Texto original: Al-Hayat
Autor: Yassin Swehat
Fecha: 21/10/2013
Desde hace meses, pero especialmente desde que el régimen
sirio logró evitar el golpe militar estadounidense y salió reforzado del
acuerdo ruso-estadounidense sobre la renuncia al arsenal químico, el escenario
sirio que presenciamos es un ejemplo deformado de equilibrio, cuya
característica principal es el trastorno de los parámetros políticos y éticos.
Por su parte, el régimen parece bien cohesionado y capaz de
dominar política y securitariamente las zonas bajo su influencia en los centros
de las grandes ciudades y el cinturón costero, además de que muestra una
capacidad increíble de mantener organizadas la administración y la vida de
dichas zonas, manteniendo una economía política exitosa, en gran medida, gracias
a que ha logrado que las cosas sigan atadas, mucho más de lo que cabría esperar.
En cuanto a las zonas liberadas, las cosas van de mal en peor: la carencia y
las deficiencias predominan en cada localidad y pueblo. Y a ello ha de unirse
la total ausencia de seguridad, ya sea porque el régimen tiene la capacidad de
seguir matando diariamente desde el aire en cualquier punto de la geografía
siria, o bien por el tremendo aumento de mafias y bandas de pillaje y
secuestros. Pero sobre todo, esta situación se debe a la presencia de un
horrible régimen dictatorial y opresor -el
Estado Islámico de Iraq y Siria (ISIS, según sus siglas en inglés)-, que va
ganando metro tras metro en su enfrentamiento con el ESL, que nunca fue un
ejército ni en el más básico sentido de la palabra, sea cual sea el significado
que se le da al concepto, y que hoy es víctima de la decadencia, como si fuera
un terrón de azúcar disolviéndose en agua caliente. Entre estos dos opuestos,
las brigadas islamistas se unen en ejércitos y alianzas distintas entre sí en
muchos aspectos, pero a las que unen dos cuestiones principales: el rechazo a
la legitimidad de la Coalición Nacional o cualquier otro grupo político, y que
el islam salafí ha de ser la única referencia.
Hoy ya no se habla en ninguna parte de las zonas liberadas
de un proyecto político o administrativo constructivo más allá de lo referente
a sobrevivir a día de hoy. Mañana, si se puede, las palabras clave serán ISIS,
los bombardeos aéreos, los SCUD, los enmascarados, el pillaje, los secuestros,
el comercio petrolero, los enfrentamientos militares entre las brigadas
islamistas y los kurdos, los enfrentamientos entre ISIS y el ESL, los enfrentamientos
entre los islamistas… Todas estas palabras clave resuenan en el creciente sufrimiento
diario -y pesan sobre la espalda- de aquellos civiles que no se han desplazado,
un sufrimiento que comenzó desde la salida de la primera manifestación contra
el régimen de Bashar al-Asad y que creció exponencialmente cuando los aparatos
de represión del régimen mostraron su carácter sanguinario y aumentaron la
letalidad de sus instrumentos y el numero de asesinatos. Es un sufrimiento que
hoy ha llegado, con todas sus variantes, a ser insoportable. Hoy, también,
parece que este sufrimiento ya no significa nada para el mundo, pues parece que
la opinión pública internacional está harta de las imágenes de muerte y tortura
de los sirios. Aquí, lo más probable es
que la mayor parte de la culpa recaiga en el discurso político de la
revolución, que no ha hecho durante más de dos años y medio, otra cosa que
mostrar estas imágenes con profusión y esperar que el mundo hiciera algo. Pero ¿qué
“realismo” ha permitido al mundo permanecer como un mero espectador durante más
de treinta meses ante la continua masacre? ¿Puede ser la “política”?
Como si la creciente incapacidad de hacer llegar las
imágenes de tortura no bastase, nos
encontramos que el hacer llegar esas imágenes al mundo peligra. Al inicio de la
revolución, el régimen impidió la llegada de los medios a territorio sirio, e
intentó imponer una cortina que tapase los crímenes que cometía contra los
revolucionarios y su entorno social. Pero fracasó en su intento de mantener el
silencio mediático gracias a los periodistas ciudadanos que la propia
revolución creó, a pesar de todos los fallos que este fenómeno pueda tener. Más
aún, según el régimen iba perdiendo el
dominio de los límites de Siria, se fue abriendo el camino a la entrada de
reporteros y periodistas extranjeros. Hoy esto ya no es así, y ahora estos
periodistas apenas se atreven a entrar en las zonas liberadas, pues a ojos de
ISIS y sus semejantes son “espías”, o una oportunidad de negociar desorbitados
rescates, o incluso las dos a la vez. Un informe de Sky News, tras
perder el contacto con uno de sus periodistas, informó de que los periodistas
secuestrados en Siria son ya 21, aunque este número no expresa la magnitud de
la situación. Existen casos que no llegan a los medios ni a las organizaciones
de DDHH y que las familias o las partes para las que trabajan prefieren tratar
en silencio. Este número tampoco incluye a los activistas locales que trabajan
en los ámbitos de los medios o los derechos, y que se han convertido en un
objetivo principal de los carceleros de ISIS, por lo que muchos se han visto
obligados a detener sus actividades y esconderse, como cuando dominaba el
régimen.
