Texto original: Al-Nahar
Autora: Diana Skaini
Fecha: 15/09/2013
Desde un
punto del interior de Siria, el escritor Yassin Al-Haj saleh sigue apoyando la
revolución de los sirios contra el régimen de Bashar al-Asad. Desde la postura
del teórico y el activista civil y periodístico, el perfil de Yassin al-Haj
Saleh en Facebook es una ventana personal a través de la cual mira un gran
número de seguidores que siguen, al ritmo de lo que publica, las etapas de la
revolución. Un paseo por su perfil
muestra un gran número de fotos de víctimas y detenidos opositores, y en parte
cuenta la historia de una revolución en la que dominaba el aspecto civil antes
que esta entrara en el camino de la total militarización. En el mismo lugar, el
intelectual muestra imágenes de cuerpos de víctimas infantiles en hileras. Para
él, el mundo ha de ver esta muerte y estas atrocidades para darse cuenta de la
realidad. En cuanto a sus opiniones críticas, que se extienden a la oposición,
nunca llegan a rozar el convencimiento de la necesidad de completar la
revolución hasta el final.
En una
etapa clave en la lucha, representada por el reciente acuerdo
ruso-estadounidense, Al-Nahar preguntó a Al-Haj Saleh su opinión sobre la
evolución de la postura estadounidense desde la masacre de Al-Ghoutta oriental
y occidental hasta llegar al pacto actual, y consideró que “los estadounidenses
necesitaban el salvoconducto ruso para no hacer lo que no querían hacer”,
acusando a la política “dubitativa y corta de vista” de Washington de crear un
ambiente propicio para los yihadistas y preguntándose “si realmente los
estadounidenses están molestos con el aumento de yihadistas”.
Por eso,
Al-Haj Saleh habló del retroceso de la moral entre las filas de las brigadas
que estaban apostando por el golpe, considerando que tal vez se recompensase
dicha decepción con un aumento de las armas, lo que prolongaría la lucha sin
decidirse a favor de ningún bando. También habló de la posibilidad de que se
celebre Ginebra II y las razones del rechazo de la mayor parte de la opinión
pública occidental a la intervención militar en Siria. A continuación el texto
de la entrevista:
¿Cómo
valora la postura estadounidense empezando por la reacción al ataque contra
Al-Ghoutta oriental y occidental hasta el aferramiento a la iniciativa rusa?
Ya sabes
que los estadounidenses “se mataron” para no intervenir en la cuestión siria.
No tienen interés directo y desde que comenzaron a aparecer los yihadistas, su
política tomo más bien el rumbo hacia evitar la caída del régimen, y presionar
a las partes regionales que ayudan a los revolucionarios que luchan por
derrocarlo con el objetivo de que redujeran su apoyo, aunque mantuvieran al
régimen bajo presión.
En vez de
conspirar para intervenir en Siria y aferrarse a las causas de intervención,
como hicieron en Iraq hace una década, no intervinieron y “conspiraron” para
poner fin a la intervención de otros, ordenando a estos otros que no
intervinieran. Creo que la base de la política de los estadounidenses desde
hace un año al menos es impedir que caiga el régimen. Esos imperialistas esta
vez solo han conspirado contra los revolucionarios sirios, y no contra el
régimen. Quien se ha comportado como un imperialista de libro, inventando
pretextos para intervenir –desde la protección de los santuarios a la
intervención de otros- es Irán y su conocido brazo libanés.
El resultado de la política
estadounidense es el prolongamiento de la lucha y una amplia destrucción de la
sociedad, la civilización y las almas, lo que conforma un ambiente más propicio
aún para la expansión de los yihadistas. No conozco una política más
contradictoria ni corta de miras, si no quiero pensar mal: ¿de verdad están tan
molestos los estadounidenses por el ascenso de los islamistas? No veo ningún
indicio de ello.
