Texto original: Al-Yumhuriyya
Autor: Yassin Swehat
Fecha: 14/12/2013
Debido a la longitud del texto, se ha decidido dividir la traducción en partes para no cansar al lector. Aquí la primera parte.
Autor: Yassin Swehat
Fecha: 14/12/2013
Debido a la longitud del texto, se ha decidido dividir la traducción en partes para no cansar al lector. Aquí la primera parte.
Bakr
Sidki es un conocido escritor y traductor kurdo y uno de los más
importantes traductores del turco, así como asiduo colaborador en medios
turcos en torno a la cuestión kurda, Siria y otros debates de orden
político. Sidki estuvo detenido en las cárceles del régimen sirio
¿Cómo ves la situación de los kurdos sirios, con la
conformación de Fuerzas de Protección Popular pertenecientes al PYD (Partido de
la Unión Democrática), como fuerza armada cohesionada que impone zonas
autónomas en las regiones kurdas?
Desde el inicio de la revolución comencé a escribir
artículos muy duros contra las políticas del PKK (Partido de los Trabajadores
del Kurdistán) y sus prácticas. Hoy, a lo largo de la conversación, advertirás
algunas diferencias. No me gustan las políticas ni prácticas de este partido,
pero mis razones difieren con las esgrimidas por la “oposición árabe”.
El punto clave del malentendido entre la parte árabe y la
parte kurda es que la parte kurda se considera a sí misma una sociedad
independiente, psicológica, política y culturalmente, y que piensa de forma
independiente. Cuando dice “nosotros” no se refiere a los sirios, sino a los
kurdos, o al menos a “nosotros los kurdos sirios”, pero es más importante que
se refiera a “nosotros los kurdos”; es decir, una comunidad que se extiende
entre Iraq, Irán, Turquía y Siria. Esta psicología ha hecho mella en los kurdos
desde el año 2004, incluso entre los que no comparten la idea de la separación;
o sea, esos que –aun soñando con que los kurdos sean una nación como cualquier
otra- son conscientes de la realidad de que una transformación tal no puede
realizarse más que con el beneplácito de las grandes potencias, que no son
otras que los miembros permanentes del Consejo de Seguridad. Por tanto, aceptan
la idea de una integración forzada con el resto de sirios, o con los turcos en
Turquía, pero a pesar de ello, están dispuestos a aprovechar cualquier
oportunidad que les sirva para llegar a una situación constitucional diferente,
o alcanzar la autonomía, el federalismo, o incluso la total separación (algo
que está muy lejos).
En mi opinión, las partes árabe, turca o iraní deben
comprender ese sentimiento, e incluso empatizar con él. Los kurdos no sienten
esa empatía. En 2004, sintieron que la oposición les había fallado, cuando
estaban en una misma lucha contra el régimen, derribando sus estatuas y destrozando
sus banderas, entrando en la primera lucha seria con el régimen de Asad. La
oposición árabe, obsesionada con la separación, además de que esto se producía
a la vez que la ocupación estadounidense de Iraq, entró en un ambiente tenso
contra los kurdos. Es cierto que los árabes tienen derecho a culpar a los
kurdos por haber tomado la decisión de levantarse sin consultarles, no viendo
ninguna utilidad en verse arrastrados a un problema para el que no estaban
preparados. Pero la oposición árabe podía haber adoptado esta sencilla postura
en vez de comenzar a sacar las imágenes de las banderas “independentistas” y
otras que los convirtieron en enemigos de la movilización kurda. Sin embargo,
eso es lo que sucedió, y yo mismo participé en muchas discusiones sobre el tema
con opositores árabes.
Así se entiende cómo contribuyeron a crear un sentimiento de
aversión y falta de confianza, del cual han partido los partidos kurdos, especialmente
el PKK, en su actuación. Posteriormente comenzó la revolución siria, y los
jóvenes de Qamishle y Amuda participaron con fuerza, aunque de forma diferente,
fruto de su particularidad kurda; es decir, que participaron nacionalmente con
todos los sirios, aunque fuera con algunas peticiones propias como kurdos, y
con el deseo de afirmarse como kurdos también. El PKK ha actuado desde el
primer momento como elemento disuasorio, algo en que lo han acompañado los otros
partidos tradicionales. Todas las fuerzas políticas kurdas adoptaron desde el
inicio la siguiente postura: debemos esperar y observar, y no caer en una lucha
que no nos incumbe como kurdos, pues esta es una lucha entre árabes.
Es imposible
que los oriundos de Mare’, Hritan o Deir Ezzor puedan comprender esta postura,
por lo que no aceptarán tal postura de espera y observación mientras son
sacrificados por el régimen. Y yo mismo tenía esa postura de rechazo. Me dolía
ver cómo los partidos kurdos adoptaban la postura del espectador, que ve que no
debemos cortar todos los lazos con el régimen por si logra reprimir la
revolución, y que al mismo tiempo, utilizaban su escasa participación para
ganar puntos en caso de que los opositores vencieran a Asad. Se trata de una
postura arribista, que nace del deseo de mantener la presencia kurda
exclusivamente, y esperar que la comunidad internacional proteja dicha
presencia en caso de que la lucha se prolongue, como sucedió posteriormente. Eso
ha facilitado la aparición de líderes kurdos que prosperan por “su mirada desde
lejos” y la “corrección” de su postura en el inicio de la revolución, y que aseguran
que adoptando dicha postura han impedido que la guerra les llegue, aunque esto
no es cierto, pues la guerra ha llegado a las zonas kurdas con el Estado
Islámico de Iraq y Siria y el Frente de Al-Nusra, además de algunas brigadas
del ESL.
