz y la Democracia en esa zona, por
lo que hay competencia por los votos. La visita de Erdogan al bastión de su
rival político antes de reunirse con Barzani fue un paso político
extremadamente inteligente de cara a las próximas elecciones locales, mientras
que el anuncio de Barzani de su enemistad con el PKK antes de dirigirse a
Diyarbakir no fue inteligente.
En la celebración común con Barzani, Erdogan
emitió un discurso político muy importante en el que despertó muchos
sentimientos, siempre con la mirada puesta en las urnas, y hace bien. Cierto es
que no ha ofrecido aún apenas nada palpable en lo que se refiere a la cuestión
kurda, pero la relación con Barzani tiene una importancia estratégica máxima.
¿En qué se basa el reciente estrechamiento de
las relaciones entre Barzani y Erdogan?
Hay una base económica en la relación entre
Turquía y el Kurdistán iraquí, centrada en las ingentes reservas de petróleo y
gas del Kurdistán iraquí. Se estima que estas riquezas, si se invierten bien,
pueden llevar a Iraq a encabezar la lista de productores de petróleo en el
mundo.
Eso solo es razón suficiente para iniciar una
lucha y crear alianzas. Los turcos no tienen riqueza petrolera alguna, y hay
una gran dependencia del gas para la calefacción, lo que explica que los turcos
tengan tanto interés en estrechar las relaciones con los líderes del Kurdistán
iraquí. Se ha filtrado a algunos medios que existe la posibilidad de que
empiecen a llegar gas y petróleo del Kurdistán iraquí a Turquía en unas semanas.
Y ello es precisamente el origen de la disputa y la tensión con el gobierno
central de Iraq de Al-Maliki. Por ello, Erdogan, se adelantó a la llegada de
Barzani a Turquía enviando a Davutoglu, el Ministro de Exteriores, a Bagdad,
donde visitó santuarios chiíes y se entrevisto con Al-Sistani y Muqtada
al-Sadr. Se puede esperar que la visita de Barzani a Diyarbakir y el inicio de
la colaboración petrolera provoquen tensiones con el gobierno central en Iraq.
Pero también esta visita afianza el acercamiento entre las posturas en lo
referente a la situación en el Kurdistan occidental y de cara a la revolución
siria.
Para comprender la postura de Barzani, debemos
intentar ponernos en su lugar. Barzani está rodeado de enemigos: el gobierno
central en Iraq –no solo por estar presidido por Al-Maliki, sino por las
diferencias históricas con el gobierno de Bagdad-, Irán –a quien Barzani teme
con razón porque Irán puede interferir por medio de los partidos kurdos
islámicos partidarios de la República Islámica-, el régimen sirio –con quien su
relación se ha deteriorado desde la ocupación estadounidense de Iraq tras años
de relación pragmática con el régimen asadiano contra Saddam Hussein-; y
añadamos Turquía a esos enemigos. Por tanto, la región está totalmente
amenazada de asfixia.
Parece que Barzani, a partir de la experiencia,
ha visto que la relación con el norte es productiva debido a una serie de
factores: Ankara siempre está bajo la presión del PKK, y por tanto, necesita
tener en cuenta el factor kurdo, sea dentro de Turquía o en el Kurdistán
iraquí; y Turquía necesita petróleo y gas. Por tanto, Turquía obtiene las
materias energéticas que necesita y se beneficia de cara a su país de la
posición que ocupa Barzani; a cambio de eso, ofrece al Kurdistán iraquí un importante
espacio para abrirse al mundo, y un importante soporte.
Históricamente, los turcos han sido los que se
han mostrado fríos hacia Barzani, pues cuando se creó el Kurdistán iraquí, los
kurdos vieron que podía constituir una experiencia a emular para los kurdos de
Turquía, por lo que comenzaron una serie de campañas militares en la zona para
combatir contra los luchadores del PKK, sin permiso ni aprobación del gobierno
regional. La aproximación turca a las relaciones con el Kurdistán iraquí
cambiaron poco antes de la ocupación estadounidense de Iraq y pasaron de ser
relaciones de trato humillante, como el que recibió Barzani en su primera
visita a Ankara cuando lo trataron como un líder espiritual sin más, a
relaciones en las que Erdogan se dirigió a él en su visita a Diyarbakir como “mi
hermano Mas’ud Barzani, presidente de la región del Kurdistán iraquí”.