El uso de armas químicas no
es lo que empujó a EEUU a cambiar su política en las últimas tres semanas,
porque saben bien que las armas químicas se han usado antes en varias
ocasiones. Esta vez, no obstante, se utilizaron con crueldad, como verdaderas
armas de destrucción masiva, y no como armas tácticas, lo que supone un revés para
los EEUU y pone en duda la credibilidad de sus “líneas rojas”. Si siguen
ignorando la realidad, ello afectará a su dominio sobre sus aliados más que a
su capacidad disuasoria frente a sus enemigos e incita a algunas
partes a ampliar los márgenes de su juego personal. Pero este cambio se ha dado
de mala gana y a regañadientes: la predisposición del régimen a deshacerse de
las armas químicas según la iniciativa rusa que puede que Kerry insinuara para
evitarse la vergüenza y alcanzar el objetivo y proteger la imagen de Obama como
creador de paz. Me parece que la intervención de EEUU contra Bashar al-Asad
solo por haber matado a sirios con armas prohibidas internacionalmente no es
típico de la política estadounidense, pues es más justo y ético de lo que
suelen hacer normalmente. Por eso, necesitaba un salvoconducto adecuado para no
hacer lo que no querían hacer desde el principio. La iniciativa rusa es un
salvoconducto adecuado.
Con el descarte del
golpe estadounidense y la conformidad del régimen con el plan ruso, ¿Cuáles
serían los equilibrios de fuerzas militares y políticas en la lucha siria?
¿Estamos cerca de una Ginebra II?
Creo que descartar el golpe
en sí mismo no provoca ningún cambio importante en los equilibrios de fuerzas,
pero es un elemento en un contexto de efecto contradictorio sobre la situación
en Siria por una parte. La caída de un arma importante de la mano del régimen
ha reducido la efectividad disuasoria asegurada en las zonas de Al-Ghoutta en
los últimos meses. Eso es bueno para los revolucionarios, pero el descarte, por
otra parte, envía un mensaje al régimen de que puede seguir matando a sus
gobernados con otros medios.
Además hay un desplome en la moral de las
formaciones combatientes que se habían encomendado al golpe estadounidense,
cansadas de antemano. Pero también puede que el descarte del golpe se traduzca
en un apoyo militar más fuerte por parte de EEUU y otros a la resistencia
armada, algunas formaciones, y una menor presión sobre las fuerzas regionales
para que dejen de armarlas. Hay ya datos en esa dirección, pero no estoy seguro
de cuánto durará esta compensación. Creo que si finalmente se arma, será una
oleada ocasional, y que se enmarcará en la idea de hacer más presión al
régimen, no en el marco de su derrocamiento. ¿Nos hemos acercado, entonces, a
Ginebra II? Lo dudo si nos referimos a algo más que hacer fotos y a regalar un
proceso de relaciones públicas a los rusos, que se prolongue sin fin. La política
del régimen es la guerra, no tiene otra: sin guerra se muere.
Las pasadas semanas “intensamente
sirias” han puesto de manifiesto el rechazo de la mayor parte de la opinión
pública occidental a una intervención militar en Siria. ¿Cuál es la razón, y
qué papel tienen la oposición y la expansión del yihadismo en esto?
Creo que es resultado de un
conjunto de situaciones a varios niveles. Por una parte, el amargo cerco de las
aventuras iraquí y afgana. El coste humano y material irreparable, la pérdida
estratégica en el caso iraquí… Por otra parte, el ascenso de los yihadistas en
Siria y la atracción que provocan en los medios de comunicación occidental, que
ponen de relieve sus crímenes más de lo necesario y que pintan la lucha en
Siria como una entre dos bandos malos: uno que ya conocemos y cuyo mal solo va
contra otros que no somos nosotros.
También está la poca
capacidad esperada o peor de la esperada de la oposición siria en Occidente
para explicar la cuestión siria, mientras que parece que el régimen es más
ducho en la forma de dirigirse a la opinión pública occidental y provocar sus
paranoias y miedos ante un cambio en Siria. Además, la prolongación y complicación
de la lucha en Siria y la dificultad para comprender algunas partes de la misma
también influye. La gente se aburre después de un tiempo, y prefieren evitar
implicarse y que las cosas vuelvan a ser como eran. También, en mi opinión, hay
un elemento cultural prolongado en el tiempo que se ejemplifica en la lucha
sectaria contraria al islam en Occidente, y concretamente el islam suní, por
ser el mayoritario y identificarse con la historia imperial del islam. Las
luchas nihilistas y terroristas hoy hablan en su lengua. Todos estos factores
hacen que el occidental exija un esfuerzo especial para comprender algo sobre
Siria y la revolución siria que sobrepase las impresiones que circulan, y de un
esfuerzo especial también para simpatizar con la revolución. No necesita nada,
en cambio, para no comprender y no simpatizar. ¿Para qué hacer el esfuerzo?
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