Texto original: Al-Hayat y Facebook (versión completa)
Fecha: 29/07/2011
Autor: Mohammed Ali Atassi
Durante mi carrera periodística he tenido la oportunidad de entrevistar en cinco ocasiones al opositor Riyad al-Turk, al que llaman “el Mandela sirio”, desde que saliera de prisión en el año 1998, además de realizar sobre él el documental “El Primo [1]”, en el que hablamos sobre su vida como preso político, encerrado durante más de 17 años en una celda de apenas dos metros cuadrados en un sótano de los servicios secretos militares de Damasco. Debo decir que esta entrevista tiene un significado especial y no solo porque la revolución siria esté sacudiendo los tronos de la tiranía, sino que además todo el mundo estaba preguntado por “el primo” Riyad al-Turk y por su verdadera postura y papel en la revolución siria. Y ciertamente ha sido difícil llegar a este ilustre luchador escondido bajo tierra (pasaron semanas hasta que conseguí hablar con él), y finalmente he aquí la entrevista, cuya lectura de seguro permitirá desentrañar muchas de las incógnitas de la revolución siria. Cedo al lector el placer de descubrirlas, sin dejar de aprovechar la ocasión para agradecer a todos los soldados anónimos que me ayudaron a realizar la película “El Primo”, que hoy también me ayudan a hacer esta entrevista.
Mohammed Ali Atassi
Pregunta: En la entrevista que te hice el 17 de enero del año 2000, publicada en el periódico Al-Hayat pocos meses antes de la muerte del presidente Hafez al-Asad, la primera entrevista política que concediste tras salir de prisión, dijiste: “A la sociedad siria solo le queda el silencio como vía de expresión de su existencia y de su rechazo a la realidad, por lo que el silencio se convierte en una postura. Pero este silencio no puede durar indefinidamente, y la sociedad debe utilizar sus potencial para configurar nuevas expresiones que pertenezcan al ámbito público y manifiesto y a la acción”. ¿Te reprochan hoy tu silencio muchos activistas, tras cuatro meses de estallar la revolución siria? ¿Cuál es la razón de este silencio mediático? ¿Es una postura?
Respuesta: Mi silencio se debe en gran parte a mi deseo de que los derechos sean devueltos a sus dueños. Ahora es la calle quien tiene la palabra. La juventud revolucionaria es quien tiene la palabra. La palabra es para el protagonista del evento, es del pueblo, que ha empezado a romper los muros del reino del silencio.
Por supuesto lo que digo no quiere decir que nosotros (los políticos) nos quedemos callados y nos abstengamos de participar en la revolución siria, y por mi parte, aunque esto no quede reflejado por los medios, estoy presente para apoyar a los verdaderos hombres de la revolución, política, organizativa y moralmente, siempre dentro de mis posibilidades. Con esto, permíteme decir que los comentarios gratuitos que oigo decir a algunos que pretenden apuntarse al carro de la revolución, su fácil palabrería, me produce angustia y rechazo, y me empuja a dedicar gran parte de mi tiempo al trabajo de campo y a reunir a la oposición dentro del país e impedir que algunos de sus sectores caigan en posturas flojas y poco realistas, que sirven al régimen en vez de a los objetivos de la revolución.
En este contexto, entre las ventajas de esta revolución está la aceleración del proceso selectivo dentro de la comunidad opositora siria, y nosotros en el Partido Democrático del Pueblo, en nuestro comunicado de Damasco [13/05/2011], dejamos claro nuestro apoyo a la juventud revolucionaria y centramos nuestros esfuerzos en apoyar la revolución en todas sus formas establecidas. Partiendo de esto, mi postura política no se aleja de la postura del Comunicado de Damasco ni de la del resto de comunicados emitidos desde el principio y las acciones de campo realizadas.
P: Primo, fuiste prácticamente el único en Siria en oponerse públicamente al proyecto de herencia en el año 2000. También fuiste el único, en el año 2001, en recordar a los sirios desde la cadena Al-Jazeera que “el dictador había muerto” y que la gente tenía que dejar atrás los fantasmas del pasado y mirar hacia el futuro. Como fuiste el primero, al día siguiente de que el ejército sirio se retirara del Líbano, en pedir la dimisión del presidente Bashar al-Asad y la formación de una asamblea constituyente que dirigiera la transición del país. ¿No crees, al igual que yo, que con más razón en días decisivos como estos, tu voz debe estar presente y tus posturas claras y definidas en la escena pública?