Fue la primera vez que un Primer Ministro turco
habló del “Kurdistán”, lo que supuso muchas críticas por parte de algunos
grupos políticos turcos, mientras que muchos kurdos lo recibieron muy
positivamente. Ahora estamos viendo el clímax de la luna de miel entre Erdogan
y Barzani.
¿Cómo influyen los hechos en el escenario
regional kurdo en el difícil proceso de paz entre el PKK y el gobierno turco, y
cómo se ve influida por ello la escena siria?
Temo, partiendo de experiencias previas, que Erdogan
está intentando sacar provecho de las diferencias intra-kurdas entre la
corriente de Barzani –que va desde Iraq, pasando por Turquía y Siria hasta
Irán- y la corriente de Ocalan, que tiene mucha presencia en Siria. Temo
también que Barzani pueda tragárselo, lo que sería muy sorprendente. En el PKK
hay un sentimiento de enfado por el comunicado emitido por Barzani antes de
visitar Diyarbakir, y hay responsables del partido que han declarado que “Barzani
es más listo que para ser un mero instrumento en manos de Erdogan”, y esa es
una forma diplomática de humillar a Barzani. No sé si Bärzani tiene algún plan
para arreglar la situación con el PKK o si, por el contrario, ve que dicho
partido se ha unido al eje de Irán y el régimen sirio sin posibilidad de
retroceder.
En caso de que la segunda posibilidad fuera la
correcta, tengo una opinión algo diferente. Es cierto que el PKK, desde el
inicio de la revolución, ha formado parte del eje entre Irán y el régimen sirio
frente al eje formado por Arabia Saudí, Qatar, Turquía y Barzani (se trata de
una realidad objetiva, haya o no pactos escritos), pero teniendo en cuenta el
punto al que ha llegado hoy la revolución siria, donde no parece que haya
solución, la postura del PYD es la correcta en lo que se refiere a la protección
de sus zonas. Salvando eso, gobierna sus zonas a hierro y fuego, algo con lo
que obviamente no puedo estar de acuerdo. En cuanto a la forma y lógica de
gobernar, el PYD no se diferencia en nada del régimen de Asad o de Saddam
Hussein. Su forma de pensar es partidista y estrecha, y es un partido sin
principios salvo uno que constituye su esencia: Ocalan, y lo que se llama “pensamiento
de Ocalan”, un pensamiento muy superficial. Miran hacia Ocalan como lo hacen
los alauíes con Hafez al-Asad, el líder que los sacó de la marginación y la
total ausencia de la escena.
En Turquía, la situación de los kurdos oscila
entre dos posturas: la total negación turca de la existencia kurda o el hecho
de considerar a los kurdos turcos, pero con otro idioma, e incluso hay quien
inventa extrañas historias para el origen de la palabra “kurdo”, como por
ejemplo, que viene del ruido de las pisadas en la nieve sobre las montañas. Esa
es la lógica que ha dominado en los genocidios desde la época de Ataturk.
Hay un aeropuerto en Estambul que se llama Sabiha
Gokcen, la hija adoptiva de Ataturk, y primera mujer turca que pilotó un avión
de guerra, avión que pilotó en una campaña contra los kurdos de Dersim. Ahora
que Erdogan ha entrado en un proceso pacífico con los kurdos, estaría bien, por
ejemplo, cambiar el nombre de dicho aeropuerto, con un matiz tan negativo; pero
Erdogan no se atrevería aunque quisiera, pues se enfrentaría a una violenta
resistencia por parte de sus opositores nacionalistas y de izquierdas.
La segunda postura comenzó a mediados de la
pasada década, cuando Erdogan inauguró el camino de reconciliación con los
kurdos, y durante su discurso electoral en Diyarbakir reconoció la existencia
de una “cuestión kurda” en Turquía que prometió solucionar, hablando también de
la política de “aperturismo interior”. Simultáneamente, abrió un canal televisivo
gubernamental en kurdo y adoptó otras medidas similares. Medidas que pueden
parecer simbólicas, pero que son más que eso para los kurdos, pues vienen tras
un largo sufrimiento político y una total negación de su existencia, además de
campañas de detención y genocidios. Junto con el aperturismo hacia los kurdos,
Erdogan comenzó una campaña de formación psicológica y educación de la otra
parte, la parte nacionalista radical que se niega a reconocer a los kurdos. Por
fin, se eliminaron los tabúes en las discusiones internas sobre los kurdos y
sus derechos, convirtiéndose en temas de debate, enfrentamiento y diálogo.
