Texto orginal: Al-Modon
Autora: Sherin Al-Hayek
Fecha: 21/08/2013
Sin previo aviso, lo único de lo que podemos hablar es de
montones de cadáveres, en su mayoría niños. Llegan imágenes y vídeos y es como
si el Paraíso sufriera de tal carencia de felicidad que necesita enviar a la
muerte a elegir pequeños rostros inocentes, como si los ángeles del Paraíso
hubieran dimitido y fuera necesaria toda esta muerte para anunciar el Día de la
Resurrección en el Cielo. La muerte misma ya no significa nada en esta
situación. La muerte se ha convertido en algo que sucede, nada más, algo que
hay que esperar y que sabemos que vendrá: la desgracia sigue viva.
Los que seguimos vivos debemos tomar las decisiones y buscar
entre los cadáveres y los pequeños rostros un poco de humanidad o mucho
salvajismo. Un salvajismo que no necesariamente emana solo del asesino.
Llámalas armas químicas, llámalo gas asfixiante, llámalo sarín… Llámalo como quieras, pero no devolverá a la vida a ningún niño. Mientras tú te afanas en determinar el nombre científico y específico de la situación (para que no parezca un error mediático o que tu conocimiento químico y físico es débil en este momento tan crítico), los niños están inhalando este gas directamente, sin importarles su nombre correcto, ni su clasificación.
Llámalas armas químicas, llámalo gas asfixiante, llámalo sarín… Llámalo como quieras, pero no devolverá a la vida a ningún niño. Mientras tú te afanas en determinar el nombre científico y específico de la situación (para que no parezca un error mediático o que tu conocimiento químico y físico es débil en este momento tan crítico), los niños están inhalando este gas directamente, sin importarles su nombre correcto, ni su clasificación.
Las Fuerzas Armadas leen un comunicado emitido por el Mando
General del Ejército y las Fuerzas Armadas: “El Mando General del Ejército y
las Fuerzas Armadas aseguran que estas afirmaciones son falsas por completo y
forman parte de la sucia guerra mediática que dirigen algunos países contra
Siria…”
Escucho de nuevo el comunicado: “Las afirmaciones de estas
bandas terroristas y los canales que las apoyan sobre el uso por parte del
Ejército Árabe Sirio de armas químicas no es más que un miserable intento de
encubrir sus derrotas sobre el terreno”. Pero peor que el propio comunicado es
la reacción internacional, pues ha bastado con que la televisión siria y sus
líderes militares negaran la noticia sin aportar pruebas que contrastar con las
imágenes, vídeos, cadáveres y dolor
general para que sus palabras se convirtieran en el contrapunto a tener
en cuenta frente al resto de pruebas.
Me digo a mí misma que el mayor miedo ahora es el olvido,
porque siempre olvidamos. Nos afecta mucho, gritamos, condenamos, insultamos,
maldecimos y damos patadas de rabia al suelo, y después olvidamos. Y olvidamos
más tras la segunda o tercera masacre que la primera tuvo lugar.
Pienso en lo que escribió un amigo en su página de
Facebook hace unos días: “La peor masacre está por llegar”. ¿Es esta la peor
masacre, o la siguiente será aún peor? Tras la pregunta, vuelve el miedo, el
mismo miedo: que olvidemos lo que ha pasado, y lo que pasará...
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