Texto original: Al-Jumhuriya
Autor: Sadeq Abd al-Rahman
Fecha: 24/07/2017
Hasta la tarde
del 17 de julio de 2017, la vida transcurría con relativa calma en Saraqeb,
provincia de Idleb, donde los preparativos para las primeras elecciones
generales organizadas en una zona fuera de control del régimen continuaban como
si la guerra no acechara en el horizonte.
O, quizá, debido
a que una guerra acechaba en el horizonte, dichas elecciones eran necesarias.
4.499
personas, el organismo elector en Saraqeb
Ocho centros de
votación -tres
para las mujeres-
tenían una cita la mañana del 18 de julio de 2017 con las elecciones que había
organizado un comité de abogados y jueces de dentro y fuera de Saraqeb. Habían
establecido un régimen interno para el desempeño de su labor y una ley
electoral. A mediados de junio habían hecho un llamamiento general a los hijos
de Saraqeb para que se dirigieran a centros concretos para solicitar carnés
electorales. 4.499 personas, miembros del organismo elector, obtuvieron dichos
carnés.
Cuatro
candidatos se presentaron al puesto de presidente del consejo local. El
requisito era estar en posesión de un título universitario. Otros se
presentaron para ser miembros de la oficina ejecutiva. Ninguna mujer se
presentó aunque la ley electoral no impedía las candidaturas femeninas.
Las candidaturas
no tenían el formato de listas, sino que eran candidaturas individuales; sin
embargo, los candidatos conformaron alianzas electorales entre ellos, aunque no
eran vinculantes para los electores, que podían elegir a los candidatos al
margen de las listas electorales.
Los candidatos
celebraron encuentros masivos con los electores, y el club Puerta de Idleb en
Saraqeb, que acoge la mayoría de actividades civiles en la ciudad, propuso un
debate entre los candidatos a la presidencia del comité, que tuvo lugar el 13
de julio en la sede del club. Durante el debate, se plantearon diversas
cuestiones a los candidatos, incluyendo preguntas sobre sus planes para los
ámbitos de los servicios, la educación, las leyes y la relación con las
facciones armadas y la Coalición.
Un día antes de
las elecciones, dos candidatos se habían retirado, por lo que la competencia
por la presidencia del comité había quedado reducisa al señor Muthanna
al-Muhammad y al señor Ibrahim Barish, ex presidente del comité.
Muchos en
Saraqeb hablan del papel en la sombra que jugaron las facciones en la promoción
de unos candidatos frente a otros, pero su papel no fue explícito en cualquier
caso. Tampoco están claros los factores que han llevado a los electores a
elegir a unos candidatos frente a otros. Ahora bien, la propia trayectoria
personal de los candidatos, los encuentros, los debates y los planes
presentados para mejorar los servicios han sido importantes sin duda, junto con
otros factores, como el faccionalismo o las relaciones familiares, entre otros.
A las ocho de la
mañana en punto, comenzó el depósito de votos en Saraqeb. La jornada
transcurrió sin problemas hasta las ocho de la tarde. Los medios de
comunicación locales pudieron asistir después de obtener acreditaciones para
acceder a los centros electorales. Se pasearon con libertad tanto por la ciudad
como por dichos centros. Por otra parte, las organizaciones civiles y
sindicatos ejercieron de observadores mediante representantes en los centros
electorales. Nadie habló de falsificaciones ni violaciones de protocolo.
Fue un día
excepcional en la historia de la ciudad. Muchos de los y las habitantes de la
ciudad dicen que fue la primera vez que participaron en unas elecciones en sus
vidas. Cuando finalizó la jornada electoral, a las ocho de la tarde, el comité
electoral anunció que 2.475 hombres y mujeres habían votado; es decir, un 55,1%
del total de miembros del organismo elector. Dicha media superaba lo estipulado
legalmente para comenzar el recuento de votos, que era un 51%.
A las nueve de
la noche comenzó el recuento. El comité anunció, sobre las cuatro de la mañana
del 19 de julio, el resultado de las votaciones. Muthanna al-Muhammad resultó
elegido presidente del comité local, con 1.265 votos, una diferencia de tan
solo 91 votos con Ibrahim Barish. Para formar parte del ejecutivo, fueron
elegidos Fawwaz Hammud, Abd al-Aziz Barish, Rawad Razzaz, Haytham Hassan,
Abdallah Hilal, Yahya Mussafara, Hasan Qaddur y Ali al-Abud.