R: Las revoluciones no se hacen con declaraciones y entrevistas en televisión, sino con la acción en el terreno, y esta acción hoy está en los jóvenes, y no voy a ahorrar esfuerzos para que esta revolución tenga éxito y llegue a buen puerto de la mano de la sociedad y el Estado (el soberano, no el tiránico). Sí es cierto que en el pasado fui de los pocos que dijeron públicamente la verdad, pero hoy el pueblo ha roto el silencio, está creando su propia lengua y sus propios lemas y movimientos. Escuchémosle con atención, caminemos con él y no en su contra, y no ahoguemos su voz ni nos apropiemos de ella.
P: Con tu artículo “Siria ya no será más el reino del silencio”, publicado en Al-Quds al-Arabi el 13 de marzo de 2011, dos días antes de que la revolución siria comenzara, fuiste el primero en decir que los vientos árabes de cambio debían pasar por Siria, y señalaste en ese artículo que “el cambio ha llegado, sin duda, y Siria no será una excepción”. Y terminabas con las siguientes expresiones rotundas: “Lo único que hoy sé es que Siria ya no será más el reino del silencio, el terror ya no reinará más y la patria dejará de ser una gran cárcel… Y la tiranía, tarde o temprano dejará de existir”. Permíteme una pregunta ingenua: ¿No te sorprendió el estallido de la revolución?
R: Sinceramente no me sorprendió, aunque como cualquier persona, no era capaz de determinar cuándo, dónde y cómo estallaría como tal. Lo empecé a ver claro, como cualquier persona al tanto de los problemas de la sociedad siria, y que sepa que esta sociedad no se iba a quedar al margen de la ola árabe de cambio, porque era evidente que nosotros no íbamos a ser la excepción, y que Siria iba a dejar de ser el reino del silencio. Y así fue.
Recuerdo las largas horas de discusión que mantenía con algunos periodistas y diplomáticos extranjeros que insistían en la cuestión de la falta de una alternativa al régimen actual y la debilidad organizativa de la oposición, lo cual acababa siendo una tipo de aceptación indirecta del régimen, y por lo tanto contrariaba nuestra exigencia de una alternativa nacional democrática. Yo les respondía una y otra vez que no basta con fijarse en el proceso de cambio a través del poder y la oposición, sino que también deben considerar al movimiento social sirio, pues es este el que se levantará y decidirá el desenlace de esta lucha. Al final, el destino de esta sociedad, cuando recupere su derecho de elegir a sus verdaderos representantes, es el de conformar tanto una oposición activa como un poder político creíble y con verdadera legitimidad popular. Y hoy vemos cómo este pueblo ha vuelto para ser quien incline la balanza en esta revolución, y será él quien produzca una nueva élite política, digna de él y sus sacrificios. Por esto, yo no veo inconveniente alguno en la ausencia de las élites políticas tradicionales en esta revolución. Y la mayoría de las revoluciones árabes presentan este fenómeno nuevo a nivel mundial, dejando atrás las revoluciones del pasado, centradas en líderes carismáticos y partidos y corrientes ideológicas, e incluso golpes militares.
P: En tu opinión, ¿cuál es el porvenir de esta revolución? ¿Acabará con la caída del régimen, o sigue habiendo lugar para un posible acuerdo con el actual gobierno?
R: En primer lugar, uno de los más importantes logros de la revolución es su éxito en desenmascarar a la tiranía, acabar con su prestigio y socavar su principal fuerza, es decir su aparato de seguridad y las milicias armadas. Enfrentar al ejército nacional contra su propio pueblo ha producido deserciones y divisiones. Es aquí donde yo considero que el poder está objetivamente acabado y se trata simplemente de una cuestión de tiempo y de buena organización y coordinación de las fuerzas activas en las diferentes ciudades y pueblos. De ahí la importancia del trabajo y esfuerzo de las coordinadoras locales y la unión de las mismas en un comité nacional en torno a un programa político mínimo.