Frente el “realismo” con que la comunidad internacional
trata la cuestión siria, hay una escena simplificada: el régimen de Asad ha
logrado mantener su cohesión tras los primeros meses de rápida decadencia, y ha
recuperado la iniciativa militar en muchas zonas. También mantiene un fuerte
dominio sobre las zonas en las que está presente. En contrapartida, hay una
oposición política semi-virtual, que no tiene presencia efectiva sobre el
terreno, ni voz en tan solo un kilómetro cuadrado de terreno liberado, y cuyas
figuras se canibalizan entre sí en una lucha delirante por nada. Mientras, el
caos de las armas se extiende sobre un terreno que se ha convertido en zona de
torbellinos en que se deleitan organizaciones yihadistas nihilistas que
provocan el miedo de Occidente y traen de vuelta a la memoria antiguas
pesadillas. No sorprende que el regreso de las comunicaciones y las
coordinaciones, secretas y no, entre el régimen y varios Estados árabes y occidentales
sea un tema recurrente en los medios del régimen y los de sus aliados. Al
margen de lo que mienten y exageran estos medios, no hay duda de que algo de lo
que dicen es cierto, sobre todo en el contexto del acuerdo ruso-estadounidense
que ha rehabilitado de hecho, aunque sin expresarlo directamente, al régimen
sirio como un socio político y securitario.
El tiempo transcurre a favor del régimen en este increíble
equilibrio, y no sorprende que la desesperación se haya apoderado de la
oposición. ¿Hay alguna posibilidad de
romper este equilibrio parcial o totalmente? ¿Sigue siendo posible recuperar la
iniciativa política o militar? Las respuestas son dolorosas, pero ciento
cincuenta mil muertos, cientos de miles de detenidos y millones de refugiados
esperan esas respuestas de las élites de la sociedad de la revolución,
políticas e intelectuales.
Carta abierta a los hipócritas y falsarios Yassin Swehat, Elías Khouri, Elías Murr, Georges Sabra, Michel Kilo, demás opositores (a la libertad de los demás) y el equipo de traductores de éste blog:
ResponderEliminarDicen que U.S.A. sólo se preocupa por sus intereses y no por el bien de los pueblos, ?Es que ustedes los árabes, quienes siempre como el pueblo más racista, etnocentrista, imperialista, colonialista, invasor y chauvinista de la historia que han sido, se preocupan por el bien de los pueblos, y no por sus propios intereses de sojuzgación e imposición sobre los kurdos, judíos sefardíes, coptos, béreberes, asirios y demás minorías?. ?Se preocupan ustedes por los pobres de europa, latinoamérica, asia y áfrica; a los que los comerciantes inmigrantes árabes roban, explotan y despojan?.
?Se preocupan ustedes y sus movimientos de oposición de pacotilla, financiados por el Emír de Catar, el Sayín de Turquía y el Rey de Arabia Saudí, quienes precisamente son los más capacitados para dar lecciones de "dimokratía" a los demás pueblos; de reconocer el derecho de las mujeres musulmanas y árabes a casarse con quienes quieran, y no de imponerles matrimonios forzosos, desde antes de nacer?.
?Se ocupan ustedes de denunciar el tráfico de esclavos negros por los árabes en el Sudán, causa de la guerra en Darfur y el Sur del Sudán, a cuya independencia se opusieron ustedes vehementemente?.
El ESL (FSA) ya no tiene peso. Fue un invento que nunca funcionó realmente, y ahora es desechado por los insurgentes.
ResponderEliminarAyer mismo se anunciaba una nueva alianza de facciones islamistas cuyo propósito, según sus comandantes, "no es solo derrocar a al-Assad, si no crear un estado islámico". Dentro de lo malo, dicen también oponerse al ISIL y el Frente al-Nusra.
¿queda todavía algún iluso que crea que esto va de Democracia, libertad e igualdad?
Viva Siria Cabrones!