Texto original: Al-Jumhuriyya
Autora: Nai'la Mansur
Fecha: 02/09/2013
La mañana del 21 de agosto, salieron el padre, la madre y
sus dos hijos de casa, en la ladera del monte Qassion de Damasco, sin
comprender nada. No podían ni escucharse los unos a los otros por la inusual
fuerza del bombardeo sobre Al-Ghoutta oriental y occidental, aunque los
objetivos bombardeados los conocieron después. Los esposos se miraron mientras
sus ojos decían: “He ahí los entrenamientos del próximo siglo”.
Antes del 21 de agosto
Los sirios comprendieron bastante pronto que su lucha sería
larga, difícil y cruenta, y también comprendieron que deberían hacerlo todo,
desde organizar su vida diaria, pasando por la resistencia al bloqueo, hasta la
fabricación de armas locales. Razan Zaytoune [1] escribió en el número del mes
de julio del periódico de los Comités de Coordinación Local, titulado Salimos
por la libertad, que un grupo de apoyo técnico estaba trabajando para hacer
llegar a otras zonas métodos alternativos para producir energía, en un intento
de superar el problema de los continuos cortes de electricidad que se llevaban
produciendo ocho meses en Al-Ghoutta oriental. También estaban trabajando para fabricar
gas metano a partir de desechos de utensilios domésticos y para enseñar a
utilizar los hornos solares y poder cocinar con la energía solar. ¿Podéis
imaginarlo? ¿Podéis imaginar lo que significa difundir una cultura alternativa
con valores alternativos generosos con el medioambiente bajo las bombas, la
muerte y el bloqueo? ¿Podéis imaginar que algunas activistas que supervisaban
este tipo de proyectos y pretendían dar trabajo a las mujeres que se habían
quedado sin apoyo económico, pensaban difundir una cultura de cooperación en
los mecanismos de producción y la administración de la materia que producían
esas mujeres? Algunos activistas civiles cultivaban pequeñas parcelas de tierra
con cosechas nuevas para la zona, y en tierra siria, pero de ciclo rápido para
lograr rápidamente la harina necesaria para fabricar pan… ¿Podéis imaginar el
grado de esfuerzo? Algunos activistas en el ámbito de la enseñanza alternativa
en las zonas de las que habían desaparecido los rasgos del Estado central
vieron cómo las escuelas que habían creado de forma improvisada eran destruidas
una y otra vez por los bombardeos diarios por parte de las fuerzas del régimen.
Pero las rehabilitaban una y otra vez de inmediato para poder dar clase.
Algunos médicos de algunos hospitales de campaña alrededor
de Damasco trabajaban solos unas veinte
horas diarias, sin apenas ayuda, y a pesar de una escasez indescriptible de
cuadros cualificados, pues la mayoría eran voluntarios de la zona, y que en
general no eran ni médicos ni enfermeros. Los túneles que los revolucionarios
construyeron en algunas zonas, para evitar que las fuerzas del régimen
bloquearan sus zonas sorprenderían a cualquiera por el volumen de trabajo que
exigían. Toda esta voluntad por crear vida y mantenerla no ha ido acompañada,
ni ha sido apoyada, ni ha servido para que se fortaleciese, una actividad
política del mismo nivel. Cierto es que hay un gran vacío político sobre el
terreno que no atrae más que a las fuerzas takfiríes y yihadistas, y que
existen una debilidad y una negligencia en la representación política de la
revolución en el exterior, debido a la desertización de la vida política en
Siria durante décadas… Pero la primera y obvia condición para acumular una
experiencia política sobre el terreno es que el aparato de la muerte se
detenga, y para que las fuerzas jóvenes sobre el terreno (las que quedan en el
país) tengan un bagaje que les otorgue el derecho a alzar la voz contra las
fuerzas opresoras armadas. Deben lograr aún más de lo que han logrado entre
misiles y masacres. La apretada agenda diaria de los sirios, llena de masacres,
les deja en una espera ambigua y poco clara de la felicidad y el fin. Es
necesario que la máquina de la muerte se detenga lo suficiente para permitir a
los sirios ver las alternativas revolucionarias, para que esas alternativas
puedan terminar hacer su aparición en escena y reafirmarse tras la revolución,
y para que los activistas revolucionarios puedan ver los frutos de lo que
cosechan.