Permíteme señalar a este respecto que el mejor documento político publicado hasta ahora en relación al futuro de la revolución es el elaborado por los Comités Locales de Coordinación con el título de “Visión de los Comités Locales de Coordinación del futuro político de Siria”. Muestra una visión integral del mecanismo para asegurar el éxito de la revolución y encontrar para el país salidas para detener el baño de sangre y permitir una transición tranquila y progresiva en el poder, lo cual comienza con asumir que la cuestión central y el objetivo primero de la revolución es el de cambiar el régimen político, cuyo punto de partida es el fin del mandato del actual presidente.
La revolución necesita una politización concreta, la cual veo bien reflejado en este documento. Asimismo la revolución debe asegurar su independencia de los partidos que se han quedado rezagados y son incapaces de unirse a ella. En este punto discrepo con el citado documento, el cual ya digo que expresa mi punto de vista, pero el desarrollo de la revolución debe forzarnos a revisar y desarrollar nuestras posturas, en el caso de que la balanza se incline a nuestro y nos acerquemos a la consecución de la victoria.
Por supuesto, el desafío principal de la revolución sigue radicando en conseguir ganarse los sectores que permanecen en silencio y aún no se han movilizado, ya sea por su miedo al cambio o a la represión, o bien por querer conservar ciertos intereses. Por esto es tan importante reafirmar el componente pacífico de la revolución, gracias al cual se conseguirá la libertad, no solo para los revolucionarios sino para todos los sectores de la sociedad, así como los derechos de las minorías religiosas y étnicas, pues la nueva Siria será para todos conforme a los principios de igualdad y justicia.
Queda referirse al aspecto económico del proceso de cambio. La situación actual, de seguir así, afectará dramáticamente a las condiciones de vida y esto provocará que nuevos sectores sociales dejen de apoyar al régimen, por ser éste responsable de esta crisis. Y es que al fin y al cabo la revolución siria es la revolución de una sociedad, que abarca y se extiende hacia los cuatro puntos cardinales.
Al final, que la revolución siga siendo pacífica y que el poder siga excediéndose en su política de violencia ciega y su huída hacia delante, sin duda provocará divisiones en los círculos de poder de forma que dentro de algunos de ellos se den cuenta de la necesidad de aislar al sector “feroz”. Y dado que más y más violencia al final no llevará a ninguna parte, no les quedará otra que llegar a un acuerdo con el pueblo que permita una transición pacífica del poder y de una vez por todas terminar el capítulo de la república hereditaria de la historia de la Siria contemporánea.
P: ¿Quiere decir esto que descartas que se llegue a un acuerdo con el presidente Bashar al-Asad?
R: La familia, con Bashar al-Asad a la cabeza, está políticamente terminada y es la máxima responsable de lo que ha ocurrido, por lo que es imposible e inaceptable que juegue papel político alguno en la transición. Soy de la opinión de que hay que ser inflexible con Bashar. Su deber es irse. En cambio, estamos dispuestos a tender la mano a los miembros del régimen que no se hayan ensuciado las manos, ya sea de sangre o de corrupción, en aras de garantizar una salida segura para el país y evitar posibles tendencias a la venganza, y al fin y al cabo evitar más sangre y destrucción a la sociedad.
P: ¿Hay peligro real de que el país caiga en una guerra civil sectaria?
R: En mi opinión, toda esa alarma sobre el estallido de una guerra civil sectaria es obra del régimen sirio, que miente e inventa historias sobre fundamentalistas, infiltrados y extremistas que dirigen las protestas en la calle y perpetran asesinatos y torturas, cuando en realidad es el aparato de seguridad el responsable de la gran mayoría de los crímenes cometidos contra los civiles, y en algunos casos contra miembros del ejército.
El cambio democrático, gradual y pacífico de la nación es el que impide la violencia sectaria, y al final no hará otra cosa que beneficiar a todos los sectores de la sociedad siria, pues no se trata de sustituir a un tirano por otro. Y es que la revolución siria se ha liberado a sí misma, y liberará al final a todo lo demás. O lo que es lo mismo, los que hoy salen a la calle son gentes libres que liberarán pronto a los demás, para vivir en un Estado civil moderno con una constitución democrática que garantice la igualdad y los derechos y deberes de todos.
