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miércoles, 31 de agosto de 2011

¡Celebraremos nuestra fiesta de fin de Ramadán aunque os pese!

Texto original: Facebook 
Fecha: 29/08/2011
Autora: Nawal Sibai


No hay más dios que Dios y Al-Asad es enemigo de Dios.
No hay más dios que Dios y el régimen del demonio en Siria es enemigo de Dios.
No hay más dios que Dios y celebraremos el fin de Ramadán aunque no quieran.
Celebraremos nuestra dignidad recuperada.
Celebraremos el haber elevado nuestras voces.
Celebraremos que nuestros hijos nos han liberado y se han liberado a sí mismos de la humillación saliendo a desafiar a los chupasangres.
Celebraremos que se haya descubierto la verdad de este terrorífico régimen y la caída de la máscara que cubría su feo rostro.
Celebraremos que de los sótanos de la coerción en Siria han salido los nombres de sus ciudades, sus barrios, sus pueblos, sus calles, sus regiones y sus plazas para eliminar el nombre de la “bestia” de los caminos que tantas veces cubrió con su rencor y su hipocresía.
Celebraremos la firmeza de los padres de los caídos.
Celebraremos la paciencia de las madres de los caídos.
Celebraremos el secuestro de los detenidos por las bestias humanas que los han convertido en rehenes como si del sol se tratase. Quieren evitar que brillen.
Celebraremos que los miles de heridos y torturados, con su dolor y su tristeza, nos están construyendo el camino hacia una vida libre y digna. Celebraremos que Daraa nos enseñó “sí a la muerte y no a la humillación”. Celebraremos que Homs nos ha dado una lección de civilización, humanidad, perseverancia y virilidad. Celebraremos que Hama murió dos veces y volvió de la muerte para decir “Bashar, mentiroso, repulsivo, vete con tus matones”, un regalo de Ibrahim al-Qashush*, que se convirtió en parte de nuestro corazón y nuestra alma. Celebraremos que cada manifestante de Damasco tenía mil piernas y la sangre de Ali Ferzat*, y que la sangre del Sheij al-Rifa’i* lavó la deshonra de quienes se han visto sumidos en ella. Celebraremos que en Alepo sus firmes rebeldes salieron a pesar de la coerción, la opresión, la hipocresía, las dificultades y el apego de muchos a sus intereses para mantener unos salarios que, aunque algunos no lo comprenden, están en manos del Único, el Absoluto, el Creador. Celebraremos el fin de Ramadán porque Siria ha vuelto a nosotros como nación, habiéndose convertido antes en una gravosa pesadilla que nos acompañaba en las noches de frío intenso y añoranza. Celebraremos el fin de Ramadán porque el pueblo sirio ha demostrado su madurez, su desarrollo, su elevación, su superioridad, y su excelsitud sobre todo lo que los separaba y destrozaba su unidad, sobre lo que sacudía como un terremoto su existencia. Celebraremos el fin de Ramadán porque Egipto ha comenzado a caminar hacia el mañana con pasos firmes. Celebraremos el fin de Ramadán porque Túnez puso sus manos sobre las llaves de nuestro futuro. Celebraremos el fin de Ramadán porque la gran rata de Libia ha vuelto a su madriguera y ha llegado la victoria de Dios y la conquista para que los libios inicien su viaje por el camino de honor, la dignidad y la construcción. Celebraremos el fin de Ramadán porque el pueblo de Yemen se mantiene firme, sin doblegarse en su revuelta, desde que rompe el alba hasta que Dios le traiga la felicidad. Celebraremos el fin de Ramadán porque somos una única nación desde el Atlántico hasta el Golfo aunque les pese a los que nos colonizaron y saquearon nuestros bienes, convirtiéndose en dictadores que intentaron que nos sometiéramos a ellos. Celebraremos el fin de Ramadán aunque le pese a Israel, para quien ha comenzado la cuenta atrás hacia el fin de sus días en nuestros corazones, que laten de dolor y esperanza. Celebraremos el fin de Ramadán a pesar de las heridas, el dolor y las lágrimas. Celebraremos el fin de Ramadán a pesar de los veinte mil caídos en Libia, de los treinta mil desaparecidos y de los seis mil violados y violadas. Celebraremos el fin de Ramadán a pesar de los tres mil muertos en Siria, de los cinco mil detenidos y de los tres mil desplazados. Celebraremos el fin de Ramadán, nación mía, aunque les pese a la coerción, a la noche, a la violencia y a la fuerza bruta. Celebraremos el fin de Ramadán a pesar de los mercenarios, los matones y los asaltadores de los caminos de la libertad. Celebraremos el fin de Ramadán porque tú eres la única nación que no muere… Una nación que, cuanto parece que ha llegado su fin, vuelve de la muerte y camina sobre su herida, y sigue caminando. Camina y lucha. Celebraremos en fin de Ramadán porque nosotros, con nuestra revolución pacífica, hemos podido hacer llegar nuestra voz a un mundo que no comprende otro lenguaje que el de la violencia. Hemos grabado en el registro de la gloria letras de luz y fuego, la luz de la firmeza y el fuego de la gran purificación que consumió el cuerpo de Bu Azizi. Celebraremos el fin de Ramadán, nación mía, por mi nieto Yusuf que no canta más que “El pueblo quiere derrocar al régimen”. Celebraremos el fin de Ramadán por nuestros hijos que quieren ver la luz del día, por sus nietos que buscan un rayo de esperanza y por las futuras generaciones, que quieren liberarse y deshacerse del yugo de la esclavitud. Dios es grande, oh Túnez. Dios es grande, oh Egipto. Dios es grande, oh Yemen, que será feliz si Dios quiere. Dios es grande, oh Libia, cuyas ratas han huido después de destrozarte, pero tus hijos te reconstruirán. Dios es grande, oh Siria, que sigues tu camino, a pesar de la muerte y la coerción. Dios es grande, oh Palestina, tú que nos enseñaste la paciencia y la firmeza en pro de la obtención de los derechos, derechos que no mueren y no morirán mientras haya quien los exija, aunque pasen cien años. Dios es grande, oh Siria. Dios es muy grande. Muchas gracias a Dios. No hay más dios que Dios, sólo él da la victoria a sus combatientes y ellos la alcanzarán les pese lo que les pese a los dictadores y a los asesinos. Los combatientes de la verdad serán los vencedores por mucho que se alargue la batalla. Dios es grande. Dios es grande. No hay más dios que Dios y Al-Asad, Gadafi y sus combatientes, matones y ayudantes son enemigos de Dios. Dios es grande y la verdad ha llegado filtrándose con rayos puros sobre una región herida donde ha muerto la injusticia, porque la injusticia estaba destinada a morir.

* Manifestante que cantó una canción en Hama en la que pedía a Bashar que se marchase y el régimen le cortó la garganta por ello.
* Caricaturista al que matones del régimen sirio atacaron para romperle las manos y evitar que continuara dibujando.
* Líder religioso de una mezquita de Damasco que fue asaltada por las fuerzas del régimen y que resultó herido.
 

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