Después del 21 de agosto
Tras el 21 de agosto y el ataque del régimen contra
Al-Ghoutta oriental y occidental de Damasco con gases venenosos y tras la muerte
de más de 1500 personas de golpe, cualquier ser humano racional abandonaría la
ingenuidad, la inocencia y la buena voluntad y comprendería que el régimen
asadiano, sus aliados y sus milicias están listos para cualquier cosa. El 21 de
agosto es la “línea roja”, no en el sentido de que quien ha muerto degollado a
cuchillo en una masacre sectaria no deba provocar nuestro estupor y enfado,
pero lo cierto es que nos enfrentamos a la voluntad de la locura, y los medios
disponibles para servir a esta locura humana solo tienen precedente en las cámaras
nazis. Los sirios están en shock porque se han dado cuenta de que en el fondo
la “solución final” estaba en la “mente” del régimen desde el principio, y que
era cuestión de tiempo y de un larga y continua puesta a prueba de la negligencia
de la comunidad internacional. Una prueba que comenzó con el asesinato del
primer manifestante pacífico y ha llegado hasta la masacre química pasando por
cientos de masacres y de víctimas asesinadas bajo tortura en los sótanos de la
seguridad siria. Cualquier ser humano con raciocinio comprenderá también que no
va a tener ahora vías de escape entre misiles, barriles explosivos o masacres
por los que escaparse para crear vida alguna. La muerte se difunde en el aire
para llegar a todos sin excepción en cuestión de segundos.
¿Qué hacer?
“La pregunta que ha que hacerse es cómo dejar de ser la víctima
atrapada entre los colmillos de los lobos del interior y el exterior, y pasar a
actuar, influir, decidir el propio destino y poder responder a los ogros del
asesinato gratuito y la pandemia de la muerte” (Hussam Itani, “El nombre del
asesino”, Al-Hayat, 23 de agosto de 2013). En realidad, para salir de
eso y ante la existencia de un régimen tan demente e irracional, la lucha de
los sirios no puede a principios del siglo XXI más que permanecer en gran
medida a una distancia prudente del universo humano: ha de volver a examinarse
la raíz de la relación entre el individuo y el bloque humano en los organismos
internacionales, su papel, y borrar el óxido que ha convertido dicha relación
en una burocracia y en unos elevados sueldos de funcionarios preocupados de
forma apenas perceptible, de vetos y de la dictadura de algunos países sobre
las instituciones internacionales para proteger sus intereses estratégicos y
sus aspiraciones imperialistas.
Hoy, con la posibilidad de EEUU lance un ataque militar,
muchas fuerzas pacifistas, contrarias a la guerra y miembros de la izquierda
antiimperialistas (contraria al imperialismo de EEUU) se han levantado para
rechazar tal posibilidad, la posibilidad de un ataque militar dirigido contra
el régimen, como si dijeran: “¿No hay a principios del siglo XXI mecanismos ni
formas de ayudarse entre seres humanos mejores que los barcos de guerra, los misiles
Tomahawk y los corsarios estadounidenses? ¿Puede seguir EEUU desempeñando el
papel de policía mundial educador de los “estados arrogantes”?”
En realidad, nosotros los sirios no hemos dejado de hacer la
misma pregunta a la Humanidad desde hace dos años y medio sin descanso. Si existe
una verdadera voluntad y un verdadero deseo de hacer realidad la paridad entre
estados, ¿no se podía haber dirigido este ímpetu que hemos presenciado en los
últimos dos días, esas manifestaciones contrarias a la guerra estadounidense
contra la “soberanía” siria –o sea, el monopolio del régimen en la matanza de
sus gobernadores- desde el primer veto de China y Rusia en el Consejo de
Seguridad para organizar manifestaciones generales que torpedeen esa burocracia
y esa depravación dictatorial llamada “derecho de veto”? ¿No ha sido posible
realizar acciones diligentes, persistentes
y comprometidas para desarrollar los marcos y mecanismos legales para
implementarlos y hacer uso de los mismos en la ONU? Hay textos que podrían
haberse trabajado y desarrollado, pero nada de esto ha pasado. ¿No era posible
salir en manifestaciones que pidieran fuerzas de separación y un mantenimiento
de la paz? ¿No puede sugerir ninguna potencia algo nuevo de verdad que se
adecue al progreso tecnológico que la Humanidad ha logrado? Por ejemplo, un
referéndum de lejos, bajo organización de la ONU, para probar la legitimidad
del régimen y tomar medidas concretas partiendo de ello? Sin esos mecanismos,
las guerras se convierten en una ocasión estacional para cimentar los ritos del
antiimperialismo y el sentimiento contrario a EEUU durante los fines de semana,
un rito inútil si no va acompañado de una actividad equiparable que fortalezca
el consenso internacional y la participación en la toma de decisiones de la
comunidad internacional sobre las grandes cuestiones.