Fue un día de esperanza,
y también de lucha. Por la tarde, se volvió a izar la bandera de la revolución
siria en la famosa torre de la radio de Saraqeb y en otros puntos. En otras ocasiones,
ello había provocado tensiones en la ciudad, que en general habían terminado
con la bajada de la bandera. Los jóvenes que izaron la bandera de la revolución
siria parecían confiados y listos para defender sus banderas, que esta vez
habían adquirido un nuevo significado: el derecho de los hijos de Saraqeb de
administrar su ciudad.
El contexto
de las elecciones y los acontecimientos posteriores
En Saraqeb hay un consejo de
notables del que salía el consejo consultivo o de shura anteriormente,
además de un consejo local. El camino hacia las elecciones generales había
pasado por varios puntos de inflexión relacionados con todos esos consejos y la
relación entre ellos, con las facciones armadas en la ciudad y con las
organizaciones civiles, revolucionarias y sindicales.
El consejo de notables de
Saraqeb reúne a las personas destacadas y miembros de las familias de la ciudad.
En total son unos 163 miembros, elegidos por consenso entre los más influyentes
de la ciudad, encabezados por las facciones armadas, los sindicatos y las
organizaciones civiles y revolucionarias. Obviamente, también participan las
familias según su volumen y capacidad de influencia.
Los miembros del consejo de
notables solían escoger de entre ellos a los miembros del consejo consultivo,
encargado de elegir a los miembros del consejo local y su presidente por
consenso. A nadie en Saraqeb se le escapaba la capacidad de influencia de las
facciones en estos consejos, las decisiones que tomaban y los nombramientos. Destacan
los casos de Ahrar al-Sham, el Frente de Revolucionarios de Saraqeb, el Frente
al-Nusra y Jund al-Aqsa antes de su expulsión de Idleb; sin embargo, la presión
popular ante la mala calidad de los servicios y las quejas por negligencia,
ajustes de cuentas y corrupción en los sucesivos consejos locales llevó hace
cerca de un año a la elección por parte del consejo de notables de los miembros
del consejo local, en vez de ser nombrados por consenso entre los miembros del
consejo consultivo.
Tras la salida de las facciones
de Alepo, su popularidad comenzó a descender en la mayor parte de la zona rural
de Idleb, y perdieron cierta capacidad de dominio sobre lo que sucedía en
Saraqeb. Después, llegó la tregua posterior a los acuerdos de Astana, que dio
la oportunidad a la movilización popular y civil para volver con fuerza. Su
rostro más visible fueron las manifestaciones y protestas por los cortes la
electricidad y agua y por el asfaltado de caminos, entre otras cosas.
Así comenzaron algunos
activistas civiles, organizaciones y sindicatos locales (entre los que destacan
los sindicatos de abogados, de ingenieros y de profesores) a incitar a la
discusión sobre la necesidad de que hubiera un consejo local elegido
directamente por los hijos de la ciudad. Finalmente y bajo presión popular y de
las organizaciones, se acordó eliminar el consejo consultivo, y que el consejo
de notables se encargara de la formación de un comité que organizara las
elecciones generales.
Sin embargo, la evolución local
de Saraqeb que dio lugar a las elecciones no vino en un contexto aislado de lo
que sucede a su alrededor, sino en el contexto de la lucha librada en la zona
rural de Idleb, una parte de la cual se libraba en silencio, mientras se
sucedían episodios cruentos. El más destacable, el librado en Maarrat al-Nu’man
[1].
Es de sobra sabido que el Frente
al-Nusrta, que ahora se llama Frente de Liberación del Sham, tras anunciar su
ruptura de lazos con Al-Qaeda y de su alianza con otras facciones en Hayat
Tahrir al-Sham, pretende imponer su dominio sobre la zona rural de Idleb. Para ello,
se ha enfrentado con varias facciones del Ejército Sirio Libre y el resto de
instituciones civiles revolucionarias; e intenta imponer su hegemonía, siempre
que puede, sobre los consejos y tribunales de ciudades, municipios y pueblos.
También es de sobra conocido que
su gran competencia para dominar Idleb es Ahrar al-Sham, la organización
salafista que ha vivido y sigue viviendo grandes transformaciones, que han
llegado al punto de adoptar la Ley Árabe Unificada en sus tribunales, además de
adoptar la bandera de la revolución siria. Más aún, sus combatientes han
ayudado a levantar dicha bandera en Saraqeb y otras zonas de Idleb, después de
haber sido ellos mismos los responsables de su bajada y destrucción en varias
ocasiones y en diversas zonas, incluyendo Saraqeb a principios de 2013.