Hace poco visité Tartus y alrededores, Homs y Salamiyya, y tuve la oportunidad, pese a las dificultades del trabajo secreto, de intercambiar opiniones con diversas personalidades ilustres de esas ciudades, pudiendo comprobar la fuerte conciencia en la gente de que la única solución segura debe pasar por la desconexión con la familia Al-Asad. En este punto, los comunicados de los barrios de Homs y los de los alauíes, tanto el de los jóvenes como el de los jeques, todos vienen a decir con toda claridad que lo que ocurre en Siria es una revolución democrática por la libertad y la dignidad, que nada tiene que ver con el sectarismo ni con los sectaristas.
P: Aprovecho para preguntarte: ¿Te has retirado definitivamente de la escena pública, o puede que regreses pronto? Se dice que tienes miedo de que te detengan.
R: No hay ninguna decisión definitiva, todo depende siempre de las circunstancias. Actualmente estoy escondido y me siento con más libertad de movimiento. Cuando vea que la situación requiera mi vuelta a la escena pública, no dudaré ni un segundo en hacerlo, aunque ello me cueste ser detenido otra vez. Sinceramente me daría vergüenza salir y volver a repetir lo que ya dije la víspera de la revolución; debemos dejar espacio a los jóvenes para que hablen, que hagan, que cumplan sus aspiraciones. En cuanto al tema del miedo, déjame que diga algo, sin pretensión alguna: las cárceles nos han cansado pero no han podido ni podrán con nosotros. No hemos dado tregua, no hemos negociado, ni lo haremos. Y ahora nuestro pueblo nos está dando lecciones de valentía y sacrificio, ¿qué podemos hacer? Yo ahora tengo 81 años, he tenido una larga e intensa vida política. No aspiro a la fama ni al prestigio, me basta lo que ya he conseguido. Ahora el turno es de esta juventud revolucionaria, y todo lo que pueda hacer por ella lo haré con tranquilidad, deliberación y discreción, y permaneceré atento y en guardia para evitar cualquier muestra de debilidad o parcialidad en los diferentes sectores políticos, y este trabajo no tiene porque hacerse público ni que todo el mundo esté enterado.
P: ¿Qué opinas de las de la oposición en el exterior? ¿Su celebración ha sido prematura? ¿Qué piensas de la acusación que algunos lanzan contra estas reuniones de imponer élites desde fuera que en realidad confiscan la revolución en función de sus propios intereses, aspiraciones y agendas políticas?
R: En primer lugar, esta revolución ha introducido en cada hogar y en el seno de cada familia el deseo y la búsqueda de una nueva Siria, con lo cual todo el mundo tiene derecho a opinar y tomar la postura que crea oportuna. Y es que ya no se trata sólo del futuro de Siria ni de la región, sino del futuro de cada familia y cada individuo miembro de esta nación, ya esté a favor o contra la revolución.
No obstante, creo que los congresos que se han celebrado en el exterior han sido prematuros y poco útiles en esta etapa, porque pueden suponer un elemento de división y divergencia entre los sectores opositores y la sociedad siria, además del peligro de convertirse en rehenes de ciertos intereses regionales e internacionales. A todo esto se añade el componente islámico, que ha presidido la mayoría de estos congresos, lo cual no respeta la diversidad de la sociedad siria y permite al régimen defender su argumento de que los islamistas son los que dirigen la revolución.
Esta revolución empezó dentro de Siria, ha evolucionado dentro de Siria y culminará dentro de Siria. Con esto, no veo beneficio alguno en enfrentar a la Siria de dentro con las colonias sirias exiliadas en el exterior. Ambas partes tienen el deber de complementarse mutuamente, no de contradecirse.
P: Algunos medios de comunicación acusan a la revolución siria de estar controlada y dirigida por la corriente islámica. En tu opinión, ¿cuánto de cierto hay en estas acusaciones? ¿Se puede decir al menos que la revolución siria es de mayoría islámica?
