Texto original: Al-Jumhuriya
Autor: Yassin Al-Haj Saleh
Fecha: 16/07/2017
Libertad para Samira Khalil
(Diseño: El pueblo sirio conoce su camino)
Sammur, ¿piensas como yo en las casualidades del destino que hemos vivido?
El régimen comenzó a buscarte apenas unos días después de mi salida de Damasco
(nunca antes en dos años). Ahmad [1] fue secuestrado el día que salí de Duma el
10 de julio de 2013 y Firas [2] el 20 de julio, cuando yo iba camino de Raqqa.
El cerco se impuso por completo en Al-Ghouta oriental el día que salí de Raqqa
hacia Turquía, el día de la fiesta del sacrificio de 2013.
Meses después, con dinero, la llave maestra que abre cada puerta cerrada en
el Estado asadiano, volvió a ser posible preparar tu salida hacia Damasco. Sin
embargo, los meses no te esperaron, Sammur. En dos meses habías desaparecido.
Cuando vuelvo a pensar en lo sucedido, me parece, Sammur, que pensamos y nos
comportamos con la lógica que impera en condiciones normales, cuando las cosas
siguen su ritmo habitual, y no con la lógica de unas condiciones excepcionales,
en las que sucede lo inesperado. Deberíamos haber tomado el doble de
precauciones. Siento que ni siquiera medité cuando me informaron unas horas
antes de que podría salir hacia el norte por la noche. Si lo hubiera pensado un
poco, no me habría ido.
Supe que te habían secuestrado a través de Ziad Majed, que me llamó desde
París. No había encendido el ordenador cuando me llamó Ziad a las diez u once
de la mañana. No tenía Smartphone en aquel momento. Primero me informó
de que Razan había sido secuestrada. Poco después, me llamó de nuevo y me dijo
que tú estabas con Razan. No sé si Ziad quería prepararme para la mala noticia
o de veras no sabía la primera vez que te habían secuestrado con Razan, Wael y
Nazem [3].
Partiendo de mi conocimiento del Ejército del Islam gracias a mi estancia en
Duma, del aumento de su autoridad y de sus amenazas a Razan cuando estabais
juntas y yo en Raqqa (estaba convencida de que ellos estaban detrás de las
amenazas), dirigí mis sospechas hacia ellos. No obstante, primero solicité
ayuda de todos aquellos que pudieran ofrecerla, y después, dirigí la acusación
al poder fáctico en Duma. Un crimen que ya era importante se volvió más
importante porque los perpetradores se esforzaron mucho en negarlo. Lo más
probable es que se asesinara a personas, al menos a Abu Ammar Jayba, por conocer
demasiados detalles del crimen. También se intentó asesinar al Sheij Jaled
Taffur porque era el juez encargado del expediente.
Tras la masacre química, el pacto químico y tu ausencia, el régimen recuperó
la iniciativa y, junto con sus aliados iraníes, libaneses e iraquíes y mercenarios
afganos reclutados por Irán (algunos eran presos y otros, refugiados pobres, a
los que se les prometió la nacionalizad iraní), volvió a ocupar Nebek, Yabrud y
otras zonas. Daesh formalizó su dominio total sobre Raqqa a principios de 2014,
algo que le vino de perlas al régimen que se había esforzado en decir que lo
único a lo que se enfrentaba eran radicales y terroristas.
El pacto químico fue, en mi opinión, el punto de partida de la política de
crueldad y fuerza y el listo intentó imponerse sobre el terreno, además de
asegurarse lazos políticos con potencias influyentes. Con ello, la dimensión
política y moral de nuestra lucha quedó profundamente sepultada bajo una
descarada capa de descaro internacional. A veces pienso, Sammur, que desde ese
momento, ya no podíamos hacer nada. ¡Se acabó! No puedes hacer nada para
enfrentarte a la alianza de enemigos salvajes repletos de odio que se han
tomado el permiso internacional de hacer lo que les viene bien contra sus
infelices gobernados.