Ello no impide, volviendo a la primera idea, el afirmar que
la parte árabe no comprende a los kurdos. Sin duda, la parte kurda es responsable
de esta falta de comprensión, pues los políticos kurdos emplean una lengua
ambigua, opaca a la hora de expresar su identidad kurda, y el hecho de que no
le importa lo que sucede en Homs, Daraa y la zona rural de Damasco. Eso no lo
dicen claramente.
Tenemos distintas corrientes en la escena política kurda. En
el Consejo Nacional Kurdo, hay dos corrientes, la de Talabani y la de Barzani.
La de Talabani es más cercana al régimen, y tiene posturas muy conciliadoras
con el PKK, mientras que la corriente de Barzani emplea un lenguaje más cercano
al de la revolución, y es la punta de lanza para entrar en la Coalición
Nacional. Pero incluso esta corriente, que habla abiertamente de un patriotismo
sirio unificado, tiene otra postura cuando se trata de hablar entre kurdos,
aunque no hable de separarse de Siria. La verdadera postura de esta corriente
es que se aferra y circunscribe a su identidad kurda, y se aleja de lo que sucede
en Siria, sin anunciar tal alejamiento con la misma claridad.
La piedra angular para comprender la postura kurda no es más
que el hecho de que es una postura que gira en torno a sí misma y que está lejos
del patriotismo sirio. Esta postura, desde mi punto de vista, fue muy
oportunista y negativa en el inicio de la revolución, e incluso un año o año y
medio después del estallido. En mis escritos, solía expresar tal opinión, pero
hoy no soy tan duro. No por miedo, como es natural, pues escribía estas cosas
estando al alcance del PKK en el barrio Achrafieh en Alepo, aunque quizá tengo
suerte porque no leen, pues lo cierto es que habría bastado que uno de ellos
hubiera escrito un informe sobre mis escritos para estar en peligro. Son como
el régimen: reprimen a la gente, “educan” a los críticos (utilizan mucho esta
expresión), y atacan las manifestaciones y las reprimen, aunque no vayan en su
contra. También detienen, pues tienen cárceles, y matan.
La revolución siria ha llegado hoy a un callejón sin salida.
No puede derrocar al régimen con sus armas, y a la vez, quien lucha, no puede
dejar sus armas y retornar al pacifismo. El régimen no puede derrotar a la revolución.
Está claro también que no hay ningún plan de solución por parte de los llamados
“Amigos de Siria”, sino que tienen un plan para gestionar la crisis durante un
tiempo de plazo cuyo final desconocemos. En esta situación, cuando uno gira en
torno a su nacionalismo, la política correcta desde el punto de vista kurdo es
la política del PKK. Esto no supone en absoluto que yo defienda sus prácticas,
pero su política basada en la defensa de sus zonas cuando se ven atacadas por el
Estado Islámico de Iraq y Siria o el Frente de Al-Nusra, es correcta, sana y
está justificada moralmente. Cuando no se comprende que los kurdos no se comportan
como sirios, sino como un grupo independiente, y que Diyarbakir les importa más
que Alepo, cabe esperar que se emitan comunicados como el de la Coalición
Nacional sobre la declaración de autonomía kurda, que considera que el PKK, con
su rama siria, es enemigo del pueblo sirio.
¿Qué piensas de ese comunicado de la Coalición, sobre el
PYD y su enemistad con el pueblo sirio?
La postura de la Coalición Nacional en relación con el
Partido de la Unión Democrática es muy mala porque provoca aversión y un
sentimiento de rechazo. La Coalición necesita tender puentes con el PYD y con
el Comité de Coordinación Nacional también: intentar ir con una delegación
unida a Ginebra ha de ser un objetivo principal.
No basta que la Coalición hoy siga asegurando que incluye en
sus filas a una importante representación kurda, pues la verdadera fuerza que
representa a los kurdos sobre el terreno es el PYD y eso no se puede negar,
como tampoco se puede minimizar su importancia o intentar hacer que eso no sea
así por medio de representaciones políticas virtuales.
Las Fuerzas de Protección Popular, la mayor facción armada
kurda, se suelen ligar al PYD a pesar de que muchos de sus efectivos no son miembros
del partido, y es que existe una lógica parecida al reclutamiento forzoso en
muchas zonas kurdas a favor de las Fuerzas de Protección Popular, que además
son prácticamente la única salida para muchos jóvenes kurdos para poder
mantenerse. Añádase a eso que hay un paraguas político llamado Consejo del Pueblo
del Kurdistán Occidental cuyas elecciones he presenciado – y que son al más
puro estilo baasista- en Achrafieh en Alepo. En aquel momento aún no había ESL
en Achrafieh y la presencia del régimen estaba muy debilitada, pero sí estaba
allí. Ello significa que sus afirmaciones de que no estaban coordinando con el
régimen son falsas. Se beneficiaron de que el régimen tenía interés en su
presencia y lo aprovecharon.