R: Déjame contarte una anécdota que me pasó y que demuestra la falsedad de estas acusaciones. Fui invitado a una reunión de las coordinadoras de la ciudad de Homs que se celebraba en el barrio de Bab Sbaa. Se proponían formar un comité que incluyera a todas las coordinadoras de Homs para luego crear un comité que representara a la provincia a nivel nacional. El debate sobre esto se empezó a alargar, y me permití sugerirles que se centraran en crear comités en todos los barrios de la ciudad, y solo posteriormente, cuando se hubieran asentado esos comités, se pusieran a elegir representantes para un comité a nivel de la ciudad, de la cual saldrían comisiones dedicadas específicamente a temas de comunicación, organización de manifestaciones, etc. Entonces se pasó al segundo punto del orden del día, que incluía una propuesta de uno de los jóvenes, relacionada con solicitar una opinión conjunta de las autoridades religiosas, y pedir a alguno de estos jeques que lideraran algunos de los citados comités para que estos se beneficiaran de sus consejos y opiniones. Entonces uno de los jeques respondió: “Hijo mío, os equivocáis si pensáis que los jeques tienen papel alguno en la política. En términos de legitimidad nosotros os apoyamos y os damos la razón. Pero nosotros no podemos liderar el movimiento, más bien debéis fijaros en políticos veteranos y figuras de prestigio para que os ofrezcan sus consejos y sus opiniones.”
Todo el mundo acabó por alabar la postura del jeque y quedó consensuada la necesidad de no inmiscuir a los jeques en esta lucha. Lo gracioso fue cuando alguien de los presentes reprochó a aquel joven el haberse planteado acudir a los jeques, a lo que el joven respondió que ellos no habían encontrado en Homs políticos opositores a los que poder acudir y pedirles consejo, y esto fue lo que les empujó en pensar en los jeques.
Esta historia nos enseña que la revolución siria es primero y ante todo una revolución nacional popular y global. Esto no cambia que los sectores musulmanes o de otra religión practiquen sus rituales desde la tolerancia, y el respeto al resto. Así ha sido la sociedad siria durante su larga historia y así seguirá siendo, un ejemplo de pluralidad, convivencia y tolerancia mutua.
Quiero añadir aquí que, en la nueva Siria liberada de la tiranía, al amparo de las libertades y del Estado de derecho, deberá haber lugar para la opinión de las islamistas, así como para la opinión de los liberales, los nacionalistas, los izquierdistas, los comunistas… Pues la vida política de la nueva Siria debe abrirse a todos sus ciudadanos, excepto a los asesinos y los corruptos.
P: En relación a la campaña de enfrentar al ejército contra los manifestantes. En tu artículo “Siria ya no será más el reino del silencio” escribías que era un error creer que “el ejército apuntaría con sus rifles al pueblo sirio”, y que “el ejército es del pueblo y viceversa, y que dentro de cada tanque hay un nieto de Yusuf al-Azmeh”. ¿No crees que te equivocabas?
R: Yo sigo siendo de la misma opinión, a pesar de todo lo que ha pasado. Todos debemos cuidar esta institución y mantenerla alejada de la política y darnos cuenta de las consecuencias de que sea implicada en este conflicto a favor del poder tiránico. Es cierto que dentro de la institución hay un sector que durante los últimos años ha pretendido convertir un ejército que defiende al país en un ejército que defiende a la familia, y no duda entonces en apuntar con sus armas al pueblo sirio. Pero el ejército como institución, como estructura y como historia, siempre ha sido y será el ejército del país, pues quien protesta en una manifestación puede ser el hermano, pariente o amigo del que aprieta el gatillo y lleva uniforme militar. ¿No has visto los enfrentamientos que ha habido en varias regiones entre las fuerzas de seguridad y partes del ejército? ¿No crees como yo que el fenómeno de las deserciones individuales que hemos visto, si nos demuestra algo es que aquellos son los verdaderos nietos de Yusuf al-Azmeh y el jeque Saleh al-Ali? Es cierto que las suyas son deserciones individuales y aisladas de la institución militar madre. Pero esta institución, a pesar de todas las presiones a las que la somete para enfrentarla contra su pueblo, al final va a demostrar que ha sido y será la institución del país, heredera de héroes como Yusuf al-Azmeh, el sultán Pasha al-Atrash y el jeque Saleh al-Ali [2], y no de la familia Al-Asad.
P: ¿Qué opinas de los extraños rumores que han extendido varios medios cercanos al régimen, acerca de que estabas con el jeque Al-Siasna en la Mezquita al-Omari de Daraa [3], y que os asociasteis para conspirar?
R: Estas acusaciones absurdas son realmente cómicas, y demuestran la debilidad y la falta de argumentos de los medios de comunicación del régimen. Aparte de eso, tengo que decir que desgraciadamente no he tenido el honor de estar en Daraa y acompañar a esos manifestantes defendiendo heroicamente la Mezquita al-Omari del asalto y la profanación perpetrada por las fuerzas de seguridad del régimen.