En el verano de 2014, Daesh tomó el control por sorpresa de la ciudad de
Mosul en Iraq, y se apoderó de las armas que parece que el ejército iraquí
había abandonado en su huida, y también del dinero y muchos aparatos. Daesh
proclamó el Califato y en su única aparición pública habló el nuevo califa, Abu
Bakr al-Baghdadi, desde la mezquita de Mosul. Una escena de la cual el único
recuerdo que ha quedado en la memoria de la gente es un caro reloj suizo en la
muñeca del Califa. El Estado de Daesh, que se ha autodenominado Estado
Islámico, se extiende desde el este de Homs, pasando por Hama, Alepo, Raqqa y
otras zonas de Deir Ezzor, hasta Mosul. Nació en la guerra y está en guerra
contra todos. Ha matado a cientos de personas en Deir Ezzor y Raqqa y ha
lanzado a muchas de sus víctimas en un hueco natural al norte de Raqqa llamado
Al-Huta. Entre los frentes en los que lucha están Ayn Arab/Kobani, una ciudad
mayoritariamente habitada por kurdos al noreste de Alepo.
Aquí, Sammur, intervino EEUU, y lanzó armas y alimentos sobre la ciudad
sitiada cuyos hijos, junto con otros kurdos de Turquía y otros países en el
marco la Unión Democrática (PYD), relacionado con el PKK turco, se encargaban
de defender. También tuvieron la ayuda de los peshmerga kurdos iraquíes. Tras
cuatro meses, se rompió el cerco y Daesh fue derrotado, pero la ciudad quedó
prácticamente destruida.
La intervención estadounidense fue el punto final en mi opinión, Sammur, de
la etapa de lucha suní-chií y el inicio de una nueva etapa y otra capa que se
lanzaba sobre la revolución siria: la capa y etapa imperialista y su doctrina
justificativa de la “guerra contra el terrorismo”. Naturalmente, la lucha
suní-chií siguió, y Hezbollah siguió ayudando al régimen en la guerra y el
asesinato. Por suparte, el Ejército del Islam, el Frente al-Nusra y Ahrar
al-Sham siguieron conformándose y expandiendo su discurso sectario suní. Sin
embargo, en septiembre de 2014 los estadounidenses comenzaron a definir la
orientación general de los acontecimientos en Siria. La página del
derrocamiento del régimen que habían pasado junto con los rusos en el pacto
químico en 2013 desapareció por completo con la intervención estadounidenses
contra Daesh. El régimen abrazó la doctrina de lucha contra el terrorismo y
siguió bombardeando con barriles y cloro, torturando, y haciendo todo lo que le
parecía sin miedo a represalias.
Nos estuvieron exterminando en todo momento, y tras el pacto químico el
exterminio recibió la garantía internacional. Hoy, tal vez, podamos hablar de
genocidio.
En Al-Ghouta oriental, el régimen siguió bombardeando y hubo víctimas, pero
otra lucha se estaba librando: una guerra entre el Ejército del Islam y otras
formaciones. Había asesinatos continuos. ¿Recuerdas a Abu Adnan Flitani? Estaba
con nosotros durante la campaña de limpieza (de calles). El Ejército del Islam
lo asesinó a finales de abril de 2014, unos meses después de vuestro secuestro.
Generalmente, la situación se ha ido dirigiendo a un estancamiento cruento.
Lo que sucede en el país sigue siendo violento, extremadamente violento, pero
apenas sucede nada en el sentido político y estratégico. Mucha muerte, pocos
acontecimientos. Sammur, todo sirve de aderezo continuo para internacionalizar
las luchas de nuestra región.
Estamos en una situación a la que nos ha arrastrado la permisividad
internacional: quien no tiene fuerza, ni dinero, ni contactos, no tiene nada
que hacer. Es decir, que la mayor parte de los revolucionarios y la mayoría de
los sirios no tienen peso político ni derechos. Siria se ha convertido en un
foco de violencia alimentada por partes regionales e internacionales para que
se mantenga; y las partes internacionales y regionales trabajan para que todo se
mantenga dentro del marco sirio. La oposición no ha podido hacer nada: la
dependencia de muchos de ellos de fuerzas regionales e internacionales ha debilitado
su legitimidad y ha limitado su capacidad de actuar al unísono. A su primera
línea han llegado personas de las que antes no habías oído hablar, Sammur, ni
yo, ni nadie prácticamente.