Hoy, desde el punto de vista de la oposición “árabe”, es
necesario presionar a los kurdos, lo que en realidad significa presionar al
PYD. No tiene sentido obviar esta necesidad presionando a partidos virtuales, carentes
de peso popular, pues ello no es más que engañarse a uno mismo.
Las peticiones de los kurdos producen verdaderos espasmos
entre los árabes, como ha quedado patente en el desarrollo de la actividad política
de la oposición durante la revolución. La oposición ha seguido repitiendo
durante dos años que es incapaz de retirar el adjetivo “árabe” del nombre
oficial de la República, y que no está capacitada para implementar la
descentralización administrativa. Pero también ha olvidado estas posturas de rechazo
cuando se ha visto presionada internacionalmente por determinados países para
introducir un bloque kurdo sin preso real sobre el terreno. ¿Qué le impide
entonces entenderse con Saleh Muslim si pueden arrancarle la afirmación de que
no quiere la independencia de Siria?
Y por cierto, si me preguntasen mi opinión, diría que no soy
partidario de eliminar “árabe” del nombre oficial de Siria. Si no estuviera y
se buscara introducirlo, yo no estaría a favor, pero estando presente, no creo
que haya que eliminarlo. Siria es en verdad un Estado con una amplia mayoría
árabe. Si yo fuera árabe me negaría rotundamente. ¿Por qué debería eliminar ese
adjetivo para satisfacer a una minoría? Si a los kurdos les molesta, ello ha de
discutirse en un Parlamento elegido, pero imponerlo por la fuerza y por
presiones internacionales es realmente indignante.
Pero esa no es la cuestión. Lo que realmente irrita es el
grado de aferramiento a la palabra “árabe” durante meses, para luego
desentenderse de ella en el momento en que llegan las presiones
internacionales. Entonces, ¿por qué no se acuerda una autonomía para las zonas
kurdas, algo que es una realidad sobre el terreno, a cambio de ir a Ginebra con
una delegación unida y con peticiones previamente acordadas?
El PYD gira en torno a su identidad kurda, en torno a su
partido, en torno a Ocalan. Cualquier parte que sirva a estos ejes es un potencial
aliado, sea Bashar al-Asad, el ESL, Erdogan o quien sea. Este partido es
flexible hasta el punto de carecer de principios. No tiene principios
estratégicos ni alianzas firmes. Lo único sagrado es Ocalan y que este salga de
la cárcel. Todo lo demás son tácticas coyunturales. Puede aliarse
momentáneamente, de forma objetiva o no, con el régimen sirio hoy, para
enfrentarse a él mañana, y volver a aliarse con él pasado mañana, como ya ha
sucedido.
En la situación actual, el PYD busca cimentar la autonomía
según la política de hechos consumados, y trabaja para proteger sus zonas,
aunque sea con la lógica de “quienes la protegen son quienes la roban”. O sea,
que obliga a pagar impuestos a los habitantes de estas zonas y castiga a
quienes se muestran enfadados por ello. En cuanto a cómo quede Siria
finalmente, saben bien que ello depende del ambiente y los acuerdos
internacionales. En Turquía, el PKK no pide la independencia, sino que quiere
una autonomía de las zonas kurdas.
Entonces, ¿ves algún futuro para el trabajo conjunto
entre con el PYD, especialmente de cara a Ginebra?
La coalición debe buscar el interés que comparte con el PYD,
que lo hay, y políticamente es posible tratar de cimentarlo como un plan de
trabajo político conjunto, sea integrándose en la Coalición o al menos conformando
una delegación conjunta para Ginebra II. Esa es una cuestión política que
necesita políticos y de nada sirven los discursos manidos.
Hay un sueño que me persigue desde hace unas dos semanas que
es que, ya que la comunidad internacional nos obliga a ir a Ginebra II, en vez
de ir en tres grupos- la Coalición, el Comité de Coordinación Nacional y el Alto
Comité Kurdo- para pelearse entre sí en vez de negociar con el régimen, debemos
encontrar la manera de aunar a estas tres partes en una única delegación. Y
creo que ese momento es ahora acuciante de verdad cuando nos encontramos en un
contexto de lucha entre el Estado Islámico de Iraq y Siria y el PKK, y de aquel
con todos en realidad. Existe un punto en común que puede unir dichas partes.
El PKK es miembro del Comité de Coordinación Nacional y también del Alto Comité
Kurdo, como si fuera un comodín. Si puedes tender puentes con el comodín, debes
intentarlo, porque nada es imposible en política. Pero cuando lo acusas de
colaborar con el régimen, como hace la Coalición, lo empujas a que lo sea de
veras.
No hay comentarios:
Publicar un comentario