Texto original: Al-Quds al-Arabi
Autor: Elias Khoury
Fecha: 07/03/2016
No sé cómo leer las señales que vienen de Siria. Leamos; es decir, callémonos,
escuchemos, y dejemos de dar lecciones.
Venid a ver cómo las calles recuperan su voz poco a poco, desde detrás del
velo de la muerte para así entender que la cuestión es mucho más compleja de lo
que suponen el régimen, Daesh, o las fuerzas regionales e internacionales, que
creen que el dolor, la tristeza y la destrucción han transformado la idea de
libertad en escombros, y han sacado al pueblo sirio de la ecuación.
Bastaba con un alto el fuego parcial para que la voz siria volviera a las
calles, anunciando una sencilla y clara verdad, de que al pueblo sirio no se le
humillará. Parece un milagro, pues en apenas un segundo que nos ha sorprendido
a todos, la voz de Ibrahim Qashush ha vuelto a elevarse por encima de los
escombros de las ciudades y municipios, y con él, ha vuelto a elevarse la voz
de la lucha por la libertad por encima de la represión, la traición y falta de
lealtad.
No quiero exagerar las cosas, pues tras la migración forzosa y la destrucción,
volver a la inocencia del principio es casi imposible. El levantamiento popular
sirio se ha enfrentado a lo que no podía enfrentarse por sí solo: al salvajismo
y bestialidad del régimen, se han unido la indiferencia internacional y un “apoyo”
regional que han convertido a Siria en un campo de batalla, y han tratado de
abortar la revolución de su pueblo, y destruir el sueño democrático con modelos
dictatoriales alternativos.
Las modestas manifestaciones que han tenido lugar tienen una simple y clara
implicación, que no es otra que el hecho de que lo que ha sucedido en el
Levante árabe desde los inicios de la “primavera árabe” no puede ignorarse o
pasarse por alto. Hay un pequeño éxito en el hecho de que la gente se ha
rebelado y ha aprendido el significado de expresarse y de que su voz sea
escuchada. Por tanto, nadie podrá devolverla a la mansión de la obediencia.
La contrarrevolución ha tomado múltiples formas, desde el golpe en Egipto, a
la destrucción de Siria, pasando por la locura de la petrocracia cruenta y
fundamentalista, el proyecto expansionista iraní, la obsesión otomana y la
vileza israelí y estadounidense. Así vive el pueblo sirio su larga noche. Los
carniceros de las autoridades baazistas y los estúpidos de la “jurisprudencia
de la sangre” se han turnado para someter a Siria a la humillación, han
obligado a la gente a desplazarse, y han destruido las ciudades y pueblos. La
noche solo la iluminan los barriles explosivos, los aviones de la muerte y las
lanchas de los refugiados que huyen hacia el vientre de la ballena.
Tal vez la primavera árabe sea un invierno cruento, como algunos han
escrito, pero su carácter sanguinario ha sido contra las personas, para
derrotarlos y destruir la voluntad de vivir que hay en ellos. Los sirios han
sido abandonados a su destino en manos de las bestias que campan a sus anchas
por el país. Cada bestia se ha creído con derecho a la exclusividad de la víctima,
y las bestias de esta convulsa etapa árabe se han unido al baile colectivo de
la muerte, que terminará acabando con ellos.
Ha bastado con que las balas y los proyectiles se callaran para que se
levantara de nuevo el grito de “El pueblo quiere derrocar al régimen”, y para
que las pancartas de Kafranbel volvieran a ocupar su lugar en el mapa de la
resistencia al dolor con paciencia, perseverancia e ironía.
Los rusos han llegado con sus aviones para apoyar a un régimen que se
tambalea, creyendo que al ser ellos la última oleada de invasores en el Bilad
al-Sham, son capaces de domesticar a un pueblo al que la muerte ha agotado. Sin
embargo, al iniciarse el alto el fuego parcial, han descubierto que nada puede
proteger a un régimen que ya no es más que una sombra de lo que fue. No sé qué
concluirán los carniceros del régimen y los asesinos de las organizaciones de
la “jurisprudencia de la sangre” de esta media tregua. Está claro que esto les
ha dejado atónitos, porque esperaban un pueblo de fantasmas y bloques humanos a
la deriva pidiendo ayuda. ¿Concluirán que la guerra en sí misma es su única forma
de mantenerse? ¿No fueron acaso las décadas de dictadura de Hafez al-Asad guerras
interminables contra todos los sectores del pueblo sirio?
El único foco de poder del régimen era el hecho de que había traído la “estabilidad”
a Siria, y de pronto se descubre que esa pretendida estabilidad no era más que
una cortina para tapar una guerra cruenta y feroz en las calles, casas y
cárceles, que destrozaban los huesos de la misma forma que intentaban destrozar
las voluntades. El levantamiento popular sirio ha sido entre otras cosas un
intento de detener la guerra de exterminio contra el pueblo y acabar con el
autoritarismo de la mafia y el pillaje, y la respuesta no ha sido otra que una
guerra global contra la gente que se ha extendido rápidamente, convirtiendo a
Siria en un territorio de destrucción.
Las manifestaciones que nos han devuelto algo de esperanza no son el final
del camino, por desgracia. Si hubiera un final, el ejército sirio se habría
cuidado de matar al pueblo, como hace todo ejército en el mundo, salvo en caso
de que la lógica de la milicia se haya apoderado de la lógica del Estado. La
situación discurre por un camino terrible que no sabemos cuándo ni cómo se va a
estabilizar, pero el precio que paga la gente es insoportable, y el horizonte
sigue cerrado.
No obstante, lo que Siria nos ha dicho en los últimos días es que la gente
no será humillada aunque la humillación la asedie por todos lados, y que los
que están interesados en los asuntos públicos deben dejar de malgastar palabras
y dar lecciones. Ponerse de parte de los manifestantes, trabajar en los campos
de refugiados y ayudar a los desplazados e identificarse con las lágrimas de un
niño sirio, es más honroso que todo lo que se dice pretendiendo saber, cuando
realmente no se sabe nada. Siria ha dicho desde detrás del velo de la tristeza
que su libertad no morirá, y yo la creo.
Elías Khoury debe estar llorando porque su jefe Muhammad Al Areefi está hospitalizado.
ResponderEliminarPobrecito Elías, cuanto lo sentimos.
Tranquilo Elías, la Emira Mouza te sigue considerando su fiel lackey.
?Dónde está Elías Khoury cuando violan y matan a los Coptos?.
?Dónde está Elías Khoury cuando Fadl Shaker llama prostitutas a las Cristianas y Judías?.
Cobarde.