Un año después de EEUU, intervinieron los rusos, Sammur, del lado del
régimen. Las fuerzas de la oposición habían arrebatado Idleb de manos del
régimen y habían logrado progresar hacia la zona de Al-Gab y la costa. La
doctrina de la intervención rusa es también la lucha contra el terrorismo, pero
Rusia ha hecho la guerra contra todas las fuerzas de la oposición, y apenas se
ha ocupado de Daesh.
Antes de finales de 2015, Zahran Alloush [4] fue asesinado, tal vez a
consecuencia de un bombardeo ruso. ¿No sabías que lo habían matado? Claro que
sí. Su lugar fue ocupado por otra persona llamado Abu Humam al-Buyaidani, que
se encargó de continuar la guerra civil en Al-Ghouta contra las otras
formaciones, e intentar imponer el sistema de partido único en su emirato.
He olvidado contarte que, junto a EEUU, participan Francia y Gran Bretaña en
la lucha contra Daesh, además de muchos países árabes, sin grandes capacidades
por parte de nadie. Antes bien, hay una coalición internacional contra Daesh.
China, por su parte, ha apoyado al régimen con tecnología y entrenamiento. Es
decir, que los cinco países del Consejo de Seguridad han sido invitados. ¿Todo
esto te resulta raro, difícil de creer o imposible? Así es, pero lo imposible
es precisamente lo que ha sucedido, y lo que sigue sucediendo.
Sin embargo, tú sí sabías antes cómo iban las cosas. En tus folios dijiste: “Es
una guerra mundial, pero contra el pueblo” [5]. Ahora bien, ya no se puede
decir que “el mundo cerró su corazón y se fue de vacaciones”, como también
dijiste en tus folios, Sammur, pues la realidad es que el mundo protege a un
asesino bajo la bandera de la lucha contra un asesino más pequeño.
El mundo entero está unido contra el malvado Daesh cuyos combatientes vienen
de 104 países diferentes, según dicen, y luchan contra él en nuestro territorio.
De eso concluyo que Daesh es el deseo prohibido del mundo, el enemigo anhelado
de múltiples partes, que incluso pueden ser rivales entre sí. Tal consenso asesino no deja lugar para otra
cosa que no sea el terrorismo.
Lo que quiero decir, Sammur, es que nuestro mundo estaba en rápida decadencia
ética, legal y política cuando despareciste y que eso no ha ido en beneficio de
los desaparecidos. Gente como Al-Kaaka [6], Alloush, Al-Shadhili
[7], Al-Golani [8] y
el califa Al-Bagdadi, y por supuesto Bashar al-Asad, están en su mejor momento
cuando el mundo es así de despreciable. Cuando todo está mal y destruido, su
destrucción y vileza se ven menos. En un mundo en el que el mínimo de justicia
y defensa de la justicia podía ejercer cierta presión sobre los muchos
perpetradores, se reducían los crímenes. Un mundo de repugnantes crímenes
proporciona a todo pequeño aspirante los pretextos necesarios para cometer
crímenes y caminar con seguridad sobre el camino de la criminalidad.
El mundo al completo está siendo destruido y se desploma, Sammur. Se hace
más sirio. Eso no lo digo yo solo ni es una exageración. Hay un sentimiento
generalizado de que el mundo está descendiendo hacia una situación aún peor en
todos los niveles. La democracia está en crisis, y también la justicia y la
soberanía de la ley. La reserva de esperanza en el mundo está en mínimos
históricos.
Te seguiré contando en la próxima carta. Como siempre, solo me importa que
estés bien.
Besos, corazón mío,
Yassin
[1] Hermano de Yassin al-Haj Saleh.
[2] Hermano de Yassin al-Haj Saleh.[3] Los conocidos como “los cuatro de Duma” o Douma Four.
[4] Fundador y ex líder del Ejército del Islam.
[5] Se refiere a los folios incluidos en el “Diario del asedio a Duma 2013” de Samira Khalil, en castellano gracias a Ediciones del Oriente y del Mediterráneo.
[6] Jurista del Ejército del Islam.
[7] Miembro del Ejército del Islam que dirigió amenazas de muerte contra Razan Zaitoune en septiembre de 2013.
[8] Líder del Frente de Al-Nusra.
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