¿Qué? ¿Parece ciencia ficción? Sí, querida Humanidad, es ficción
futurista, pero hay dos tipos de ficción: la que es como he descrito, y otra
que han globalizado la historia de Noé y Hollywood con las películas de Steven
Spielberg, y parece que esa es la que te gusta, querida Humanidad, cuando el
diluvio se expande, amenaza al universo y asesina a la mayoría de seres,
quedando solo un grupo de seres humanos para reproducir la vida humana. Lo curioso
del asunto es que todos los que han muerto y morirán en el futuro cercano a
manos del régimen químico, pensaban seguramente que estarían en el lado de los
que se salvados.
La comunidad internacional debería haberse apresurado a
inventar formas que contrarrestaran el terror de la muerte incesante en Siria,
y aún sigue siendo posible si se quiere. ¿Qué les queda a los sirios por mostrar,
logren atraer la opinión internacional hacia su causa o no? ¡No les queda más
que hacer acrobacias con sus entrañas en el circo de la comunidad internacional
para llamar la atención! Los sirios han enviado el mensaje de encargo a la
Humanidad, con la sangre de sus hijos. Ahora la pelota está en el campo de la
Humanidad, pues los hijos de Siria están hoy ocupados contando a sus muertos y
encontrando tumbas improvisadas en las que quepa la muerte colectiva.
[1] Activista y abogada defensora de los Derechos Humanos
que sigue en el interior de Siria.
"Hoy, con la posibilidad de EEUU lance un ataque militar, muchas fuerzas pacifistas, contrarias a la guerra y miembros de la izquierda antiimperialistas (contraria al imperialismo de EEUU) se han levantado para rechazar tal posibilidad, la posibilidad de un ataque militar dirigido contra el régimen, como si dijeran: “¿No hay a principios del siglo XXI mecanismos ni formas de ayudarse entre seres humanos mejores que los barcos de guerra, los misiles Tomahawk y los corsarios estadounidenses? ¿Puede seguir EEUU desempeñando el papel de policía mundial educador de los “estados arrogantes”?”
ResponderEliminarNO HAY NADA MAS QUE DECIR. De acuerdo, simplemente de acuerdo con que hay que parar ya esta masacre, este baño de sangre.
Occidente, la COMUNIDAD INTERNACIONAL, la HUMANIDAD, lo podrian lograr ya. ¿Cual o que es el motivo que lo impide?
Y en esta respuesta entra la NECEDAD CRIMINAL DE OCCIDENTE, de RUSIA, de CHINA....pero de igual a igual, NO.
Occidente, EEUU y Gran Bretaña, SON RESPONSABLES DIRECTOS DE LO QUE SUCEDE EN ORIENTE MEDIO, y sus "SOLUCIONES" son las que les resultan ENORMEMENTE RENTABLES.
Nosotros, los pueblos europeos, el pueblo americano, debemos impedir que nuestros Gobiernos sigan utilizando SOLUCIONES, MÉTODOS, que entrañan mas sangre mas dolor mas miseria...
NO VEO OTRO CAMINO, siempre teniendo presente al pueblo sirio, su resistencia o su obcecado apoyo al régimen, el pueblo en definitiva sera el que sobreviva a la muerte, y de nuevo administre la vida.
LA IMPOTENCIA Y EL ASCO, LA RABIA Y EL DOLOR, NO PUEDEN ACABAR CON NUESTRA ESPERANZA. EL PODER ESTA EN MANOS DE LOS CRIMINALES.
Merci chère Madame de cet effort gigantesque et louable que vous déployez pour la cause syrienne !
ResponderEliminarnous le suivons.
Désolée je ne maitrise pas l'espagnol
Merci à vous
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