Posteriormente, se inauguró una etapa de
negociaciones directas con Ocalan en su celda, por parte de altos dirigentes de
los servicios secretos turcos en nombre del gobierno, de las que nada ha
trascendido a los medios. Estos esfuerzos culminaron en el envío de una carta
por parte de Ocalan a la celebración del Noruz en Diyarbakir en la que anunció
claramente el fin de la etapa de “lucha armada”, y expresó su deseo de que el
gobierno turco cumpliera sus promesas de mejorar la situación de los kurdos en
Turquía. No ha habido grandes avances en el terreno político desde ese momento,
a pesar de la gran importancia del proceso político y el hecho de que supone
cerrar las heridas abiertas en ambos lados desde hace décadas, y que han
provocado la muerte de más de cuarenta mil personas.
No sé si la última aparición de Erdogan en
Diyarbakir acompañado de Barzani y, lo que es más importante, Shevan, el
cantante kurdo símbolo de la lucha que llevaba 37 años en el exilio, puede ser
un indicio simbólico de que se ha retomado la acción política en lo que se
refiere a la cuestión kurda en Turquía. Hasta ahora, se han dado muchos pasos
simbólicos, pero las acciones son lo que cuenta. El PKK ha implementado muchos
de sus pactos en lo que se refiere a retirar a sus luchadores de territorio
turco y en cambio tenemos un historial de sistemática traición turca en la implementación
de los pactos con los kurdos. Hasta este momento, Ocalan ha anunciado el alto
el fuego unilateral más de 12 veces, y siempre han sido los turcos los que lo
han incumplido.
El pasado mes de septiembre, tras una congelación
de varios meses en el proceso pacífico, y después de que los cambios
constitucionales necesarios no lograran levantar la presión que había sobre los
kurdos (hay miles de detenidos, por ejemplo, incluidos parlamentarios,
periodistas y abogados), Ocalan amenazó con retirarse del proceso. Ante esto,
Erdogan respondió como es obvio que deseaba continuar con el trabajo para
lograr la paz y prometió un paquete de reformas constitucionales, reformas que
de hecho se publicaron poco después, pero que se centraban en el eje ideológico
de Erdogan principalmente, como la decisión de levantar la prohibición de que
las mujeres veladas pudieran acceder a determinadas instituciones públicas. Fueron
reformas democráticas, importantes y necesarias de veras, pero no iban
encaminadas a progresar en la cuestión kurda. Como resultado de tales
experiencias, no puede confiarse en Erdogan en lo que respecta a sus promesas a
los kurdos. El discurso en Diyarbakir fue magnífico, y su pronunciación fue muy
simbólica, pero la trayectoria de Erdogan no permite confiar en él.
En cuanto a Siria, el progreso en el proceso
pacífico en Turquía se refleja de forma positiva: la postura del PYD, que por
cierto, no habla de independencia y no la quiere, está cambiando. Practica la
independencia de forma efectiva sobre el terreno y protege sus zonas y
posiciones, pero no quiere un Estado independiente, sino una autonomía basada
en el hecho de que es la fuerza dominante en las zonas kurdas. “A nuestros
kurdos los protegemos nosotros”, esa es su lógica. Las otras partes turcas
dudan entre el federalismo y la “autonomía política”, que es en realidad un
federalismo deformado, pero no pueden lograrlo. La fuerza sobre el terreno la
tiene el PYD.
Saludos, desde que vimos en la t.v. a anarquistas ateos británicos marchando por Kobani, al que consideran un pueblo kurdo anarquista, nos interesa averiguar sobre la ideología política de los kurdos.
ResponderEliminar? Tienen ustedes los del blog y/o el autor del artículo y/o el entrevistado algún conocimiento y alguna opinión, juicio de valoración o al menos alguna información sobre la tesis del confederalismo democrático libertario kurdo?, tal y como lo plantea el encarcelado (Tío) Apo Ocallan-me perdonan la falta de diéresis, pues no la tengo en mi teclado-.
En la referencia de abajo de un grupo anarquista Español prokurdo, afirman que el PYD trabaja con el PKK:
http://www.alasbarricadas.org/noticias/node/26224