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jueves, 13 de octubre de 2011

Entre dos vetos

Texto original: Al-Quds al-Arabi
Fecha: 11/10/2011
Autor: Elias Khoury


Hay un capítulo perdido en la lectura que los árabes hacen de su realidad política en esta época de las revueltas árabes democráticas y que, desgraciadamente, no ha preocupado a los analistas. Estos han optado bien por glorificar la revolución, entendiéndola como el principio de una nueva era en la que la libertad y la democracia dominarán o bien por condenarla, diciendo de ella que se trata de una conspiración imperialista que confirma la lógica de las políticas imperialistas en la zona. Tal lógica comienza por traicionar a los fieles aliados, como sucedió con Ben Ali y Mubarak en el momento de su caída, y termina con la suposición de que las revueltas han nacido en las salas secretas de sus servicios de inteligencia con el objetivo de destrozar “el frente de resistencia” y llevar al mundo árabe a la desintegración.

Ambas opiniones son simplistas y, aunque yo prefiero el simplismo del optimismo que desprende la primera opinión y considero que la ingenuidad del pesimismo de la segunda opinión es una de las consecuencias de la jubilación del cerebro provocada por años de dictadura, el optimismo no debe ocultar las verdades que ha puesto de manifestó la disensión política en el Consejo de Sguridad de la ONU en las dos últimas semanas a través del fenómeno de los dos vetos. Con ellos me refiero a la amenaza del veto americano contra el reconocimiento internacional del Estado palestino y el veto ruso contra el proyecto de resolución de condena de la represión salvaje llevada a cabo por el régimen sirio contra su pueblo, que se ha levantado para pedir libertad y dignidad.

En el primer veto, del que EEUU no quiere ser el campeón y, por ello, presiona a un gran número de países del Consejo de Seguridad para que voten en contra del derecho palestino, los árabes encuentran en Rusia y China dos aliados, mientras que EEUU y sus aliados occidentales juegan el  papel del escudo con el que se protege el racismo israelí para apoyar la ocupación de Palestina y justificar la represión salvaje de su pueblo.

En el segundo veto, los demócratas árabes se ven enfrentados a Rusia, la cual ejerció su derecho de veto para evitar que se condenaran los terribles métodos (de asesinato y coerción) del aparato represivo del régimen hereditario de Damasco, mientras que, por el contrario, se encuentran en alianza directa o indirecta con el protector de su enemigo nacional.

¿Qué tipo de injusticia es esta que te obliga tomar la "decisión de las decisiones", es decir, elegir entre la dignidad de la patria o la dignidad del ciudadano? Si optas por la primera, debes renunciar a tu dignidad nacional para garantizar tu dignidad individual. En la otra, debes renunciar a la dignidad individual en pro de la dignidad de la nación.

Así, se trata verdaderamente de "la gran decisión", no porque la dignidad del ciudadano quede por debajo de la dignidad de su nación solamente, sino también porque los regímenes árabes son unos mentirosos y unos hipócritas. No es cierto que Gaddafi o Al-Asad sean los garantes de la dignidad nacional ni es cierto que la caída de la misma en el Egipto de Mubarak, en el Yemen de Ali Abdallah Saleh, en los Emiratos del Golfo o en el Reino de Arabia Saudí garanticen la dignidad individual. La nación queda, en el primer caso, destruida y ocupada; en el segundo, el individuo es rebajado y humillado.

Se trata de una decisión falsa y carente de sentido. No es más que un velo que impide ver la realidad de que la caída de los árabes entre ambos vetos expresa el grave hecho de que continuarán estando ausentes en la escena política internacional. Y ello, a su vez, es una de las represetaciones del estado de coma que ha hecho del mundo árabe una cárcel para los individuos y un cementerio para las naciones.

La burla árabe me enerva cuando se la llama a la medida con el nombre del medidor, cuando se analiza la política estadounidense como si esperásemos del imperio que domina el mundo algo distinto… Sí, ellos usan los medidores, están preparados para usar los que haga falta para garantizar sus intereses, sin dividir en ningún momento sus intereses estratégicos. Quien se alía con EEUU sabe de antemano que no es fácil lidiar con la superioridad israelí sobre los países árabes. Todos lo saben porque las distintas administraciones estadounidenses lo repiten a diario: quien se alía con los árabes espera de antemano no solo que dividan sus intereses sino que también se los traguen. Así EEUU está con la democracia en Egipto y contra ella en Arabia Saudí, con la libertad en Túnez y contra ella en Palestina… Y los árabes lo permiten, se callan o simplemente, lo aprueban tácitamente.
Debemos comenzar ya a criticar este sistema de medición; si no, la política perderá su significado y, para ello, las mentiras han de destruirse: no es cierto que el régimen sirio defienda la resistencia contra Israel. Del mismo modo, la marcha atrás de Egipto en lo referente a la expulsión del embajador de Israel tras el asesinato de algunos soldados egipcios en el Sinaí poco tiene que ver con la inteligencia. No se trata de resistencia ni de sabiduría, sino de las máscaras de unas dictaduras que se han afanado en destruir la dignidad de los ciudadanos y han terminado destruyendo la dignidad de la nación.

No es en absoluto sabio que los demócratas árabes se callen ante la negación del derecho palestino ni es inteligente esa pretendida debilidad cuando se flirtea con la posibilidad de una intervención militar en Siria. Esto, en la ciencia política y revolucionaria, se llama "suicidio" porque supone contentarse con una de las humillaciones para evitar la otra, pero de sobra es conocido que separar la dignidad del ciudadano de la de la nación es pura palabrería.

Cuando venza la revolución en siria, que lo va a hacer, quedará patente el nexo entre ambas dignidades y el Golán ocupado volverá a su lugar original en el mapa de la lucha contra el ocupador sionista. Sé que mis amigos de la oposición nacional democrática en Siria saben que su lucha por la libertad, la democracia y la dignidad del ciudadano es una lucha por la dignidad de la nación y su independencia. Sé también que sienten cierta amargura provocada por la trampa de los dos vetos que las grandes potencias coloniales han preparado para volver a dividir la zona aprovechando la decadencia en la que la han sumido las dictaduras. Pero también sé que las revueltas populares árabes son la verdadera respuesta a la decadencia y la esperanza para que el ciudadano árabe recupere su dignidad y vuelva a erigir su nación. Estas revueltas son demasiado grandes como para que un Consejo Militar las confisque aquí o las paralice la amenaza del veto allá.

Estamos ante el nexo de unión entre el derecho y la realidad, algo que han puesto de relieve la creación del Consejo Nacional Sirio y su llamada a la diferenciación clara entre, por un lado, la protección de los civiles por parte de las organizaciones de derechos humanos internacionales, y, por otro, la intervención de la OTAN, rechazando la lógica de la intervención militar en Siria e insistiendo en la unidad del pueblo y sus instituciones.

Las revueltas árabes no pueden vencer si no se rebelan contra la trampa de los dos vetos, una trampa que borra la presencia internacional del mundo árabe e intenta recuperar la antigua lógica colonial que no ve en la zona más que un lugar donde repartirse las zonas de influencia y las riquezas. Salir de esta trampa mortal solo puede lograrse a través de la recuperación de la lógica de las cosas, pues la lucha por la democracia es una lucha por la libertad y la liberación. La libertad no llega sin la independencia nacional , ni sin Palestina, ni sin el derecho árabe de liberar la tierra ocupada. Los pueblos sirio y palestino, enfrentados a dos vetos que se contraponen, saben que su lucha es una, y que la libertad de Damasco abrirá el camino hacia la libertad de Jerusalén.

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