Texto original: Global Voices
Autora: Marcell Shehwaro
Fecha: 31/07/2014
Cuando me pidieron que escribiera sobre Da’esh, abrí un
nuevo documento en el ordenador que dejé blanco durante días. ¿Cómo escribimos
sobre Da’esh para que lo lean otros que no han sufrido tales niveles de
violencia y caos? ¿Cuánta es nuestra responsabilidad como sirios en comparación
con la responsabilidad del mundo en la conformación de eso que hemos llamado Da’esh?
En primer lugar, debo aclarar que el pueblo sirio no fue al
supermercado “Al-Nasr” y que no tenía estanterías llenas de opciones, como que
Asad se marchara como Ben Ali, o dimitiera como Mubarak. No tenía el petróleo
necesario para comprar la opción de la OTAN como Libia y no tenía el suficiente
bienestar como para elegir. Sin embargo, insistió en comprar a al-Qaeda porque
la vio envuelta con las etiquetas amarillas que indican ofertas en el rincón de
las “Rebajas”. Sencillamente, no teníamos el suficiente bienestar como para elegir,
mientras que los demás soñaban con deshacerse de “la mercancía corrupta” mandándola
a nuestra tierra y a costa de la sangre de nuestros jóvenes. La revolución siria
que lucha desde hace cuatro años ya lanzó su grito de auxilio el viernes “de la
protección internacional” apenas seis meses después de comenzar, para pedir
después un bloqueo aéreo, que se pusiera fin a las oportunidades al régimen,
que los embajadores fueran expulsados, que se apoyara al ESL y una protección internacional.
Hicimos llamamientos a todo el mundo para que ejercieran su
responsabilidad para con la Humanidad, fue un llamamiento general, pero
Al-Qaeda, por desgracia, fue la que atendió nuestra llamada. Por tanto, ¿somos,
como sirios, los únicos responsables de su aparición? Al-Aqeda no se formó en
nuestras calles, ni en nuestras conversaciones. No la necesitábamos para provocar
el pánico de nadie ni necesitó nuestro permiso para llegar por medio de sus
aeropuertos “cerrados”. Llegaron a través de fronteras abiertas de par en par a
pesar de que algunos digan que no. Llegaron a través de los aeropuertos de otros
con sus pasaportes en la mano. Llegaron por el racismo “temeroso” que provoca
la barba de un hombre y el racismo que aparta la mirada de la sangre del niño sollozante
que ese mismo hombre lleva en sus brazos.
En ningún momento estoy pretendiendo minimizar nuestra
propia responsabilidad como sirios de que este ente “cancerígeno” permanezca en
nuestro país. A fin de cuentas, algunos de los nuestros le han rendido
pleitesía por pobreza, y también están los antiguos hombres de Asad que amaban
el poder y hacían la pelota, que les rindieron pleitesía aspirando a alcanzar
el poder de nuevo: ser autoritario en nombre de Asad o de Da’esh no es muy
diferente.
Siguieron así por la ingenuidad de nuestros revolucionarios
que pensaron que Da’esh había venido a apoyarnos y que no estaba bien hablar de
sus errores, que terminaron por convertirse en crímenes. Se mantuvieron gracias
a miles de hipócritas, abusones y mercaderes de religión y guerra. Se
mantuvieron por la cobardía que provocaron en muchos hombres de religión que no
fueron capaces de prevenir a nuestros jóvenes para que no rindieran pleitesía a
Da’esh. Se mantuvieron depertando el asombro que le provocaba a un “pobre”
combatiente del ESL su artillería semejante a lo que había visto en los juego
de Counter Strike y que nada tenía que ver con su triste pólvora. Se
mantuvieron porque algunos renunciaron a su pertenencia a la patria y porque
algunos se adscribieron al carnicero. Se apoyaron en nuestra dura y cruenta división
política, y nuestra división ideológica. Se apoyaron en la destrucción que
provocó en la mayoría de nosotros el olor de la sangre hasta estar dispuestos a
una alianza con el Diablo para que pusiera fin a la batalla. Y eso es lo que sucedió:
nos aliamos con el Diablo. Se mantuvieron porque ocultamos nuestro laicismo
para no “romper la unidad de filas”, porque ocultamos nuestros sueños de un
estado civil democrático para mantener la prioridad de la lucha (contra Asad).