Estaba claro que los pasos de Ahrar
al-Sham para acercarse a las corrientes civiles y revolucionarias en Idleb es
resultado de las transformaciones que en cualquier momento pueden provocar una
guerra total apoyada internacional y regionalmente para deshacerse de Al-Nusra,
y que viene en el contexto de su deseo de lograr una gran cuota de dominio
sobre Idleb y sus alrededores, sobre los recursos de la revolución y los
servicios, y sobre el paso fronterizo de Bab al-Hawa.
No se pueden separar las
elecciones de Sarqeb de toda esta lucha, que se mueve en el ámbito en el que
han ido naciendo todas las fuerzas revolucionarias y civiles y las facciones
del Ejército Sirio Libre. Dichas fuerzas son las que Ahrar al-Sham quiere
llevarse a su terreno, mientras Hayat Tahrir al-Sham intenta evitar un choque
total con ellas, con un comportamiento claro en el que pretenden aprovechar
toda oportunidad para ampliar su dominio.
Las tensiones en los días
previos a las elecciones aumentaron alrededor de Saraqeb, en toda la zona rural
de Idleb, entre Hayat Tahrir al-Sham y Ahrar al-Sham. Las razones aducidas eran
las diferencias sobre el dominio de las líneas de alimentación de energía; sin
embargo, sus razones profundas residían muy probablemente en los intentos de
cada una de ellas de hacerse con toda la influencia posible antes de una batalla
que parece inevitable y total.
A tenor de tales tensiones y los
enfrentamientos dispersos que habían comenzado a producirse en los alrededores
de Saraqeb, el Frente de Revolucionarios de Saraqeb emitió un comunicado el 15
de julio en el que exigían que la ciudad quedara al margen de los combates. Se
dice que Muhammad Abu Trad, líder del frente, consiguió formalizar acuerdos con
Hayat Tahrir al-Sham para que no entraran en la iudad bajo ningún concepto.
El día del mártir Mus’ab al-Azu
Al alba del 19 de julio, antes
de que el comité organizador de las elecciones saliera de la sede del club
Puerta de Idleb, donde se anunciaron los resultados, el ruido provocado por los
combates comenzó a aumentar en los alrededores de Saraqeb, y a acercarse a sus
barrios. Los miembros del consejo que venían de fuera de Saraqeb no pudieron
abandonarla.
Los combates continuaron con
violencia y, al mediodía, parecía que los combatientes de Ahrar al-Sham eran
incapaces de contenerlos. Así que se retiraron de los ejes de los combates
mientras largas filas de miembros de de Hayat Tahrir al-Sham comenzaban a
perseguirlos por los barrios, contraviniendo el acuerdo con el Frente de
Revolucionarios de Saraqeb.
Los combatientes de Al-Nusra insertos
en Hayat Tahrir al-Sham irrumpieron en la ciudad y comenzaron a allanar las
casas en busca de los combatientes de Ahrar al-Sham, algunos de los cuales se
habían retirado fuera de Saraqeb, mientras se detenía a quienes quedaban en sus
calles y casas. También tomaron el control de las sedes de Ahrar al-Sham y se
confiscaron sus armas y municiones.
La gente de Saraqeb no parecía
interesada en posicionarse con ninguna de las partes, pero la ira comenzó a
aumentar en la ciudad después de que los combatientes de Al-Nusra irrumpieran
en las casas y humillaran a sus inquilinos, y después de que obligaran a los
jóvenes que habían izado las banderas de la revolución sobre la torre de la
radio, las columnas y las sedes a que las bajaran ellos mismos. En ese
momento, comenzaron las manifestaciones
de enfado en la ciudad y los llamamientos a no rendir la ciudad a los
combatientes de Al-Nusra y a no entregar tampoco a los propios combatientes y
activistas.
Por la tarde,
los combatientes de Al-Nusra habían rodeado la sede del Frente de Revolucionarios
de Saraqeb, donde se habían refugiado los combatientes de Ahrar al-Sham, entre
ellos, Abu Azzam Saraqeb, líder de la División Muthanna al-Mubayi’ de Ahrar
al-Sham. Entonces comenzaron los llamamientos a la población para que
defendieran la sede. Miles de hijos de la ciudad y activistas se acercaron a la
sede y gritaron contra Hayat Tahrir al-Sham y Ahrar al-Sham, exigiendo que la
ciudad quedara al margen, y que la presencia militar se redujera al Frente de
Revolucionarios de Saraqeb. Los lemas se centraron contra Al-Nusra, cuyos combatientes
abrieron fuego varias veces al aire, y después
contra los manifestantes y la sede, resultando herido de bala en el pecho
Mus’ab al-Azu, sobre las siete de la tarde. Murió poco después.