P: Varios sectores en el poder se esfuerzan en intentar ganarse el apoyo de la secta cristiana avivando sus temores y propagando rumores para alejarles de la revolución. ¿Qué opinas sobre esto?
R: Permíteme decir en primer lugar que una de las características de esta revolución es la de tener una esencia y unos valores propios de todas las sectas y confesiones. Hay muchos mártires y detenidos pertenecientes a la secta cristiana. Y a los cristianos que dudan o tienen miedo, no sólo les recordaré a Faris al-Khoury. Les recordaré también la postura del Patriarca durante la revolución siria contra el Mandato Francés [4]. No poder declarar públicamente su apoyo a la revolución no impidió al Patriarca enviar en secreto trigo y harina para alimentar a los revolucionarios en las granjas de Damasco, ni tampoco le impidió al principio de la década de la Independencia meter a muchos hijos de mártires en los orfanatos cristianos y proporcionales educación gratuita.
Y si es cierto que la primera y última preocupación del régimen es la de sembrar hasta el final la división entre sectas y confesiones, entonces más que nunca tenemos que recordar que esta revolución es una revolución por la ciudadanía y por la libertad y dignidad de todos los sirios, plural en sus inclinaciones y pertenencias políticas y religiosas.
P: ¿Si te invitaran a asistir a una conferencia para el diálogo nacional dentro de Siria, participarías en ella? ¿Cuál sería para ti la composición óptima de sus fuerzas?
R: Que se den las condiciones objetivas para celebrar tal conferencia depende de si la balanza se inclina o no a favor de los intereses de la revolución, y de si el régimen se da cuenta de que no hay negociación ni solución posible con Bashar al-Asad, y que la solución radica en la desconexión entre la familia y el régimen. Solamente después de esto es cuando se debe proceder a buscar las condiciones para la transición democrática hacia un Estado civil democrático. En tal caso podría participar en una conferencia de este tipo, con la condición de que entre los participantes hubiera representantes de los jóvenes, las coordinadoras, los diferentes sectores sociales, los partidos políticos y los miembros del régimen, siempre y cuando fueran de los que no se ensuciaron las manos de sangre o de corrupción. El trabajo común y la cooperación entre estas fuerzas permitirán realmente en una etapa próxima fijar una hoja de ruta para el proceso de cambio, y asegurar una etapa de transición dirigida por una élite nacional alternativa, así como la elección de una asamblea constituyente encargada de elaborar una constitución nueva y preparar unas elecciones libres y democráticas.
P: ¿No temes que no puedas llegar a ver en tu vida Siria como Estado civil democrático?
R: La verdad es que ver las cosas de esa manera no me interesa. Yo soy un ser humano libre, y me he dado cuenta de que Siria permanece y la tiranía desparecerá, y me hace feliz ver la lucha de este grandioso pueblo y su ilimitada capacidad de sacrificio, lo que le asegura que al final conseguirá su libertad. Y permíteme aprovechar la ocasión para pedir a los países árabes, a la Liga Árabe y a la comunidad internacional que, al igual que ayudaron a Egipto y a Túnez, ayuden a este pueblo que desde hace cuatro meses se enfrenta a tanques y disparos con sus pechos desnudos. Porque estas revoluciones al fin y al cabo parten de un factor común, que es el deseo de la gente a vivir con dignidad y libertad.
[1]: “Primo” en árabe se utiliza para referirse con afecto a la gente cercana, connotación que quizás en castellano no esté tan clara. El documental está disponible en Youtube en cuatro partes.
[2]: Importantes figuras históricas y de inspiración para los sirios. Fueron líderes en la lucha por la independencia del país, tanto contra los otomanos como contra los franceses.
[3]: El 29 de abril de 2011 este jeque, imán de la principal mezquita de Daraa, ciudad clave en el inicio de las revueltas, dimitió de su cargo por los actos de violencia perpetrados contra el pueblo y la propia mezquita.
[4]: Faris el-Khoury fue un importante político cristiano tanto de la Siria colonial como la independiente. Al-Turk se refiere también al Patriarca libanés Antoine II Arida, lider sacerdotal de la Iglesia Maronita (cristiana) entre 1932 y 1955.
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