En todo esto es en lo que se han apoyado.
Si bien todo eso es culpa nuestra, también somos nosotros
los que hemos pagado “toda” la sangre para luchar contra este ente. Y “al menos hasta el momento”, sufrimos los
efectos de su radicalismo y su ocupación de nuestro territorio, y sufrimos su
intento de ideologizar a nuestros jóvenes y menores. Nosotros, que en un
momento determinado nos convertimos en revolucionarios buscados por ambo
estados, rogamos a las alta esferas de los demás países que se preocupen por lo
que creemos que será en el futuro un crimen, no solo contra nosotros como
pueblo, sino uno en contra de toda la Humanidad. Pues, ¿qué traerá este
radicalismo en el futuro? ¿A qué inocentes en el mundo se pondrá por objetivo?
Este ente es una ocupación que se cree que los sirios no
tienen patria y que donde están es una “creación del Occidente infiel”, un ente
que anunció que invadiría nuestra tierra en el canal Aljazeera el 9 de abril de
2013. Desde entonces, lo único que ha hecho ha sido luchar contra nosotros.
Combate contra nosotros como una revolución que no reconoce, como una bandera
que insiste en quemar, como revolucionarios a los que secuestra para hacer
desaparecer. Al contrario que otros, a ellos nadie los busca. Aún recuerdo
aquella vez en la que viajaba por un camino rural que llevaba a Turquía desde
Alepo, ya que había muchos controles de Da’esh en la carretera principal. La
dolorosísima imagen que más llamó nuestra atención fue que habían borrado lo
nombres de nuestros pueblos: nada indicaba que eso fuera territorio sirio.
Todas las banderas de la revolución las habían teñido de negro, habían borrado
lo nombres de los pueblos y los habían cambiado por grandes piedras negras que
decían: el Estado Islámico de Iraq y Siria os da la bienvenida. Tengo miedo de
reírme de su sucia ocupación, porque me da miedo el hecho de que los palestinos
en su momento también se rieron de lo que consideraban un proyecto de Estado
que no podría erigirse sobre su tierra, y el hecho de que los revolucionarios
iraníes se rieron también del proyecto de Estado religioso que podría tragarse
su revolución. Temo reírme y temo también entrar en la primera etapa de la
tristeza, que es la negación, para terminar aceptando y mendigando.
En mis oídos resuenan aún las palabras del conductor de
autobús cuando notó mi tristeza mientras observaba cómo la pintura negra cubría
la tierra siria: “Pronto lloverá y el negro se irá”. Puede que llueva en Raqqa,
y Al-Bab, y Minbej y Mosul, y todas las regiones ocupadas por Da’esh, pero lo
primero, primerísimo, para que las nubes lleguen allí, es que llueva en
Damasco.
Saludos, he encontrado un link a dos artículos que, aunque no son exactamente de la misma área geográfica, son muy relevantes para discutir el tema del artículo:
ResponderEliminarOpositores Iraníes encuentran hipócrita que el régimen de Irán diga combatir al Da'esh, dado que comparten su brutalidad y su extremista uso de la religión para avanzar intereses económicos y políticos:
http://www.mohabatnews.com/index.php?option=com_content&view=article&id=9037:similarities-between-the-islamic-republic-of-iran-and-the-islamic-caliphate-militants&catid=35:inside-iran&Itemid=278
El Estado Islámico Iraquí y del Levante colabora con el régimen de Irán, cuando de torturar y perseguir minorías etno-religiosas se trata:
http://www.mohabatnews.com/index.php?option=com_content&view=article&id=9027:isis-threatens-to-murder-us-pastor-saeed-abedini&catid=36:iranian-christians&Itemid=279
Por otra parte, Abdel Bassit Serut, quien fingió ser amigo del Cristiano Bassem Shehata, se muestra sectario en el segmento 8:29 del video de abajo:
ResponderEliminarhttp://www.youtube.com/watch?v=E5dY3dRNLy0