Una de las
versiones más extendidas dice que Mus’ab se había quitado la camisa para
enfrentarse a los miembros de Al-Nusra a pecho descubierto, y que quiso
socorrer a uno de los combatientes, natural de Saraqeb, que había resultado
herido. Cuando uno de los combatientes de Al-Nusra se lo impidió, Al-Azu
insistió: “Es hijo de Saraqeb y lo voy a socorrer aunque me dispares”. El
miembro de Al-Nusra, que según esta versión no era sirio, le disparó
directamente al pecho.
Los
manifestantes se dispersaron y los miembros de Al-Nusra entraron en la sede,
donde detuvieron a los miembros de Ahrar al-Sham que se habían refugiado allí.
Después, entraron en la sede del tribunal islámico de Ahrar al-sham y se
atrincheraron ahí. Se trataba de una declaración simbólica de haber tomado el
control de Saraqeb.
Por la noche,
los hijos de Saraqeb organizaron el funeral del mártir Abul-Walid Mus’ab
al-Azu, levantando banderas de la revolución siria y lanzando gritos llenos de
ira que llamaban a la expulsión de Al-Nusra de su ciudad.
El día de la
ira
Desde la mañana
del 20 de julio, comenzaron las llamadas a manifestarse en Saraqeb, junto a la
mezquita Al-Zawiya, donde solían reunirse los habitantes de la ciudad para
manifestarse contra el régimen sirio en los primeros años de revolución, a las
seis de la tarde.
Más de tres
mil manifestantes se reunieron junto a la mezquita a las seis de la tarde y
comenzaron a gritar contra el régimen sirio y su presidente, Bashar al-Asad, y
contra Hayat Tahrir al-Sham y el líder de Al-Nusra, Abu Muhammad al-Golani.
Exigían que Hayat Tahrir al-Sham saliera de la ciudad, que entregaran la
administración al consejo elegido y que la presencia militar se redujera al
Frente de Revolucionarios de Saraqeb.
Los
manifestantes se dirigieron a la casa de la familia del mártir Mus’ab al-Azu, a
unos 100 metros de la sede del tribunal islámico donde las fuerzas principales
de Al-Nusra se habían concentrado. Después fueron dirigiéndose hacia el
tribunal, intentando
irrumpir en él en medio de los disparos al aire que lanzaban quienes estaban en
su interior y alrededor del mismo. Sin embargo, los elementos armados no
fueron capaces de enfrentarse a los miles de jóvenes iracundos que consiguieron
entrar en la sede del tribunal, tras lo cual los miembros de Al-Nusra se
marcharon de la ciudad.
Saraqeb, sigue la lucha por la libertad
En la ciudad ya no había presencia armada más que por
parte del Frente de Revolucionarios de Saraqeb. Al día siguiente, el 21 de
julio, volvieron las manifestaciones
a la mezquita, esta vez con presencia de mujeres, donde los manifestantes
se comprometieron a defender su ciudad y su derecho a administrarla.
Después, las reuniones entre las diferentes fuerzas de
la ciudad continuaron y se confirmaron la necesidad de que el consejo local
elegido comenzara su trabajo, y la exigencia de que los combatientes de
Al-Nusra se quedaran fuera de la ciudad de forma permanente. Se habla ahora en
Saraqeb de un proyecto para que el tribunal islámico y sus expedientes sean
entregados a un consejo de la Unión de Abogados de Saraqeb y alrededores, a fin
de que comience a trabajar como tribunal civil, según la Ley Árabe Unificada.
Los hijos de Saraqeb han seguido defendiendo sus logros,
pero la lucha en todo Idleb entre Ahrar al-Sham y Hayat Tahrir al-Sham continúa
con una violencia creciente, permeada por continuos rumores de acuerdos y
pactos que no parecen verdaderamente firmes ni continuados, y que sigue yendo
en detrimento de Ahrar al-Sham , pero no necesariamente en favor de Hayat
Tahrir al-Sham.
Nadie puede predecir lo que deparará el futuro a
Saraqeb y el resto de las zonas rurales de Idleb, pero lo que ha sucedido en
Saraqeb es un signo de distinción en la historia de Siria: se trata de las
primeras elecciones generales reales desde hace décadas, defendidas por quienes
han participado en ellas y las han organizado, que también defienden lo que
significan con sus gargantas, sangre y cuerpo.
[1] Una interesante
crónica puede encontrarse aquí.
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